“Hay un animal de compañía para cada persona: hay que saber elegir”

Desde que tenía seis años tuvo claro que quería ser veterinario aunque en su familia no había ningún tipo de tradición y su abuelo le aconsejó que se dedicara a la medicina.

Nacido en Sevilla (1963), aunque se siente caballa por los cuatro costados ya que vive en nuestra ciudad desde que tenía sólo cuarenta días, José María Jiménez -el mayor de una familia de cuatro hermanos- ha dedicado su vida al mundo de los pequeños animales, a los que ha entregado sus conocimientos.
Propietario de la Clínica Veterinaria Real 90 desde el mes de noviembre de 1993, hizo sus pinitos como judoka durante varios años en el Gimnasio Ushiro dando rienda suelta a uno de sus deportes preferidos, aunque siempre mirando de reojo a su auténtica pasión: los animales.
El paso de los años le ha permitido aumentar sus conocimientos, disponer de mejores medios técnicos y tener más personal para atender cualquier tipo de eventualidad.
–¿Eres veterinario de vocación?
–Sí, desde los seis años lo tenía claro aunque parezca mentira. En mi familia no hay precedentes pero siempre me ha llamado la atención los animales y la medicina, por lo que la mejor forma de combinarlo era ser veterinario, es decir, no quería ser un biólogo que los observa simplemente sino que quería ayudar a curar a los animales.
–¿Por este motivo eliges esta rama?
–Efectivamente, quizás hubiera sido un buen médico pero en mi familia todo el mundo lo aceptó salvo mi abuelo que me recomendaba que fuera médico porque pensaba que un veterinario no tenía un campo de actuación tan amplio.
–¿Dónde adquieres tus conocimientos?
–Estuve cinco años en la facultad de Córdoba y luego hice un postgrado de dos años en Alemania. Lo de Córdoba fue porque era la única universidad de Andalucía, me especialicé en “Medicina y Sanidad”, mientras que cuando estaba en cuarto curso logré una beca de seis semanas y estuve en Hannover donde hice los contactos para luego ser veterinario voluntario, fuí para un año y me quedé dos.
–¿Cómo fue la experiencia en tierras alemanas?
–Fantástica porque trabajaba en la Escuela Superior de Veterinaria y resultó algo gratificante ya que aprendí mucho. Estuve allí hasta que volví a Ceuta para hacer el servicio militar durante nueve meses.
–¿Hay mucha diferencia entre Alemania y España en este terreno?
–Sí, sobre todo en el modo de vida. La formación universitaria en España no es todo lo buena que debiera ser, por lo que los dos años en Alemania me permitieron abrirme camino, coger experiencia en lo que me gustaba y desarrollar mi labor en un hospital de pequeños animales donde pasé por todas las áreas, desde hospitalización hasta anestesia o cirugía. Era un veterinario ayudante pero me daban responsabilidad, por lo que sólo lo pasé mal los seis primeros meses debido al idioma y por el cambio de mentalidad en los métodos y horarios de trabajo.
–¿Por qué la Clínica Veterinaria de Real 90?
–Fue fundada por Arturo Murcia y Carlos Romero y yo me hice cargo de la misma en noviembre del año 1993. Luego cambié de local porque el primero era alquilado y ahora tengo uno en propiedad de unos cien metros cuadrados.
–¿Ha evolucionado mucho la clínica?
–Sí, al principio tenía su clientela pero ha seguido creciendo, se ha triplicado el número de clientes y para ello se ha tenido que dedicar mucho tiempo porque los comienzos fueron duros. Empecé solo y atendía las veinticuatro horas del día a todo el mundo, había que trabajar mucho.
–¿Ha evolucionado también la mentalidad de los propietarios de las mascotas?
–Sí, la mentalidad de la gente ha cambiado a mejor porque a las pocas semanas de trabajar le dije a un cliente que tenía que hacerle a su perro una cesárea y se echó a reir porque no sabía que existía eso, motivo por el cual tuve que convencerlo para la operación, donde salió todo bien. Hoy en día entran por la puerta preguntando si tenemos ecógrafos.
–¿Tanto valoras ese cambio de actitud de las personas?
–Sí porque uno de los indicativos del nivel de desarrollo de un país es el número de mascotas que hay por cada mil habitantes y, afortunadamente, en España cada vez hay más, lo cual también ha sido posible porque la veterinaria no para de crecer en el sentido técnico.
–¿Qué tipo de clientes sueles atender?
–Es muy variable pero podemos  tener unas veinte visitas diarias para una plantilla de dos veterinarios, dos auxiliares y la colaboración de varios hospitales veterinarios de la península que vienen a trabajar puntualmente para casos concretos. En  verano aumenta la demanda por las campañas de vacunación antirrábica municipal.
–¿Cómo está Ceuta en número de mascotas?
–Los veterinarios clínicos privados no tenemos acceso al censo actual pero puede rondar los 6.000 animales. Nosotros atendemos preferentemente a perros y gatos pero también a pequeños mamíferos como conejos, urones, hámster y cobayas.
–¿Cuáles son las enfermedades locales más comunes?
–Principalmente problemas dermatológicos y digestivos, lo cual supone el 80 por ciento de las consultas como consecuencia de dietas inadecuadas y mal control de las pulgas o garrapatas. Luego están las alergias y un largo etcétera de enfermedades.
–¿Qué consejo darías al que quiera adquirir una mascota?
–Que se lo piensen mucho porque es una responsabilidad ya que es un ser vivo y hay que cuidarlo y pedir consejos a las clínicas veterinarias porque hay un animal de compañía para cada persona y nosotros podemos ayudar porque depende de si la familia tiene una persona mayor o poco espacio, hay que mirar muchos factores.
–Por último ¿Qué te gustaría conseguir?
–Sólo decir que cuando terminé en Alemania tuve ofertas en varias provincias de Andalucía pero aposté por Ceuta y estoy muy contento de ese paso porque me encanta mi trabajo, sobre todo diagnosticar. Estoy en mi tierra y tengo unos clientes fantásticos, más no puedo pedir.

Por otro lado, se refiere a la presencia de las nuevas tecnologías que han aparecido para poner de manifiesto que “suponen un arma de doble filo porque no todo lo que se lee en internet es verdad ni está debidamente contrastado”.
Por esta circunstancia, ha aclarado que “hay que saber en qué paginas ves las cosas porque internet puede ser fantástico para que los dueños logren cierta información pero posteriormente aconsejaría que contrastaran los datos para no llevar a errores o falsas creencias”.

“No se puede comprar un animal porque nos dé pena en una frontera ya que eso supone un delito”

consejoS. Las peleas clandestinas de animales, los frecuentes abandonos de las mascotas -sobre todo en la época veraniega- así como el tráfico de animales en las fronteras son tres aspectos que lamenta José María Jiménez.
En el primero de los casos, el veterinario ceutí apunta que “las peleas suponen una actividad delictiva similar a un robo a mano armada, por lo que debe caer todo el peso de la ley sobre las personas que incitan a los animales a estas acciones”.
Sobre el abandono de los animales refiere que “antes de tener una mascota hay que pensarlo mucho para luego no dejarlo abandonado porque hay que tener muy claro que el caso contrario no se produciría nunca ya que una mascota no abandona a su dueño, además de que también es un delito”.
El tráfico de animales por el paso fronterizo del Tarajal ha descendido en más de un 60 por ciento durante el último año, pero todavía se producen casos. “Los animales se deben comprar en tiendas especializadas o en determinados negocios con las facturas de compra pero nunca se debe comprar un animal porque nos dé pena en una frontera”.