Y Ahora que el periodo estival va tocando a su fin, es cuando realmente hay que hacer balance de todo lo visto y acontecido durante este inusual verano, sobre todo en lo que a nuestro entorno natural se refiere. Una vez mas y al igual que años anteriores, hemos podido comprobar con pesar, como nuestros montes y parajes naturales una vez mas, no han recibido la atención que un recurso tan preciado para nuestra ciudad se merece. La sensación de dejadez y abandono en la que muchas de esta zonas se mantiene aun hoy en día, es mas que evidente, la presencia desmesurada de rastrojos y malas hierbas y la profusión descontrolada de zarzas, herguenes y eucaliptos, vienen a asfixiar la propia supervivencia de algunas de las especies autóctonas que aun luchan por mantenerse en tan hostil y disputado medio, sin obviar, claro esta, el magnifico caldo de cultivo que este estado del terreno supone para el fuego. Y entre tanto, de las plantaciones prometidas como alcornocales, madroños y otros, nada de nada, por lo que se ve ni están ni tampoco se les espera.
No quiero que con esto que digo ahora y en otras ocasiones también he manifestado, que alguien pueda pensar que mi empeño solo reside en la critica pura y dura de instituciones o entidades publicas locales, en absoluto, mi deseo es puramente constructivo, prevenir antes que tener que curar, entendiendo que advertir con insistencia sobre cierta inoperancia institucional en este asunto, puede conseguir que a lo responsables se les encienda la lucecita de alarma y actúen para evitar males mayores.
Como decimos, el verano se va, con su calor sofocante y máximos históricos, pero al riesgo de incendio propio del estío, le sucederá a buen seguro y con carácter directamente proporcional al de las temperaturas registradas, las intensas y torrenciales lluvias del otoño y las cosas en nuestros montes siguen exactamente igual. Esta claro, que esta situación solo la puede hacer variar quien realmente tiene competencias para ello, esto es, el responsable político del área implicada, él es quien debe hacer valer la autoridad y medios conferidos para asegurar la integridad de nuestros espacios naturales, la limpieza y el orden, las reforestaciones en zonas determinadas donde la cubierta vegetal es escasa o inexistente, evitando con ello el peligro de corrimientos de tierras o desprendimientos de roca, en este sentido sirva como ejemplo el de la Isla de Madeira, quien por sus peculiar orografía, estructurada en forma de Terraza o Bancal, hace posible un adecuado canalizado de aguas evitando con ello daños y propiciando en cierto modo su aprovechamiento.
En nuestra ciudad el Hacho, fue antaño buena muestra de esta forma de disposición del terreno, quedando aun restos de algunas de las huertas que hace años dieron forman tan particular a una de las zonas rusticas mas significativas de nuestra ciudad, y de cuya rehabilitación a buen seguro se derivará un continuo proceso de regeneración forestal del que a día de hoy están tan necesitados nuestros montes, sin que ello suponga un coste excesivamente elevado para nuestras arcas municipales.
Ahora bien, parece que el asunto de la adecuación del entorno natural todavía es una asignatura pendiente de aprobar, se suspendió en junio y esperemos que no se vuelva a suspender otra vez en la convocatoria de septiembre.