Esta semana al gobierno central le ha tocado afrontar lo que debió haber desafiado hace tiempo: la crisis. Llevábamos demasiado tiempo temiendo la llegada del lobo, en forma de crisis, y, sin creernos demasiado que fuera a afectarnos tanto como auguraban los peores pronósticos, hasta que el anuncio por parte del Presidente del país, de las medidas que suponen un importante recorte social ha hecho reaccionar a toda la sociedad en general. Atrás quedaron épocas de endeudamiento a mansalva por parte de muchas personas; pasaron los tiempos en los que pedir un préstamo bancario no suponía apenas respeto y hoy toca replantearse muchas cosas, a corto, medio y largo plazo.
Ha sido y es, con motivos sobrados, el tema estrella de esta semana, y lo seguirá siendo en las próximas. La crisis nos afecta, pero no a todos por igual. Cada uno de nosotros, de manera singular, o cada unidad familiar se ha ido adaptando a los tiempos que corren como ha podido. Obviamente, la repercusión que tiene sobre una familia cuyos miembros principales trabajen para la Administración, es totalmente distinta a la que tiene sobre aquellos cuya única fuente de ingresos lo constituye una pensión; al igual que lo es sobre los trabajadores por cuenta propia; aún así, a todos los modelos les toca rehacer cuentas y replantearse muchas cosas porque toca apretarse el cinturón.
Hay opiniones discrepantes y encontradas respecto a la manera de afrontar la crisis, sin embargo, respecto de la congelación de las pensiones la opinión está totalmente generalizada y sólo suscita rechazo porque supone que los que menos tienen, lo pasarán peor. Bastante complicado lo tiene cualquier pensionista para llegar a final de mes como para encima, verse afectado por el hecho de que se congele su pensión.
Los ciclos económicos fluctúan, y tras épocas expansivas, vienen las recesivas, y así sucesivamente, lo malo es la incertidumbre de la duración de cada uno de esos períodos.
Por la parte que nos toca más de cerca, el gobierno local también tendrá que asumir medidas ahora que el toque de atención se da desde Madrid. Hace años que desde UDCE se le ha instado a recortar, o cuanto menos congelar, las retribuciones de los cargos políticos y del personal de confianza y siempre se nos decía que no, un ejemplo más de decir no porque no a las propuestas que se hagan desde UDCE, aunque andado el tiempo suelen cambiar de opinión como en este caso.
El gobierno local, ha venido insistiendo en vivir de espaldas a un pueblo con muchísimas dificultades para generar recursos propios, que cuenta con demasiados parados (más de diez mil actualmente), y con familias que se las ven y se las desean para llegar a final de mes. Un gobierno empeñado en mantener afines y simpatizantes cuyo máximo logro, lejos de ser el conocimiento de una materia es, en la mayoría de los casos, militar en el partido popular, viciando la política y creando así una corte de “ministros y ministras” a los que se ha venido proporcionando un excesivo poder adquisitivo sin apenas mérito para ello e inversamente proporcional a su aportación y esfuerzo.