Se llama Hamza Chroud, argelino, de 30 años. Su último rastro se perdió el 2 de noviembre de este año, hace algo más de un mes. Fue cuando Hamza decidió
cruzar a nado a Ceuta y llamó a su familia para comunicarlo. Tras esa llamada las noticias cesaron. Sus familiares han esperado todo este tiempo confiando en saber algo de Hamza, en conocer su paradero… pero el tiempo transcurre sin novedades mientras el nerviosismo aumenta. “Entró en el mar, estaba en Castillejos con otro joven llamado Imran Omar. Ambos se arrojaron al agua, pero Omar volvió. Mi hermano no”, explican sus familiares, que se han puesto en contacto con El Faro de Ceuta para pedir ayuda públicamente, para intentar dar con Hamza o con alguien que haya podido saber de su paradero. El compañero que intentó esa travesía y que regresó a Marruecos no ha contado noticias sobre el paradero del joven ni sus familiares han conseguido saber algo de él. Hamza se arrojó al mar ese 2 de noviembre, a las once de la noche. Una travesía basada en la esperanza de lograr un cruce que pudiera asegurarle el pase a Europa. Lo hizo con otro argelino que lo único que ha comunicado a sus familiares es que el mar estaba embravecido y que él tuvo que desistir del intento porque no sabía nadar bien. De Hamza les dijo que continuó nadando. “Nos parece que algo extraño ha sucedido en el agua y que no sabemos”, explican. Esperan una llamada de Hamza, uno de tantos desaparecidos en esas rutas marítimas complicadas marcadas por el dolor de no tener noticias de quienes las emprendieron. De personas como Hamza, que huyo de Argelia al no tener trabajo ni futuro, por razones puramente sociales, con el sueño de a sus 31 años encontrar un destino seguro en Europa. “Soñaba con mejorar su situación económica”, explican. “Por favor que alguien nos ayude, es nuestra única esperanza”.