Los musulmanes de Ceuta comenzaron ayer a última hora de la tarde con el ocaso “un viaje espiritual al ámbito sagrado del Corán” en palabras del delegado en la ciudad autónoma de la Comisión Islámica de España, Hamido Mohamed, también secretario general de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE). “El mes de Ramadán”, resumió ayer en declaraciones a este periódico, “es según las enseñanzas del Profeta aquel en el que tenemos que meditar, pedir súplicas a Ceuta y recitar mucho el Corán para buscar la paz y la armonía en el reino del alma”.
–¿Cómo explicaría lo que es el mes de Ramadán para un musulmán?
–Además del noveno mes del calendario islámico, el Ramadán es sobre todo uno de los pilares fundamentales del Islam, que son cinco: el testimonio de fe, la oración, la caridad, el ayuno y el peregrinaje una vez en la vida.
–Pero va mucho más allá del ayuno.
–Por supuesto. El Ramadán no consiste solo en abstenerse de ingerir alimentos y bebida durante parte de la jornada. Tiene un propósito mucho más profundo: se trata de evitar los malos pensamientos y las malas conductas... Es un proceso de purificación espiritual y física que permite al musulmán ser mejor persona. A través del Profeta, Dios dice que todos los actos del ser humano son para este salvo el ayuno, que es para Él y que sabrá recompensarlo. La importancia del Ramadán se ve reflejada también en que fue el mes en el que se reveló el Corán al Profeta Mohammed con la Noche del Destino o del Secreto, en la que recibió la primera revelación coránica y algunas de las narraciones del Hadiz.
–¿Cambia o evoluciona de alguna forma, aunque sea sutilmente, con el paso del tiempo, como sucede con la Navidad, la forma de celebrar el Ramadán?
–La manera de celebrar el Ramadán no ha cambiado nunca ni lo hará jamás porque el ayuno es un acto obligatorio para todo musulmán. Cualquiera que crea en los cinco pilares del Islam está obligado a preservarlo si no quiere faltar de una manera grave a la aceptación de este como su Fe o religión.
–¿Harían falta cambios sociales en materia laboral u otros ámbitos para facilitar a los musulmanes la celebración de este mes?
–La cuestión del ayuno se parece en muchos aspectos en cualquier parte del mundo. En relación con las cuestiones de salud o trabajo se trata individualmente. No es lo mismo tener que acudir a una oficina que a una obra, por ejemplo. Si un creyente ve en peligro su estado de salud puede comer y recuperar los días en los que no ha podido ayunar en otro momento del año.
–¿Con qué marco general?
–La primera condición fundamental es tener la intención de ayunar. Se tiene que tener presente en la mente y en el corazón que hay que cumplir con este obligado mandamiento.
–¿El final del Ramadán tendría, desde el punto de vista de la Comisión Islámica y la UCIDCE, que estar en el calendario laboral de Ceuta?
–Nosotros creemos que, si fuese posible, así debería ser porque el día que se rompe el ayuno casi toda la ciudad se queda paralizada. En ese contexto no creemos que fuese mala idea considerarlo una jornada festiva.
–¿Qué ha preparado la UCIDCE para este Ramadán en las mezquitas?
–Como en años anteriores habrá charlas y conferencias a media tarde y por la noche desde Recinto y Pasaje Recreo Alto hasta el Príncipe en las 33 mezquitas que pertenecen a la UCIDCE y a la Comisión Islámica, ya que al margen están las de la FEERI. Se trata de un programa que cubre todos los días de Ramadán y con el que intentamos transmitir todos los mensajes del Islam para que los fieles sean mejores personas. Más que intentar ‘aconsejar’ a nadie de lo que se trata es de que la gente sepa valorar el mes en el que estamos.
–El componente social va casi intrínsicamente ligado al carácter del Ramadán, ¿verdad?
–El ayuno tiene la particularidad, desde mi punto de vista, de unificar sentimientos de pobres y ricos, a los que convierte en una sola entidad. Quien jamás ha sufrido el hambre quizá no puede entender lo que siente el que pide ayuda. Para eso el ayuno es una experiencia purificadora y educadora que permite sentir hambre y sed y acerca al practicante a millones de seres humanos. La experiencia del ayuno enseña a ser generoso y solidario, como enseña el Corán, que considera el ayuno como una forma de donación y que se completa con la entrega a los más necesitados de alimentos o cuestión económica a las personas que más lo necesitan.
–¿El ayuno se erige, entonces, en sí mismo en una recompensa?
–Los sabios siempre nos aconsejan renunciar sobre todo durante este mes a muchas cosas que no son buenas para la conducta humana: la mentira, la falta de sinceridad... Son cosas que nos perjudican en general en nuestra forma de comportarnos. Quien ayuna emprende en Ramadán un viaje espiritual que va al ámbito sagrado del Corán y de esta manera tenemos una enseñanza del Profeta que nos anima a buscar paz y armonía en el Reino del Alma.