Se debería hablar de ello. No reconocer el problema que se está produciendo en alguno de los recursos que la Ciudad ha tenido que habilitar para acoger menores es contraproducente.
Transparencia y comunicación no significan alarmismo, muy al contrario. Son las dos claves para dar a conocer que la situación que se da en Ceuta no se puede sostener por más tiempo.
Unas naves son eso, naves. Por muchos módulos que se habiliten no dejan de ser recintos cerrados inapropiados para servir como centros de acogida para menores durante un tiempo extenso. Tampoco lo es un hostal cerrado bajo llave ni una suerte de habitáculos repartidos a lo largo de una explanada.
Llevamos meses hablando sobre los menores, cerrando puertas sobre infraestructuras que, de haberse habilitado en su día, habrían servido al menos para aliviar el foco de tensión que se está generando en el Tarajal.
El bloqueo político, el egoísmo de los partidos -en especial del PP- y la acumulación de intereses han llevado a la ciudad a una situación extrema y preocupante.
De la misma hay que hablar, porque aquí no solo se trata de intentar traslados a la Península o de equiparar todo lo que tenga que ver con menores con números y estadísticas. Se trata de buscar la forma de atender situaciones de crisis como la que se vive con medios mejores que estos apaños.
Hay que hablar, hay que trasladar la verdad de lo que está ocurriendo porque solo así la ciudadanía puede conocer la situación en la que nos encontramos y se dejará no solo de divulgar opiniones erráticas sino de frenar la corriente de los extremistas que cada vez que sucede un incidente la gozan. No lo duden.
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¿Alguien es capaz de explicar como Marruecos que no para de comparar armamento a Israel, construir estadios y otras infraestructuras para el mundial de fútbol no es capaz de hacerse cargo de unos cuantos niños que son parte de su población?
¿Nadie tiene el coraje de hablar de la estafa que supone todo esto?