En uno de los tránsitos más concurridos de La Habana, la calle Obispo, en su esquina con la de Mercaderes, se encuentra el renombrado Hotel Ambos Mundos. Desde el 1835 existía una casa con dos plantas, en febrero de 1923 el comerciante español Antolín Blanco Arias presentó un proyecto para edificar un edificio– inicialmente de tres plantas, que podría elevarse hasta cinco– que se dedicaría a la actividad hotelera. Inicialmente se utilizaron la planta baja y las dos primeras plantas y en 1924 se amplió a una tercera y una cuarta. Como tal hotel, su inauguración se celebró el 1 de enero de 1925. Era un edificio de carácter ecléctico a base de hormigón y acero. Cinco años después se amplió con un salón en la terraza. Se sometió a una restauración en 1987 y de nuevo a otra más completa en 1997.En 2004 y 2005 se limpiaron y pintaron las fachadas y se hicieron labores de mantenimiento.
El hotel parece ser que sirvió– hasta su disolución en 1929– como lugar para las reuniones de los sábados del llamado Grupo Minorista, formado por intelectuales, escritores, pintores, médicos y otras personas de formación, que eran vanguardia en defensa de las causas nobles.
Sin duda alguna, el dato que proporciona más renombre al hotel y que le ha dado fama mundial ha sido su vinculación con el premio Nobel, Ernest Hemingway. El escritor norteamericano lo eligió como residencia desde 1932 hasta 1939 – estuvo recibiendo allí la correspondencia hasta mediados de los cuarenta– salvo su periodo de estancia en España, durante la Guerra Civil. Ocupaba la habitación 511 que en la actualidad se conserva, desde 1997, como un pequeño museo del escritor. En la misma – de la que comentaba que consideraba un buen sitio para escribir– menos cuando las abría para contemplar el bullicio callejero, permanecía escribiendo con las ventanas cerradas. En este escenario nacieron Las verdes colinas de Africa (1935), Tener y no tener (1937) y numerosos artículos para la revista Esquire.
El hotel ha recibido a ilustres visitantes, entre ellos escritores amigos de Hemingway, como John Dos Passos y Scott Fitzgerald. También hay referencias de que se hospedaron en él, nuestros Federico García Lorca y Ramón María del Valle - Inclán.
El Hotel Presidente se ubica en la zona del Vedado, en la Avenida de los Presidentes. Se construyó entre 1925 y 1928 y fue inaugurado el 28 de diciembre de ese 1928. Con diez plantas, fue en su momento el edificio más alto de La Habana– el primer rascacielos de Cuba y Centroamérica– de un estilo ecléctico, clásico, pero con vocación de arquitectura colonial. Lo caracteriza un color bermellón y es el único que en su fachada luce el escudo de Cuba, porque según parece tenía una suite reservada para el presidente de la República.
Ha mantenido como señal de identidad su apuesta por el arte y en su amplio vestíbulo enchapado en mármol, muestra una valiosa colección de antigüedades con más de 400 piezas artísticas catalogadas, un mobiliario estilo Luis XV, impresionantes candelabros y una pareja de búcaros japoneses del XIX y el XX. En el 2011 fue sometido a una remodelación total, pero conservando su espíritu original– ofreció el primer restaurante con aire acondicionado de Cuba– y durante sus casi cien años de existencia, por su elegancia y estilo, ha recibido el alojamiento de importantes personalidades, entre ellas Alejo Carpentier y Alicia Alonso.
El Hotel Nacional luce como uno de los más elegantes y distinguidos de La Habana. Desde sus orígenes está cargado de historia ya que se construyó en la loma de Taganana, en los lugares que ocupaba la antigua Batería de Santa Clara, una de las fortificaciones de la época colonial defensiva contra los ataques piratas. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982 y en los jardines del hotel se conservan dos cañones de la misma, el Krupp y el Ordoñez, que fue el de mayor tamaño de la época.
La construcción del hotel de lujo se decidió a finales de los años veinte y tres empresas constructoras norteamericanas lo proyectaron y ejecutaron en 14 meses. Su inauguración tuvo lugar el 30 de diciembre de 1930 y se convirtió en el más importante hotel de La Habana. Sus ocho pisos están basados en un estilo ecléctico que mezclan lo neoclásico y lo neocolonial, con el art deco y unos toques mudéjares y moriscos. Alejo Carpentier lo calificó de castillo encantado. A finales de los años cincuenta, respetando los planos originales, se sometió a una remodelación y dotación de algunos elementos de confort. En 1990 y 1992 se rehabilitó, rescatando pisos originales y mobiliario, con ambientación de habitaciones, que ocuparon algunos visitantes famosos, y devolviéndole su esplendor.
El Nacional fue objeto, el 2 de octubre de 1933, de un intenso tiroteo, incluso bombardeo con cañones de 75 mm. En el mismo, se habían hecho fuertes unos 400 militares del ejército del huido presidente Gerardo Machado, que fueron asediados por las fuerzas del nuevo gobierno al mando de Fulgencio Batista. A pesar de los daños ocasionados al edificio, no fueron trascendentes lo cual da fe de la calidad de su construcción.
En fechas de diciembre de 1946 el hotel– simulando la celebración de un concierto de Frank Sinatra– cerró sus puertas al público. En realidad, fue un pretexto para la magna reunión que celebraron las cinco familias mafiosas más importantes de Nueva York. A la misma asistieron entre otros Lucky Luciano, Santo Trafficante, Meyer Lansky y Frank Costello. Con posterioridad, también se gestó bajo sus muros la creación del revolucionario Movimiento 26 de Julio, dirigido por Fidel Castro. Acoge en la actualidad importantes eventos, espectáculos y desfiles de modas, así como la sede del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Durante su vida ha recibido, como visitantes y huéspedes, a numerosas ilustres o famosas personalidades. De ello da constancia la galería existente de fotos, recuerdos y símbolos. La relación sería interminable, pero no puede omitirse por la importancia de los personajes una relación extensa: Johnny Weismuller –Tarzán– inauguró su piscina, Eduardo VIII, Príncipe de Gales, que viajó de incógnito en 1931. Ernest Hemingway, donó al bar “Sirena” un ejemplar de castero, el pescado que narra en El Viejo y el Mar, Buster Keaton, llegó simulando una parálisis en una pierna. Actores y actrices como Marlon Brando, Frank Sinatra y Ava Gardner– que celebraron allí su luna de miel–, Errol Flynn, Tyrone Power, Fred Astaire, Libertad Lamarque, María Félix, Rita Hayworth, Spencer Tracy, John Wayne, Cantinflas, Tin Tan. Cantantes y compositores como Agustín Lara, Pedro Vargas, Nat King Cole, José Mojica, Jorge Negrete. Científicos, políticos y escritores como Winston Churchill, Alexander Fleming, Rómulo Gallegos, los duques de Winsor y numerosos monarcas y jefes de estado. El boxeador Rocky Marciano y después de la Revolución Michel Legrand, Francis Ford Coppola, Pierre Cardin o Daniela Mitterrand.
Ha sido reconocido con muchos premios por diversas instituciones. La Comisión Nacional de Monumentos de la República de Cuba, el 4 de mayo de 1998, lo declaró como Monumento Nacional. La UNESCO, el 29 de junio de 2019, le concedió la distinción Memoria del Mundo, siendo la primera ocasión que este galardón se concede a un hotel.
En el área residencial de Miramar, se encuentra –con marcado sabor brasileño– el Hotel Copacabana. Se inauguró en 1955, con solo 88 habitaciones y una remodelación, a partir de 1992, le dotó de 168 cuartos y cuatro suites. No es un hotel de lujo, pero si tiene la particularidad de reflejar el ambiente de Brasil, con su Tucán como símbolo, su decoración y los nombres típicos brasileños– Carioca, Amazonia, etc. – de sus bares, restaurantes y salas de baile. Con relación a su devenir histórico, solamente referir un luctuoso suceso del que fue lamentable e involuntario protagonista. El 4 de septiembre de 1997, sufrió un atentado terrorista con bomba, a resultas del cual falleció un turista italiano de 32 años.