Categorías: Sucesos y Seguridad

“Ha sido terrible, ha ocurrido de repente, en lo que dura un parpadeo”

Uno de los ocupantes del autobús siniestrado quedó atrapado por varias personas que habían caído encima suya. Otro testigo pudo captar imágenes con su cámara particular.

Todos y cada uno de los turistas concentrados ayer bien a las puertas del Hospital o bien en el Muelle de España tenían algo que contar porque todos habían sido testigos de lo ocurrido. Bien porque iban dentro del autobús siniestrado o bien porque ocupaban alguno de los que hacía la travesía detrás.
Además de los turistas, el personal de la naviera Classic Internacional Cruises se convertía en protagonistas indirectos de la tragedia, viéndose obligados a prestar asistencia sociosanitaria a los afectados. A las puertas del clínico, miembros del cuerpo directivo de esta empresa lamentaban los hechos, máxime cuando la visita turística a Marruecos era la primera actividad a desarrollar nada más bajar del barco. “Hemos llegado a las siete de la mañana y teníamos previsto salir de nuevo a navegar a la una del mediodía, pero este trágico accidente nos ha cambiado todo por completo”, manifestó uno de los trabajadores de la naviera. Otro de los empleados apuntaba que había viajado a Ceuta en varias ocasiones, atraído por la historia que une a la ciudad autónoma con Portugal, pero que ésta “seguro” que la de ayer “era la peor” de todas. Los miembros de la tripulación estuvieron todo el día ‘pegados’ al móvil ya que sus compañeros les pedían información sobre lo ocurrido, una información que ya estaban demandando los familiares que se encontraban en Portugal. Era un imposible pues ni ellos mismos conocían el alcance de la tragedia. Uno de los responsables del personal definía lo sucedido: “Ha sido terrible”, avanzaba, calificando la actuación de los sanitarios de “muy buena”. Junto a los trabajadores se encontraba una turista, erigida en testigo de los hechos, que acompañaba a uno de los heridos. Quizá era el que más apoyo psicológico necesitaba en esos momentos ya que, además de ser discapacitado psíquico, había perdido a su madre en el accidente. “Le he acompañado porque necesitaba compañía”, relató la mujer, quien añadió que el accidentado “había perdido tres dientes debido al golpe”. “Ha sido de repente, en lo que dura un parpadeo”, añadía, visiblemente emocionada. “Estaba la carretera mojada porque había llovido... y de repente... veo el autobús volcado”, dijo antes de romper a llorar por lo sucedido.
El testimonio de esta mujer se sumaba al de otros como Fernando, que, sentado en una silla habilitada en el Muelle de España, recordaba cómo “cuando me di cuenta, había cuatro personas encima de mí”.
Fernando, natural de Vila Real de Santo Antonio, al sur de Portugal y cerca de Ayamonte, viajaba en el primer autobús, justamente en el asiento de delante de la puerta trasera. “De repente noté que el autobús iba de un lado para otro. No recuerdo nada más hasta que el vehículo había volcado y me encontré con cuatro personas encima mía. Me quedé atrapado hasta que las otras personas de los autocares que venían detrás me ayudaron a salir”, relata este turista, que aseguró haber sentido una sensación de “agobio por no poder moverse”. De entre los que fueron atendidos en el puesto avanzado en el Muelle España, era uno de los que más lesiones presentaba: tenía un fuerte dolor en las  costillas, y le habían puesto un collarín. Además, presentaba múltiples cortes en las manos, sin embargo, el hecho de haberse encontrado con sus familiares le proporcionó alivio.
Al testimonio de Fernando se iban añadiendo otros, como el de un hombre que viajaba en la parte delantera derecha del autobús quien declaró que, tras sentir unos bandazos, el autobús volcó. “No sé por qué, la verdad. El autobús no iba rápido”, aseguró. Herido leve, con las gafas rotas y un corte en la cara, se dedicó a socorrer a los demás. “En cuanto me zafé de mi situación, colaboré intentando ayudar al resto de heridos, y ahora estoy aquí. A ver qué pasa", decía este hombre poco antes de ser trasladado al centro de salud de Otero.
Juan Pablo, natural de Braga, es profesor universitario en Lisboa y calificaba lo ocurrido de “dantesco”. Había decidido pasar unos días de descanso con su familia en este crucero, cuando se dirigía a Tetuán en uno de los autobuses que iban tras el accidentado. “Observé cómo el primer autobús comenzaba a dar bandazos en la carretera, de un lado para otro. Cruzó la mediana hasta llegar al carril contrario, y se cayó por una especie de barranco. Nuestro vehículo paró, y bajamos a ayudarles. Vi a las personas atrapadas, algunas de ellas muertas. A los que pudimos, les sacamos. También grabé algo con mi cámara. Era una escena dantesca”, cuenta. Precisamente esas imágenes que grabó, al momento de producirse el accidente, son las que reproducimos en esta página inferior. Son las primeras instantáneas tomadas con su cámara y marcadas por el desconcierto.
A las palabras de Juan Pablo se suman las de otros turistas que iban en el autobús que circulaba justo detrás del siniestrado y que lamentaban lo sucedido. “No puedo quitarme esa imagen de la cabeza”, apuntaba una mujer, a la que intentaba consolar su compañero.

“Casi acabamos en el mar”
A las siete y media de la tarde llega ban al ‘Funchal’ las últimas tres altas que se produjeron ayer en el Hospital Universitario. Para ello, el crucero contó con la colaboración de la Ciudad, que puso a disposición un coche con el que se trasladaron a las personas que fueron recibiendo el alta según avanzaba la tarde.
Dos de ellas eran amigas que viajaban en un grupo de tres. “El autocar se fue una vez hacia un lado. En aquel momento, todo el mundo que viajaba pensó que el chófer lo podría controlar. Después, fue hacia el otro y en ese momento se giró y volcó”, lograba  recordar Maria Augusta, natural de las Islas Azores, cuando se disponía a embarcar en el barco. “Por poco no llegamos al mar”, aseguraba Maria Augusta según la percepción que había tenido del momento, aunque según las imágenes del accidente eso hubiera sido muy difícil por la existencia de varios metros de campo y la playa entre medio.
Conmocionada, esta mujer recordaba cómo la tercera de sus amigas falleció en el accidente: “Decidimos ir un grupo de amigas, pero una de ellas no ha vuelto. Lo peor es que sus hijos están en el crucero y aún no tienen noticia de ello”, explicaba, tras lo cual se introducía en el crucero con la ayuda de personal de la tripulación.
Otra de las últimas personas dadas de alta se mostraba igualmente confusa, y a duras penas era capaz de explicar cómo todo se le vino encima. Se trataba de una mujer que había venido con un grupo de varias personas naturales de Oporto.
La última de las tres personas que llegaron a las siete y media de la tarde a los pies del buque ‘Funchal’ se encontraba en una situación de fatiga y con dificultades al andar, por lo que tuvo que ser subida hasta el barco en silla de ruedas con la ayuda de dos personas de la tripulación del crucero.

Todos unidos en el dispositivo

La Delegación del Gobierno se encargaba de coordinar ayer el operativo de emergencia preparado por parte del Ingesa para la recepción y atención de heridos, una vez que se tuvo conocimiento, en torno a las 9.15 horas del grave accidente sufrido por el autobús, que estaba recién rotulado.
El dispositivo, tal y como informó la Delegación, contó  con la colaboración de la Ciudad Autónoma, a través de su departamento de Protección Civil y del servicio 112, así como de la Autoridad Portuaria, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Unidad de Protección Civil de la Delegación del Gobierno, Cruz Roja y la empresa de ambulancias Royda. In situ en el propio muelle se disponía un castillo hinchable para atender a los heridos garantizando los medios y la privacidad de los afectados.
En el Hospital Universitario fueron atendidas 21 personas adultas, de ellas 3 hombres y 18 mujeres. A primera hora de la tarde ocho de estos pacientes habían sido dados de alta, permaneciendo once en observación en el servicio de Urgencias pendientes de su evolución en las próximas hora. Dos quedaron ingresados en planta. Todos estos pacientes están policontusionados y con pronóstico reservado.
En el Centro de Salud de Otero fueron atendidas 7 personas, si bien tres de ellas tuvieron que ser trasladadas al hospital. Por otra parte, el 061 atendió a 16 de los heridos mencionados anteriormente.
Por su parte en la tarde de ayer la agencia Efe Rabat informaba de que el Rey marroquí Mohamed VI costearía los gastos médicos y la repatriación de las víctimas del accidente. Asimismo el monarca envió un mensaje de condolencia a las familias de los fallecidos asñu como expresó su apoyo a los heridos.

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