El médico y expolítico Javier Guerrero se ha vuelto a sentar en el banquillo de los acusados para prestar declaración ante el magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta por unas declaraciones vertidas en septiembre de 2022 a las puertas de la Jefatura Superior de Policía.
Le acusan de un delito de injurias contra funcionario público -en este caso el director del centro de La Esperanza llamado el de arriba- hechas con publicidad, por el que se enfrenta a una pena de 14 meses de multa con cuota diaria de 15 euros.
En el caso de que su señoría entienda que se produjo un delito de calumnias se enfrenta a 2 años de cárcel. Son las penas que solicita tanto la Fiscalía como la Acusación Particular.
Guerrero solo declara a preguntas de su abogada
Por parte de ambas acusaciones se hubiera querido interrogar al acusado, pero este solo ha respondido a las preguntas formuladas por su abogada, sin dar opción al debate judicial enriquecido que acostumbra a producirse en la fase estelar de todo procedimiento que es un juicio oral.
Un detalle que, en cambio, no se produjo en otra vista judicial seguida por los mismos hechos en noviembre de 2024, pero denunciados por el director del centro de La Esperanza llamado el de abajo, en la que quedó absuelto, aunque dicha sentencia está recurrida.
Qué ocurrió para que se siente en el banquillo
Ese 30 de septiembre de 2022, a las puertas de la Jefatura Superior de Policía, Javier Guerrero efectuó una serie de manifestaciones que tanto Fiscalía como Acusación Particular han considerado injuriosas y dirigidas claramente hacia el director del centro de La Esperanza Julio Rodríguez, aunque no lo citara con nombre y apellidos.
Hoy lo han recalcado, indicando que se pretendió difamar y menoscabar la fama y el prestigio de este, toda vez que aludió al “responsable del centro La Esperanza de arriba”, y el único con ese cargo es Rodríguez.
En esas manifestaciones, Guerrero hablaba de que se estaban produciendo coacciones y extorsiones a menores para que hicieran declaraciones contra su persona, a cambio de traslados a la Península. Así también habló de que trabajadores de los centros de menores recibían ofertas de ascensos laborales. Todo ello para que “afirmasen que yo he realizado alguno de esos infames actos que los indecentes poderes de esta ciudad tratan de atribuirme falsamente”.
“Me he enterado de que estos señores, los responsables de La Esperanza de arriba y de abajo, con amenazas, con malos tratos, con coacciones, con extorsiones, que se me denuncian a mí que yo he hecho, lo que no se debe decir, porque esto, vamos, es brutal, tienen la promesa de que van a ir a la Península… No tengo que decir nombres”, dijo por aquel entonces.
Lo que hubiera querido preguntar la Acusación
Tanto Fiscalía como Acusación Particular han hecho públicas las preguntas que hubieran querido formular a Guerrero, pero que este no ha contestado.
Así, han dejado constancia de su intención de conocer qué tipo de relación tenía con el director del centro de La Esperanza, a quién se refería cuando hablaba de que personas habían coaccionado a menores en contra de él, o quiénes eran para él los responsables de los centros de La Esperanza de arriba y de abajo.
También se le ha preguntado si era conocedor de que todas esas declaraciones sobre supuestas coacciones u ofertas de trabajo para declarar contra él han quedado archivadas en el juzgado al carecer de fundamento.
Quería saber tanto la Fiscalía como la Acusación Particular, si el propio Guerrero siente odio o inquina hacia el responsable del centro de menores por culparle del procedimiento judicial abierto contra su persona por delitos de naturaleza sexual contra menores especialmente vulnerables, cuando ese procedimiento es fruto de una investigación independiente de la Guardia Civil que terminó con su detención y prisión preventiva y no de ninguna indagatoria del área de Menores o sus directivos.
“¿Le ha pedido perdón?”, se le ha preguntado, sin obtener ningún tipo de respuesta. “¿Era consciente de lo que decía?, porque incluso dijo que era muy grave lo que estaba contando”, se le ha preguntado, chocando contra un muro.
“He sufrido un acoso y derribo”, dice Guerrero
El acusado ha querido situar sus manifestaciones en un momento en el que, ha indicado, sufría “un acoso y derribo” por haberse presentado a las elecciones con otra formación política tras desligarse del PP.
“Sabíamos que nos iban a atacar con falsos testimonios”, ha indicado. “Querían denigrarme y me atacaban desde el ámbito personal”, “fue terrible”, ha dicho.
A preguntas de su abogada ha dicho que a él le contaban cosas relacionadas con los menores y lo hacían los propios niños, pero también trabajadores. Ha denunciado que si veían a esos menores con él les castigaban quitándoles, por ejemplo, sus teléfonos móviles para no poder hablar con sus madres.
“El castigo era muy duro, eso era terrible”, ha indicado, indicando que esos menores pasaban hambre y tenían enfermedades de las que no estaban siendo tratados adecuadamente.
Guerrero se ha presentado como un hombre preocupado por todos ellos, habiendo incluso abonado una operación porque un menor se estaba quedando ciego. “Había niños sin ropa ni calzado, muertos de hambre…”, ha dicho.
A preguntas de su abogada ha indicado que si hubiera querido atentar contra el honor de alguien hubiera dicho sus nombres en aquellas declaraciones a las puertas de la Jefatura Superior. “No lo hice”, ha recalcado. Aunque responsable del centro de La Esperanza de arriba solo hay uno, como de abajo.
Regalos como calzoncillos o teléfonos móviles que levantaron la sospecha
El director del centro La Esperanza de arriba, Julio Rodríguez, ha prestado declaración y ha insistido en el daño que le hizo Guerrero con aquellas manifestaciones claramente referidas a su persona, por ser el único responsable de ese recurso de acogida. No había dudas que era él.
Ha recordado que desde el área de Menores se vieron “conductas que no se correspondían” por parte de Guerrero hacia menores, como llevarles a comprar ropa, regalarles calzoncillos o ir a los centros de acogida a horas no normales.
También acudía a hablar con tutores de los centros educativos en donde estaban los niños para que les cambiaran los horarios, es decir, desempeñaba roles nada adecuados.
Desde el área se le indicó en varias reuniones que no podía hacer eso, “y él decía que no volvería a pasar, pero no modificó nada” de esas conductas.
“Me sentí perfectamente aludido”
Por eso se dio conocimiento a la Fiscalía de lo que estaba pasando, exponiendo las cosas y se le prohibió la entrada en los centros. Tras aquello fue la Guardia Civil y no el área de Menores quien abrió una investigación que derivó en la detención de Guerrero.
El director del centro ha indicado que se sintió “perfectamente aludido” en las declaraciones que hizo Guerrero porque es el único responsable del centro. Aquello le afectó notablemente porque “pasé de ser alguien anónimo a, de la noche a la mañana, ser alguien público y con mala prensa”.
Con 26 años trabajando con menores y un expediente intachable, se le estaba acusando de algo tan grave como coaccionar a “menores a los que debo proteger”.
Los amigos le dejaron de hablar, sus hijos recibieron críticas duras, aparecieron pintadas contra su persona, comentarios gravísimos en redes sociales, pero la mayor pena fue el “daño irreparable” que hicieron a su propia madre, ya fallecida, a quienes sus amistades le dejaron de hablar porque socialmente se le señaló como el culpable de la detención de Guerrero, cuando a este se le arrestó tras investigaciones de la Benemérita.
Amenazas paralelas
“¿Por qué se me tiene que tachar mi carrera de 26 años?”, se ha preguntado visiblemente emocionado, recalcando además que Guerrero nunca se ha retractado ni le ha pedido disculpas públicas.
Pero no solo esto, hay otro procedimiento que se sigue en el juzgado porque en unas conversaciones se hicieron amenazas contra su persona, orquestándose darle una paliza.
El denunciante ha destacado que ni ha coaccionado a menores prometiendo unos viajes a la Península que además él no podía facilitar, ni ha prometido ascensos a trabajadores que tampoco puede hacer.
Rodríguez considera que toda la inquina y odio de Guerrero contra él ha venido a raíz de comunicar a la Fiscalía que había unas actuaciones nada apropiadas.
Hoy también ha declarado el que fuera responsable del centro de menores de abajo para insistir en esa misma tesis, en que tuvieron que soportar esas calumnias o injurias con publicidad simplemente por hacer su trabajo, proteger a los menores.
Un testigo habla de presiones para denunciar en contra de Guerrero
En la sesión de tarde, se ha comenzado con las testificales de los testigos propuestos por la Defensa.
El primero en hacerlo se ha tratado de LL.L.M., contra el que hay una causa abierta por unos supuestos delitos de amenazas contra la integridad del director de La Esperanza, por lo que no se le ha podido preguntar por nada referido a esa situación.
El testigo explicó que puso una denuncia en la Jefatura Superior, pero que no se le llamó por el juzgado. “Me enteré por los medios de comunicación que se había archivado”.
“Los menores venían a mí”
Ha hablado que estuvo trabajando en Cruz Roja y Samu, señalando que denunció el trato a los menores. “Yo intentaba ayudarles de toda la forma posible. Cuando necesitaban algo, acudían a mí”, haciendo referencia a todos los que llegaron en la crisis de mayo.
“Me contaron que básicamente tenían que denunciar a Guerrero de abusos para poder subir a la Península cuanto antes. Me decían que firmaban cosas que ni entendían”, ha añadido.
El testigo siguió señalando que también eso que contaban los menores, se le hacía llegar por parte de trabajadores. “Cuando fui a denunciarlo, dije los primeros nombres que me salieron, pero eran muchos más”.
“Cuando un menor viene llorando, pidiendo ayuda, intentando sobrevivir, creo que tiene toda la credibilidad del mundo. Mi intención era que la Justicia investigara y saliera la verdad”.
La Fiscalía critica el “no me acuerdo” constante del testigo
A preguntas de la Fiscalía, ha señalado que su relación con Guerrero es “de médico-paciente”. “Lo conozco de hace bastante tiempo y jamás he pertenecido a un partido político”.
“Tarde dos o tres meses en denunciar eso que me decían los menores por miedo a represalias y porque también necesitaba pruebas. Conocemos Ceuta, las personas de Ceuta y sus poderes y no veía enfrentarme a personas de poder”.
El testigo señaló que le había puesto en conocimiento a Guerrero de la denuncia, pero que no estaba preparado para ello. “Creo que el día que decidí ponerla, creo que no se lo comuniqué, pero sí a miembros de su partido que se pusieron en contacto conmigo”.
“Yo les comenté que iba a denunciar, pero no que iba a ir a día de hoy”.
“Ha pasado mucho tiempo y me encontraba mal por relaciones personales”, ha insistido después de que la Fiscalía le preguntara si fue planeado el día de poner la denuncia con la declaración ante los medios de comunicación de Guerrero. Es decir, que mientras el expolítico comparecía ante los medios, él estaba denunciando.
El pago de la Acusación Popular
Sobre si se personó como Acusación Popular contra los directores de La Esperanza, el testigo explicó que todo fue siguiendo las indicaciones de su anterior abogada. “Recuerdo que de los 1.500 euros” que había que poner de fianza “se encargaba ella, aunque en un juicio previo me enteré que lo había pagado la mujer de Guerrero”.
El testigo insistió que todo quedó “en manos de mi abogada” pero fue “un caos”.
A preguntas de la Acusación Particular, el testigo explicó que “no recordaba” que fuera concertado ir a denunciar el día 30 con las declaraciones de Guerrero. “No lo recuerdo si me llamaron para que fuera a denunciarlo”.
“Cuando llegué no había medios de comunicación. Cuando salí sí estaban allí los periodistas y no recuerdo ver a Guerrero. Le di a una del partido la copia de la denuncia, tenía confianza en ella ya que no confiaba en nadie”.
Una declaración negada por un menor
Otra testigo que ha declarado esta tarde, también a propuesta de la Defensa, ha sido Y.M., quien era trabajadora en La Esperanza.
En una comparecencia ante la Policía Nacional, señaló que actuó de “intermediaria” por la queja de un menor porque otros ya se habían ido por denunciar en contra de Guerrero. “Por el hecho de denunciarlo, iba a subir a la Península. Yo se lo comenté a Guerrero”, dijo.
“Le indiqué al menor que eso era un delito, pero él me dijo que le daba igual que se iba a la Península”, ha añadido.
Ese menor después declaró que eso que manifestaba la testigo “era mentira”. “Sí es verdad que me lo dijo, pero no sé por qué después dijo que no”, ha declarado.
Tuvo una relación con el ‘Nene’
La testigo ha admitido que tuvo una relación con el apodado ‘Nene’, y que Guerrero era el médico “de mi suegra”. “Ya cuando lo vi un día en La Esperanza lo reconocí y le recordé que era el médico de mi suegra”.
Sobre si le dijo al partido político Ceuta Avanza o Guerrero que iba a poner la denuncia, la testigo ha manifestado que “nunca se lo dije a nadie”. “El menor me lo contó cuando yo trabajaba en Menores, podría ser noviembre por ahí”.
La testigo ha explicado que no recordaba el tiempo que había pasado desde que se lo dijo el menor y fue a la Jefatura a llamada de la Policía Nacional. “Me dijeron que yo sabía unas cosas y tenía que contarlas. No le dije a la Policía Nacional quién había sido porque nunca he visto nada”.
El director de La Esperanza jamás coaccionó a un menor
La testigo ha admitido que ella nunca ha visto al director de La Esperanza amenazar o coaccionar a un menor. “Nunca he visto eso, ni dar un trato a favor para que se vayan a la Península”.
“Jamás puse las manifestaciones en conocimiento del Área de Menores, solo se lo dije a Guerrero porque me preguntó si yo tenía conocimiento de que lo estaban denunciando”.
El director del Samu y los menores
El tercer testigo en declarar ha sido F.J.O., quien ha señalado que fue director del Samu aquí en nuestra ciudad.
Este testigo ha explicado que le comunicaron que habían visto a Guerrero con menores por diferentes “partes de la ciudad”. Pero “no le di credibilidad alguna. He tenido muy poco contacto con los menores, para esa coordinación tenía un equipo técnico”.
“Los menores siempre se quejaban de la comida, de la ropa… pero también decían que les pegaban. He despedido a personas por pegar a menores”, ha indicado aludiendo a la situación de los menores en los centros.
Contacto con Guerrero
Ha señalado que estas circunstancias se han producido desde que él llegó en 2021, y que todo se ponía en conocimiento del Área de Menores. “Ellos siempre tienen necesidades mínimas, porque muchas veces ellos utilizan calcetines y los tiran. No se da abasto, siempre he intentado que todo eso lo tuvieran cubierto”.
“Cuando hubo una crisis migratoria, tuvimos que acoger 1.040 menores. Ingesa solo atendía urgencias vitales hasta que tuvieran tarjeta sanitaria. Yo hablé con la que era vicepresidenta de la Ciudad, Mabel Deu, y me presentó al señor Guerrero y me dijo que él era el que iba a atender a los menores. Nosotros teníamos enfermeros, pero no médicos”.
Sobre la relación del testigo con Guerrero, ha señalado que ha tratado a su mujer “un par de veces” y ha desayunado con él “hace tres años”. “No tengo que darle gratitud”.
“Yo le di el consejo de que no se viera con niños, pero eso no quiere decir que sea su amigo. Como vi el camino que estaba cogiendo esto, le dije que se alejara con los niños y no les comprara nada”, ha recalcado.
Declaraciones
El testigo ha afirmado que él pensaba que la manifestación de Guerrero ante los medios comunicación, que ha dado pie a hasta dos procedimientos por injurias con publicidad, iba dirigida hacia él y el director de La Esperanza, Julio Rodríguez. “Yo me sentí aludido, pero no me molestó”.
Además, ha afirmado que nadie “le ha parado por la calle” para denunciarle la actitud del director de La Esperanza.
Ha negado que le filtrara nada a Guerrero sobre el contenido de las comparecencias de los menores en el área. “Era imposible, yo no le he filtrado nada”.
La habitación “número 14”
Esta tarde se ha contado con la declaración de un joven que, por aquel entonces, era menor de edad y que ha relatado que estuvo en varios de los centros y que regresó a Marruecos porque le agredieron trabajadores de ‘La Esperanza’ y el director “me quito el móvil”.
“Necesitaba muchas cosas en ese centro, por eso necesitaba ayuda”, señaló que Guerrero le ayudó y que incluso le dijo de ir a denunciar a la Jefatura Superior de la Policía Nacional.
Sobre la existencia de una habitación llamada “número 14” en el centro de La Esperanza “de arriba”, el menor ha explicado que era un habitáculo que utilizaban “de castigo”. “No había nada, ni luz, ni mantas, ni cama, ni nada”.
El menor ha señalado que ahora vive en Logroño, pero que casualmente iba a ir a Marruecos y ha “aprovechado para venir como agradecimiento a Javi (referencia a Guerrero)”. “He hablado con uno de los testigos y le dije que venía”.
Niega que Guerrero le haya pagado el viaje
Además, ha explicado que vino ayer a Ceuta desde Tetuán y que se ha quedado “en casa de un amigo”. Niega que Guerrero y el testigo le hayan pagado algo. “Le tengo que dar las gracias al acusado porque siempre se ha portado bien conmigo y al menos tengo que decir la verdad”.
“Ha ayudado a todos los menores, como a mí que me trató de una enfermedad”.
Sobre los supuestos regalos, el menor señala que se los hacía “a todos”. “Me ha regalado ropa, patines y un móvil. Además, también me traía comida cuando estaba en el puerto”.
Dice que sí se ha sentido coaccionado por el director de ‘La Esperanza’ “de abajo” para denunciar a Guerrero. “Es la primera vez que he declarado”, ha indicado.
Ha reconocido que se montaba en el coche de Guerrero, pero “no recuerdo cuántas veces porque era muy pequeño”, ha resaltado.
“Niego que me hiciera nada, porque soy musulmán”
Otro testigo que era menor en el tiempo en el que se denunciaron los hechos ha relatado que en su primera declaración, en 2023, señaló que tenía un audio de otro menor en el que se le instaba a denunciar a Guerrero si quería ir a la Península.
Ha indicado que el acusado siempre se portaba bien con él y que incluso le pagó una habitación de hostal en el centro.
“Después con pena, cogí una maleta, me fui a Madrid a buscarme la vida”.
El testigo ha manifestado que siempre ha tenido un buen comportamiento y que Guerrero solo le dio “la mano” para ayudarle. “Niego que me hiciera nada. No acepto que este hombre me haya hecho cosas sexuales, porque soy musulmán”.
“Este hombre venía con el coche lleno, y nos daba ropa a todos, chanclas e incluso cepillos de dientes”, ha explicado.
Como el anterior testigo, también ha declarado que le regaló un móvil. “Nunca me he montado en el coche de Guerrero, ni me visitó por la noche cuando me pagó el hostal de la calle Real”. Ese hostal se encontraba a unos metros de la casa del acusado donde estuvo el menor “unos 10 días”.
El testigo no ha negado que tiene “un gran agradecimiento” a Guerrero. “No voy a meter en un marrón a un hombre que me ha ayudado en todo”.
Un menor: “Estoy muy agradecido a Guerrero”
Otro de los menores que ha comparecido en la vista ha venido desplazado desde Madrid y también ha indicado que ha venido a Marruecos a pasar la fiesta con su familia y, de paso, al juicio, al ser avisado por uno de los testigos.
Ha negado que Guerrero le haya pagado para acudir a esta vista para declarar en su favor, señalando que sí le compraba “ropa, móvil o le daba dinero” cuando estaba en Ceuta. “Estoy muy agradecido a Guerrero, pero no me han pagado para mentir”.
Ha señalado que se ha montado “una vez” en el coche de Guerrero porque “nos llevó a jugar al fútbol”.