Luchar contra los incívicos. Atacar los
puntos negros -cada vez más- que se prodigan por distintos puntos de la ciudad. Evitar, en definitiva, que Ceuta sea un vertedero. Ese es el objetivo anunciado por la
Consejería de Servicios Urbanos y Patrimonio Natural pero choca con la triste realidad de la proliferación de zonas en donde se limpia y, a los días, vuelven a estar repletas de suciedad.
El extrarradio se lleva la peor parte, no solo por la acumulación de restos sino también de piezas de vehículos que alimentan los temidos incendios de chatarra para los Bomberos, que ya han advertido en varias ocasiones de las consecuencias de los mismos y de la dificultad para erradicarlos. A todo esto se suma algo que parece que no interesa puesto que no cobra espacio en los discursos medioambientales: la contaminación ocasionada.
En el día de ayer, la Ciudad dio a conocer los trabajos de limpieza llevados a cabo en las pistas de Mendicuti, García Aldave y en el Mirador Isabel II, aprovechando la ocasión “para reiterar el llamamiento a la ciudadanía para que, de acuerdo con un comportamiento cívico, colabore no arrojando los residuos fuera de contenedores o trasladándolos a los lugares adecuados y respetando, por tanto, el entorno natural”, explican.
Detrás del comercio atípico con piezas de coches están muchos de los incendios
Parece, por los resultados, un mensaje que cae en saco roto. Los colores se encargan de sacarlos la cantidad de voluntarios que de forma individual o en grupo ‘se patea’ Ceuta para recoger basuras. A los movimientos sociales de todos conocidos se suman las iniciativas particulares de aquellos que invierten sus horas libres en retirar lo que otros arrojan. Asociaciones como Septem Nostra han llamado la atención sobre los peligros de estos vertederos descontrolados y las consecuencias de los mismos. Algunas ya las conocemos: vertidos al mar, contaminación, incendios y, también, ese comercio atípico que nace en torno a las piezas de vehículos abandonados y que, cree la Policía, está detrás de las quemas posteriores de chatarra en donde se ha llegado a detectar el empleo de acelerantes.
Por parte de la Ciudad Autónoma se ha fijado un compromiso de actuar con más fuerza ante un problema que se le ha ido de las manos anunciando más controles, más sanciones y proponiendo medidas de limpieza con las Brigadas Verdes y Tragsa como las que, por ejemplo, han servido para adecentar barriadas como la de Narváez Alonso en las últimas semanas.
Es tal la desconsideración de quienes no se preocupan por el cuidado del medio ambiente que incluso en los terrenos que han sido víctimas de incendios este verano se han vuelto a detectar pequeñas acumulaciones de basura y desperdicios.