Ceuta es sólo una pieza más en el tablero para Marruecos, que está “utilizando tácticas de guerra híbrida”, es decir, con múltiples herramientas ofensivas no exclusivamente de carácter castrense sino todo lo contrario (sociales, comunicativas, legales, culturales...) sobre España aprovechando las dos décadas de dejadez que con la disuasión militar acumula nuestro país.
En ese marco debe, a juicio de los expertos que hoy reunió el Instituto de Seguridad y Cultura, su “agresión” a las fronteras de la UE de la semana pasada, cuando permitió a miles de sus ciudadanos acceder irregularmente a la ciudad.
Fue una forma de “desviar su fracaso en política interior” a tenor de las conclusiones alcanzadas en el webinar ‘Marruecos y España, ¿un caso de guerra híbrida?’, en el que participaron el catedrático de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) Manuel R. Torres; Guillem Colom, autor del informe ‘Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España’; y Carlos Echeverría, director del Observatorio de Ceuta y Melilla.
Manuel R. Torres, catedrático de la UPO: "Marruecos ha desbordado los límites de lo aceptable"
El primero explicó que se habla de una “guerra híbrida” cuando un acto, en este caso el Reino alauita, “desborda los límites de lo aceptable a la hora de promover sus intereses aunque eso suponga comprometer la seguridad y el bienestar de otro país”. Desde su punto de vista Marruecos está promoviendo desde hace un tiempo “un tipo de conflicto de baja intensidad” que “probablemente se prolongue durante mucho tiempo con momentos de relajación y otros de aceleración cuando el agresor considere que se abren nuevas ventanas de oportunidad”.
“Marruecos”, aportó Colom, “entiende que debe aprovechar la coyuntura actual para doblegar la postura de algunos países europeos respecto al Sáhara Occidental”, pues la ventana de oportunidad “no es tanto la polémica que pretende levantar Rabat sobre el ingreso de Brahim Gali en un hospital español como el reconocimiento de Estados Unidos a sus aspiraciones sobre ese territorio”.
“La decisión de la semana pasada no se toma en el vacío, sino en un contexto y un modus operandi: se puede entender como represalia por la acogida sanitaria a Ben Ghali o como una acción más dentro del marco de conflictividad territorial que plantea y desarrolla Marruecos respecto a la soberanía española de determinados territorios”, advirtió.
Ambos recordaron que en la agenda de Marruecos el Sáhara Occidental es ahora mismo “prioritario”, pero de la que no se puede extraer a Ceuta y Melilla. “Las ciudades autónomas son asuntos muy candentes en la mentalidad e historia de Marruecos y el deber de todo sultán de Marruecos siempre fue hacer la yihad contra los dos enclaves españoles”, avisó.
Guillem Colom, profesor de la UPO: "La decisión de la semana pasada se toma en un contexto y un modus operandi"
Por otro lado, no hay que perder de vista que “el contexto actual viene determinado por las consecuencias económicas de la pandemia, las relaciones con terceros estados como EEUU, Israel o Alemania; y la percepción de una disuasión insuficiente por parte de España”.
Echeverría remarcó que “Marruecos pretende desviar su fracaso en política interior con este tipo de acciones de política exterior y no ha dudado en agredir las fronteras de la Unión Europea, con lo que no es un asunto bilateral, sino otra violación más del derecho internacional”.
El director del Observatorio enfatizó que “Marruecos es una dictadura que ha invadido el Sáhara Occidental y que ahora pretende hacer lo mismo con Ceuta y Melilla, un régimen que no ha dudado en engañar a sus población difundiendo ideas falsas como que ambas ciudades son marroquíes y que antepone sus intereses políticos a las vidas de sus ciudadanos, incluidos miles de menores”.
Ante este escenario, la reacción debe de ir de la mano de “mantener una postura firme y creíble de lo que España considera un comportamiento inaceptable”, en opinión de Torres, de forma que debe “mostrársele a Rabat que España también puede explotar sus vulnerabilidades, que son muchas”.
Además se debería “profundizar en la disuasión de carácter militar, que lanza un mensaje claro de lo peligroso que puede resultar el recurso de este tipo de estrategias”.
“Lamentablemente”, coincidieron los tres intervinientes, “hemos asistido a una degradación ininterrumpida de la capacidad de disuasión militar española hacia Marruecos por falta de inversiones, una brecha que también ha ido reduciéndose como consecuencia de una política continuada de adquisiciones por parte de Marruecos”.
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