Su primera emisión fue en el ‘Festival de cine judío’ de Buenos Aires, en Argentina, pero es aquí, en Ceuta, donde el periodista de investigación, Miguel Ángel Nieto, ha querido estrenar su documental
La Guerra en cuatro tiempos, la historia de dos hermanos músicos judíos, Irène Hilda, una famosa cantante, y su hermano Bernat, violinista que residía en París cuando los nazis invadieron la capital francesa, mientras ella se encontraba de gira en Canadá. Él queda atrapado en la capital francesa pero logra escapar a Barcelona donde planea fingir su muerte a fin de escapar de la persecución nazi. El periódico en el que publican su fallecimiento llega a manos de su hermana en Canadá y ante la incredulidad de la noticia decide enrolarse en el Ejército norteamericano para trasladarse a Europa de la única manera posible en esa época para una joven cantante: como vedette de las tropas aliadas. Tras contactar con un comandante de la resistencia consigue reencontrarse con su hermano en Hendaya después de varios años separados.
Una historia “de corte musical”, con la que este corresponsal de guerra, productor y cineasta de documentales ha querido transmitir lo que ha denominado como un tema que “me obsesiona mucho” y que no es otro que la “terrible aparición de fronteras cuando uno no se lo espera y los estragos bárbaros que es capaz de hacer una guerra. Este país ha vivido una guerra civil y todavía tenemos una memoria bastante viva, pero en la piel de alguien que no se espera la guerra y que le destroza su existencia, es una barbaridad”, ha explicado Nieto.
Como corresponsal de guerra recuerda numerosas situaciones de personas que “han caído por el precipicio de la vida, son muertos en vida”, ha apuntado. “De alguna manera lo que quería transmitir es que siempre hay un resquicio de esperanza y tenemos que luchar contra la guerra y las fronteras. La palabra y las imágenes son las herramientas que tengo para ello y hay que valerse de ellas para aportar un granito de arena y parar esta terrible masacre humana en la que estamos metidos”. Guerra y fronteras, dos temas que para Nieto son “tan perniciosos” como alejados de la “categoría del ser humano” y que, sin embargo, acaban cobrándose un “tremendo precio étnico o religioso, porque al final los que pagan son las minorías más visibles”.
La otra cara de la moneda frente a este tipo de situaciones son ciudades como Ceuta, “una especie de microsistema donde todavía conviven varias religiones y muchas razas y, salvando el conflicto de fronteras que es incluso externo a España, al ser de naturaleza europea, es una ciudad bastante emblemática y por eso quería que ‘La guerra en cuatro tiempos’ naciera aquí”. Reconoce la dificultad a la que se enfrentan los documentales a la hora de promocionarse al ser, en sus propias palabras, un “arma demasiado precisa que no gusta a los políticos, ni a las televisiones y revuelve el estómago. Por eso tenemos que luchar contra ese primer enemigo a la hora de promocionar un documental”, ha puntualizado, mientras recordaba que “a veces he trabajado dos o tres años en un documental para TVE y lo han emitido a las 2 de la madrugada, es como darle una patada”.
Como realizador independiente que es, Nieto considera que la “independencia tiene un precio muy caro, tanto en éste como en otros países y, permanentemente, nos tratan de cerrar la boca a los periodistas. Afortunadamente nunca lo van a conseguir, pero esa es una batalla que hay que luchar cada día y cuando haces un documental en el que proclamas valores que no son los de los poderosos, como la paz, la desaparición de las fronteras o la convivencia, te tiran piedras”. Contrariedades a las que se enfrenta este género pero que no logran reprimir la seguridad de Nieto respecto a que este trabajo se convierta en un documental de referencia sobre la dura realidad de las fronteras y los conflictos bélicos.