Son muchos los medios de comunicación y ciudadanos que nos han pedido nuestra opinión sobre la decisión de retirar las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla. Una decisión que no podemos cuestionar como organización, porque sería cuestionar la política migratoria que desea poner en marcha un gobierno legítimamente constituido y, por tanto, no nos compete si la misma es o no acertada.
Lo que sí nos compete es hacer llegar al gobierno la necesidad de dar unas instrucciones claras para evitar responsabilidades judiciales a los guardias civiles que prestan servicio en el perímetro o vigilancia de costas. Tampoco vamos a obviar que esas órdenes no pueden poner en peligro la integridad física de los guardias civiles en los saltos que pueden producirse.
Estas premisas básicas deben quedar claras al nuevo ministro del Interior, no vamos a cuestionar la política migratoria como asociación de guardias civiles, pero estaremos vigilantes para que las nuevas órdenes e instrucciones no pongan en peligro la integridad física y la seguridad jurídica de nuestros compañeros. Esas nuevas órdenes deben ser claras y, por supuesto, vamos a estar expectantes a las instrucciones sobre el pase de personas y mercancías por la Aduana del Tarajal. No vamos a consentir órdenes cuya legalidad estén sujetas con palillos, porque los palillos se rompen por el lado más débil, es decir, los guardias civiles que hacen el servicio en los puntos fronterizos.
Las fronteras de Ceuta y Melilla son puntos muy sensibles de entrada de inmigrantes irregulares, pero no son los puntos más importantes de entrada en nuestro país. Sin embargo, ambas ciudades están a la cabeza del ranking informativo, porque las entradas masivas y las desgracias personales sufridas por inmigrantes y guardias civiles, en menor medida, impactan visualmente en la opinión pública y tienen un seguimiento importante en los medios de comunicación.
La experiencia nos ha demostrado que sin la colaboración de las Fuerzas de Seguridad de Marruecos las concertinas no sirven para evitar la entrada de inmigrantes
Esto es una realidad que debe ponerse en valor para que los ciudadanos tomen conciencia de algo que igual desconocen.
Desde esta realidad incuestionable, nos preguntamos ¿para qué sirven las corcentinas? Igual estamos hablando de un doble error, porque no sirven para evitar los saltos y sí para causar lesiones, algunas muy graves, a los inmigrantes que llegan.
Personas que tienen que ser atendidas en el Hospital Universitario con el consiguiente gasto sanitario, sin olvidar el riesgo para la salud de los guardias civiles, porque somos los primeros en socorrer a los inmigrantes heridos y muchas veces sin tener medidas preventivas.
Preguntábamos: ¿Para qué sirven las concertinas? Sin duda para dar una imagen nefasta de la frontera de ambas ciudades autónomas y para proyectar una imagen negativa de los guardias civiles que cumplen las órdenes que reciben. Desde que se instalaron los intentos de salto no han descendido. Las personas migrantes han encontrado nuevos puntos débiles en los perímetros, como los pasos de porteo, para cruzar a la carrera y, por supuesto, han aumentado de manera notable las llegadas a través del mar.
Desde AEGC recordamos también que la responsabilidad primera y más alta corresponde sin duda a la Unión Europea. Siempre hemos defendido que España no puede ser el gendarme de la Unión ni asumir el ingrato papel de hacer de matones. Es decir, que la política migratoria debe ser un problema de Europa y no pueden lavarse las manos para que seamos los países del sur los que hagamos de muro. Es más, creemos que este es un problema en el que los gobiernos tienen mucho que hacer con la otra parte de esta moneda… Marruecos cuya colaboración es indispensable para poder controlar con garantías humanitarias todo este flujo migratorio.
La seguridad de nuestras dos fronteras con Marruecos depende del número de efectivos que queramos destinar y de cómo les equipemos. En la Guardia Civil tienen la costumbre de ir improvisando con la esperanza de que el problema se arregle solo o de que los ciudadanos nos olvidemos de él. Pero como ocurre en el campo de Gibraltar, donde nadie debe olvidar los problemas del narcotráfico, en Ceuta y Melilla tampoco el de la inmigración irregular.
En AEGC defendemos que en ambas ciudades autónomas se creen unidades específicas de intervención, porque la llegada de los GRS no contribuye a solventar el problema, además de ser un gasto inútil. En AEGC vamos a seguir trabajando para garantizar la seguridad jurídica y física de los guardias civiles e insistimos en que vamos a analizar cada una de las instrucciones que se den, porque no estamos dispuestos a admitir órdenes cogidas con palillos, porque los palillos, como decíamos, se rompen por la parte más débil: los guardias civiles.
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