Agentes de la Guardia Civil de Ceuta pertenecientes al Servicio Marítimo han rescatado a cuatro inmigrantes marroquíes que habían quedado a la deriva a bordo de una moto de agua. Así querían llegar hasta la Península, pero perdieron rumbo y control teniendo que ser auxiliados por el Instituto Armado.
Ha ocurrido esta tarde y los cuatro varones protagonistas de esta frustrada travesía han podido contar su historia sin teñirla de tragedia. Uno de los componentes del grupo es menor y todos portaban chalecos salvavidas, ocupando una moto que iba a suponer su pasaporte al otro lado del Estrecho.
Una patrullera del Servicio Marítimo procedió a su localización en la bahía norte, trasladando al grupo hasta la base ubicada en el puerto deportivo. También fue alertada la unidad Atria de Salvamento Marítimo, que no llegó a intervenir aunque sí partió de su base en el Muelle de España por si era requerido su apoyo.
Los cuatro jóvenes protagonistas de esta travesía han llegado sanos y salvos a Ceuta. Los adultos serán entregados a la Policía Nacional, encargada de proceder a la aplicación de la Ley de Extranjería que contempla su expulsión a Marruecos. En el caso del menor, de verificarse su edad, quedaría ingresado en el centro de La Esperanza.
La desesperación de la inmigración marroquí
Este servicio se produce solo 24 horas después de que también la Guardia Civil rescatara a otro inmigrante marroquí que salvó su vida gracias a la detección por parte del capitán del buque de FRS ‘Ceuta Jet’. Ocurrió en la noche del jueves y el polizón fue trasladado sano y salvo al puerto deportivo.
El futuro después de estos arriesgados pases es solo uno: la expulsión. Se juegan la vida para nada, porque si no consiguen el reto de cruzar el Estrecho terminan siendo expulsados a su país de origen. Y todo ello después de arriesgar la vida y de perder el poco dinero que tienen en la adquisición de una embarcación o un traje de neopreno.
La escapada de marroquíes es constante y supone, de nuevo, la tónica de un verano en la que la presión magrebí vuelve a ponerse de manifiesto en el mar, con salidas en pateras o por cualquier medio que se considere idóneo.