Guardia Civil rescata a 6 subsaharianos tras el choteo de la patrullera marroquí

Choteo ‘a lo marroquí’ durante más de cuatro horas. Tal aseveración sería el resumen de la escena que se vivió durante toda la mañana de ayer en el límite que marca el espigón de Benzú.

Una embarcación tipo zodiac a motor ocupada por seis subsaharianos se convirtió en protagonista de casi un conflicto diplomático por saber quién se quedaba con el grupo. Las mareas movían la embarcación de la zona marroquí a la española, apareciendo en el lugar una patrullera marroquí, otra de la Armada española, otra de la Benemérita más dos semirrígidas de este mismo Cuerpo. Todas contemplando la embarcación con seis subsaharianos a la que nadie ‘metía mano’.
La historia comenzaría pasadas las ocho de la mañana y no llegaría a su fin hasta bien entradas las doce y media, con el traslado de la embarcación al puerto deportivo. A primera hora se detectaba desde las cámaras del COS del Instituto Armado la embarcación, que se encontraba en aguas marroquíes. Pasaban las horas sin que la patrullera alauí, que llegó a acercarse hasta el lugar, se hiciera cargo de los subsaharianos, cuya balsa a motor iba introduciéndose en aguas bajo jurisdicción española.
Los seis ocupantes de la embarcación se quedaban contemplando el envite de las fuerzas de uno y otro lado, mientras nadie se hacía cargo de ellos. Así estuvieron hasta más de tres horas, mientras en tierra, en Benzú, mandos de la Benemérita contemplaban la ‘película’ y estudiaban la salida más airosa que adoptar. Así fue hasta que en la embarcación de los subsaharianos empezó a entrar agua, teniendo que actuar la patrullera del Servicio Marítimo haciéndose con todos los varones e izándolos al barco. Asimismo recuperaron la embarcación, que había sido preparada para, con la colocación de un motor, llegar hasta la península. Al menos esa era la pretensión del grupo, que terminó siendo protagonista de un episodio que viene a demostrar que aunque en los despachos todo sean buenas maneras y hasta en las notas de prensa de la Delegación del Gobierno se haga hincapié en lo bien tratados que son sus cargos en Marruecos, a pie de campo la cosa cambia y los roces se materializan en plena lucha contra la inmigración ilegal.
Y esta es ya la segunda vez que pasa en este año. El mes pasado sucedió la misma historia en la isla Perejil, a donde tuvo que acudir la Benemérita para rescatar a cuatro inmigrantes que se encontraban en el peñón esperando a que les recogieran. La Guardia Civil esperó que desistieran hasta que, ya de noche, tuvo que recogerlos.
Porque esa es la táctica que se está empleando ahora. Los inmigrantes salen en dirección hacia la mítica isla, a sabiendas de que serán rescatados por las fuerzas de seguridad españolas o, lo peor para ellos, serán interceptados por las patrulleras marroquíes. La táctica que siguen es la siguiente: llegan en balsas hasta la roca, pasan a la misma y esperan que la Benemérita les recoja. La presión que se puede ejercer por esta vía ya es temida por las fuerzas de seguridad españolas. ¿Es posible burlar el supuesto control que ejerce Marruecos contra el narcotráfico y la inmigración en el entorno de Perejil? No es que sea posible, es que se está burlando con llegadas como las que ya se han producido y las que se han detectado.
Un pescador que se ha puesto en contacto con ‘El Faro’ ha apuntado cómo el pasado domingo varios inmigrantes llegaron hasta isla Perejil para forzar así que fueran recogidos por el Instituto Armado, pero dicha actuación no se llevó a cabo. Hay ocasiones en las que Marruecos sí actúa, pero no las suficientes como para garantizar el blindaje que, por ejemplo, funciona al 100% en Tarajal.

Es el primer pase que se produce en una pequeña balsa con motor

Como lo leen, en una pequeña balsa pero dotada con motor. Ni remos de madera, ni nada. En esta ocasión, el pase con el que se topó la Benemérita fue distinto al de otros rescates, y viene a romper esa cierta monotonía que había marcado las últimas entradas. Los seis subsaharianos, naturales de Nigeria, Sierra Leona o Ghana, entre otros puntos, tenían además un poder adquisitivo mayor que otros rescatados. Y no sólo porque habían tenido que pagar mucho más dinero por adquirir la lanchita a motor, sino por la vestimenta que portaban. Las zapatillas de marca y recién estrenadas, además de alguna prenda que no era la habitual que suelen llevar los subsaharianos.
¿Cambiará el perfil, cambiará el tipo de pases? En esas está la Guardia Civil, cuyos servicios de información ya habían tenido conocimiento de que en Marruecos los inmigrantes estaban empezando a adquirir pequeñas zodiacs para llevar a cabo un pase más seguro.
Ayer estos agentes se toparon con la realidad, ya que lo que apuntan en sus informes ha cobrado realidad con esta intervención. En el puerto deportivo quedaba la lancha y el motor, además de una petaca con combustible que también portaban para realizar la travesía con la que pretendían alcanzar la península.
Alguno de los subsaharianos llevaba dinero, otros móviles y había hasta quien traía su diploma para, quién sabe, buscar una colocación.
Ya en el puerto los agentes de la Guardia Civil les entregaron ropa de la Cruz Roja y practicaron la recogida de filiaciones antes de que, ya pasada la una y media de la tarde, el grupo fuera trasladado en unidades de la Policía Nacional hasta la Jefatura para realizar la oportuna incursión en el CETI.
Por cierto que ayer también la Policía detectó la entrada de una subsahariana que se presentó en las dependencias policiales por la mañana. Se presume que pasó la frontera oculta en algún doble fondo de un vehículo que le habían preparado en Marruecos.

Historia llamativa
La intervención de ayer, al margen de las cuestiones diplomáticas entre ambos países, tiene una segunda parte. Y esa es la que aporta el tipo de embarcación que emplearon estos varones para alcanzar la península. Al final terminaron siendo protagonistas de un roce entre fuerzas de ambos países, pero su propósito era el de llegar al otro lado para lo que habían pagado más dinero por hacerse con una balsa como la de la imagen, su motor y su combustible.