La
Policía Nacional ha encuadrado en un caso de violencia de género
el suicidio de un agente de la Guardia Civil de Ceuta ocurrido en la tarde de ayer justo después de haber disparado a su mujer. Sucedió en la vivienda común situada en la barriada de Los Rosales, en donde tras una discusión previa -según escucharon los vecinos- se produjeron los disparos. La Delegación del Gobierno confirmaba a este medio que fueron cuatro pero dos son los que alcanzaron las extremidades inferiores de la fémina, uno en cada muslo y con orificio de entrada y salida. El guardia civil fallecido, B.A.L., estaba destinado en el puerto; su mujer, M.A.L., de 41 años, quedó ingresada en Traumatología después de su traslado urgente al HUCE en una ambulancia del 061.
Los hechos se produjeron pasadas las 18.00 horas, en el portón número 23 de Los Rosales. Fueron los vecinos los que alertaron al 112 informando que habían escuchado disparos después de una discusión. La ambulancia del 061 acudió rápidamente al lugar, llegando con una unidad de la Policía Nacional detrás y encontrándose ya a la mujer ensangrentada en la calle. Había salido del interior de la vivienda herida, tras ser disparada a menos de dos metros por el agente, que dirigió esos disparos exclusivamente hacia las piernas. En el interior del portón quedó el rastro de sangre, según los vecinos bajaba gritando y pidiendo atención por su bebé, de unos 6 meses, que seguía en la casa.
Los sanitarios del 061 le practicaron un torniquete en cada una de las piernas en plena vía pública, aplicando el protocolo y procediendo al traslado rápido de la víctima al Hospital Universitario. Los vecinos alertaron que el autor de los disparos estaba en el interior de la casa, por lo que procedieron a trasladarla dentro de la unidad móvil para ganar en seguridad, ante la hipótesis de que pudieran producirse más disparos. Cuando la ambulancia aún no había salido en dirección al Hospital Universitario, la médico del 061 que atendió a la herida llegó a ser requerida de nuevo por la Policía Nacional para acudir al domicilio, después de que el agente se disparara. La doctora no pudo hacer nada por el guardia civil, que se había disparado en la sien y ya carecía de signos vitales, por lo que emprendieron rumbo al clínico civil.
La Delegación del Gobierno comunicó que no se tenía constancia de denuncias previas entre la pareja, componentes de una unidad familiar con tres hijos en común. Dos de ellos estaban en Marruecos y uno, el más pequeño, con pocos meses, se encontraba en el interior de la vivienda cuando se produjeron los hechos.
La Policía Nacional personada en el escenario de los hechos entró en la vivienda en donde se encontraba el guardia civil encerrado, junto al bebé, y en donde terminó con su vida de un disparo en la sien. Hasta el lugar acudieron familiares y el pequeño fue sacado por un agente de la Policía Nacional, todo cubierto de sangre por manchas no por heridas. Fue atendido por vecinas que estaban en la zona que le lavaron y dieron un biberón, quedando dormido.
Los gritos y el ruido del disparo alertaron a los vecinos de Los Rosales que, de inmediato, avisaron al 112 activándose así el protocolo de emergencia. Agentes de la Policía Científica se personaron en el interior de la vivienda para tomar pruebas en el escenario de los hechos y fue la funeraria de servicio para la recogida de cadáveres judiciales la que se encargó, pasadas las 20.00 horas, de retirar el cuerpo del lugar y trasladarlo a la sala de autopsias en donde hoy, presumiblemente, se le practicará el análisis.
Al lugar acudieron también agentes de la Benemérita de paisano y la Policía Local apoyó a la Nacional. Todos los presentes coinciden en aseverar que se trataba de un “buen vecino” sin conocer problemas previos. La Policía Nacional es la encargada de la instrucción de las diligencias y considera el caso como un “asunto de
violencia de género aunque la mujer no haya fallecido”, según informó a este periódico la propia Jefatura.