Pues bien, el día de ayer fue uno de esos que deja como resultado el hallazgo de hachís entre las vallas que separan ambos mundos. Hasta allí intentaba acercarse un joven que portaba una mochila en la que había ocultos 10 kilos de hachís distribuidos en varios paquetes. Ante la sospecha que el joven despertó entre los agentes destinados al blindaje del perímetro fronterizo se dio aviso a la mejanía que, pese a intentar su arresto, no pudo practicarlo al darse a la fuga.
No obstante en el lugar quedó la prueba del delito: la mochila con el hachís, que ha sido valorado en algo más de 15.000 euros según las tablas emitidas por el Ministerio de Interior.
El caso ha quedado judicializado a la espera de la posible localización del joven por parte de la mejanía mientras que la droga fue intervenida por la Benemérita y trasladada al depósito de Sanidad para su posterior destrucción.
Menos presión en los espigones y más en el monte
La Guardia Civil ha registrado una menor presión en los espigones durante los últimos días después de las registradas los pasados jueves y viernes y tras el hallazgo de tres cadáveres en la playa de Castillejos el sábado pasado. A pesar de que las alarmas registradas han sido abundantes debido al temporal y se ha extremado la vigilancia, no se ha detectado la llegada de grupos de subsaharianos intentando entrar en la ciudad. Una cierta situación de tranquilidad que se produce en un periodo en el que Marruecos está intentando presionar más en los campamentos en donde se localizan los subsaharianos practicando redadas. Mientras aquí en Ceuta, en el CETI, sigue la presión derivada de unas entradas elevadas y unas salidas que se llevan a cabo con cuentagotas. La dirección del campamento ha acogido a los recién llegados cifrándose el número de residentes en casi 800, lo que viene a superar de forma amplia la capacidad de que dispone el Centro de Estancia Temporal.