Categorías: Sucesos y Seguridad

Grupos organizados utilizan a los menores para el robo de ciclomotores en la península

Las fuerzas de seguridad se están topando con un delito cada vez más extendido entre la población de adolescentes que es utilizada por grupos organizados para el robo de vehículos. Es ya una práctica habitual que quienes dirigen estos grupos se apoyen en jóvenes de entre 15 y 17 años para que roben ciclomotores en la península que luego son trasladados a Ceuta para, previa alteración de algunas de sus piezas identificativas, ser introducidos en Marruecos. Se trata de adolescentes tanto de la ciudad autónoma como de puntos del sur peninsular -Algeciras, La Línea o Tarifa, sobre todo- que se dedican a trabajar para grandes grupos que controlan el mercado de los vehículos robados, tanto de ciclomotores como motos y coches. En el caso de estos menores se les utiliza para el robo de ciclomotores que luego embarcan en cualquiera de los ferry que se dirigen a Ceuta para trasladarlos a los garajes o almacenes en donde se producen los cambios de piezas. Acostumbran a realizar esta práctica delictiva en pareja ya que el menor con el vehículo robado circula siempre acompañado de otro menor que se presenta como señuelo para informarle de la presencia de controles de las fuerzas de seguridad. En momentos de tensión este señuelo podría realizar funciones de despiste para evitar que las fuerzas de seguridad se fijen en el compañero que circula con el ciclomotor robado. En los distintos robos que se practican los grupos organizados acostumbran a cambiar de menores.
Este negocio goza de ciertos amparos. Desde la falta de control en el barco sobre los vehículos que cargan hasta la escasez de vigilancia sobre estos mismos vehículos cuando se dirigen a Marruecos, previo paso por la frontera del Tarajal.
Se mueve mucho dinero en torno a un tipo de delito que es motivo de cuantiosas intervenciones policiales pero que continúa en auge dadas las dificultades para controlarlo. Quienes se dedican al robo y traslado de los ciclomotores son menores pero no ‘angelitos’. De hecho, hace un par de semanas, en un control practicado por la Guardia Civil en la carretera que se dirige a la frontera uno de estos menores estuvo a punto de atropellar a un mando durante un control ejercido para el control de los vehículos.
Este es un mero ejemplo de cómo se las gastan quienes tienen por encomienda trasladar el vehículo hasta barriadas como el Príncipe (en donde son trastocados) o hasta Marruecos. La propia Fiscalía de Menores no es ajena a este problema. Las estadísticas no engañan y reflejan el flujo delictivo que existe en torno a estas prácticas.
Sólo en lo que va de año se han dictado condenas sobre cuatro menores (una por mes), mientras que el pasado año dichas condenas se elevaron a 21. En 2008 las sentencias dictadas fueron 11; nueve en 2007 y siete en 2006. Esta estadística no refleja aquellos casos de adolescentes que no pueden ser detenidos al no sorprendérseles con las ‘manos en la masa’. Fuentes de la Guardia Civil confirman esta práctica delictiva contra la que resulta complicado actuar. Desde algunos sectores se avanzan soluciones como el refuerzo de los controles en los barcos a la hora de cotejar si alguno de los vehículos que se cargan figura como robado. La práctica se ceñiría sobre los que son embarcados por jóvenes que cumplen con este perfil. De momento ésto no se está haciendo lo que permite que dichos embarques se efectúen con total impunidad pudiendo alimentarse ese tráfico ilícito de vehículos robados.
La moda influye además en esta variante delictiva ya que estos jóvenes actúan a demanda, según el modelo de ciclomotor que se les manda sustraer de acuerdo a las reclamaciones de los clientes. El yacimiento de demanda existente al otro lado de la frontera es de tal índole que se aventuran buenos tiempos para que dichos negocios sigan alimentándose.
El empleo de adolescentes para la práctica de estos robos conviene a unos grupos que son conscientes de la menor carga delictiva que se les aplica al quedar amparados por la Ley del Menor.
Las fuerzas de seguridad mantienen que se trata de grupos organizados aunque fuentes judiciales insisten en que algunos de los casos tratados se corresponden con autores que han practicado el delito de motu propio.
Este negocio se incluye en el más amplio que mueve, a nivel europeo, la introducción de vehículos robados en Europa en el vecino país a través del paso por Ceuta o Melilla. Penas de tres a seis meses de libertad vigilada para los autores En el caso de los robos de uso de vehículos los menores son penadas con una libertad vigilada de entre tres y seis meses, salvo casos excepcionales en los que exista una reincidencia. Para los adultos implicados llevaría como carga una multa, sin que exista pena de internamiento en centro de reforma para ninguno de los casos. La pena cambia cuando el menor es sorprendido intentando introducir el vehículo a Marruecos al considerarse hurto o robo ya lleva consigo la pena de internamiento, en este caso en el centro de Punta Blanca.

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