Más de 200 marroquíes se han echado al agua esta madrugada para intentar su cruce a Ceuta. Ha sido sin duda una de las noches de mayor presión que viene a evidenciar el gravísimo problema humanitario que se produce en la frontera sur, al que se enfrenta la Guardia Civil y que oculta el Ministerio del Interior.
Sin parar, desde las once de la noche y hasta pasadas las cinco de la madrugada los componentes de la Benemérita han actuado sin pausa ante los grupos de marroquíes, tanto adultos como menores que se echaban al agua.
Estaban los agentes de prácticamente todas las unidades, desde las patrullas de Costas, hasta los búhos, pasando por los GRS, el Servicio Marítimo y los efectivos destinados en la central COS coordinando unos servicios que no paraban.
El desgaste es brutal, ya no solo en lo físico sino también en lo psicológico para unos agentes que están desbordados en una línea que soporta intentos prácticamente diarios de entradas de cientos de personas.
Lo que está ocurriendo no es algo casual, sino que se repite prácticamente casi todas las noches, haya o no niebla, escenificándose situaciones tan arriesgadas que marcan a cualquiera.
El servicio de frontera está reconocido como el más penoso, en esta ocasión lo que se plasma sobre el papel no es falso, solo hay que vivir una madrugada de presión en la ruta de los espigones para corroborar los extremos a los que se está llegando.
Y hablamos de vidas, de personas en situaciones límite en el mar, lo que transforma cada servicio en algo llevado a un límite insoportable.
Esta madrugada los gritos se escuchaban desde la carretera. Gritos desgarradores de gente que estaba en el agua y no aguantaba más. El Servicio Marítimo acudía hacia esos puntos buscando dar con quienes pedían ayuda, mientras que agentes con cámaras térmicas daban las ubicaciones de los puntos de calor.
Vecinos de las barriadas próximas que se encontraban por la zona acudían al paseo para colaborar en lo que podían. Corrían de un lado a otro, guiados por esos gritos para alertar a la Guardia Civil de lo que no veían, pero intuían.
Estas situaciones hay que vivirlas para saber la tensión a la que se están enfrentando los agentes, tanto los que están en el mar como los que esperan en tierra o los que alertan de lo que ven con sus cámaras térmicas y contienen la tensión esperando que sus compañeros terminen servicio sin escribir ninguna tragedia.
Estos episodios marcados por la angustia hay que multiplicarlos por las decenas y decenas de personas que esta madrugada seguían echándose al agua en Marruecos, convirtiendo la situación en insostenible.
Los agentes de la Guardia Civil no pueden más. Es un no parar de alertas, de ir corriendo con los vehículos de lado a lado, desde el Tarajal hasta incluso la zona del Sarchal intentando localizar a todos los nadadores sin saber número concreto ni estado.
Cuando no pueden más, cuando están prácticamente vencidos por el cansancio es cuando estos nadadores gritan pidiendo ayuda, aunque muchas veces es demasiado tarde. Así cada vez es más elevada la lista de desaparecidos en el mar.
No hay medios, ni recursos, tampoco capacidad para una situación extrema sobre la que no se pronuncia el Ministerio del Interior, pero que es gravísima.
El Servicio Marítimo ha rescatado esta madrugada en el mar a más de 50 personas, según estimaciones hechas sobre el terreno por FaroTV, aproximándolas después en varios grupos hasta el arenal del Tarajal, en la zona entre espigones.
Allí esperaban agentes para hacerse cargo de todos ellos. Los jóvenes saltaban al agua desde la patrullera del Servicio Marítimo, algunos inclusos con el flotador todavía colocado.
Se han hecho varios desembarcos de este tipo durante toda la noche. Quienes tocaban arena eran los mismos que antes se habían localizado en el mar. Las embarcaciones del Marítimo llegaban cargadas hasta la zona.
Mientras tanto, en tierra, otras unidades seguían interceptando a marroquíes que llegaban aferrados a flotadores. La mayoría vestido con ropa de calle normal, escasos eran los que portaban trajes de neopreno.
Así, ocurría en Juan XXIII o en la piedra del Pineo. Hasta este punto llegaron 4 personas que, poco después, terminaban echándose al agua para ser recogidas por la patrullera del Marítima. En esa zona los gritos constantes se escuchaban sin cesar convirtiendo la noche en tragedia.
En el Tarajal eran interceptados más marroquíes. Esos eran los que se veían, pero con buena parte se daba tras haber llegado a varios metros de la costa. Los jóvenes nadan hacia lo más profunda creyendo que así no serán interceptados, lo que no saben es que exponen sus vidas a una muerte ya no por ahogamiento sino por cansancio e hipotermia.
Los rescates se han llevado a cabo, tal y como ha podido comprobar FaroTV, tanto en la zona de Tarajal como Almadraba, Juan XXIII e incluso Sarchal, en donde además de la Guardia Civil se contó con apoyo de Salvamento Marítimo para interceptar a un grupo de nadadores.
De todos los interceptados esta noche, hay 7 menores que fueron conducidos a los recursos dependientes de la Ciudad Autónoma.
Y esto pasaba en Ceuta, pero en Marruecos seguían llegando sin parar más y más nadadores. La Marina marroquí recogía a decenas de ellos, siguiendo en muchos casos las indicaciones de la propia Guardia Civil.
El problema lo tiene Marruecos en sus arenales, a donde los jóvenes y menores llegan sin obstáculos, lo que se traduce en una enorme presión. Es aquí donde se producen enfrentamientos, lanzamientos de piedras, reyertas para poder salir a nado.Ceutíes que esta madrugada llegaban a nuestra ciudad tras superar las largas colas de la frontera explicaban a este medio las peleas que se estaban produciendo a pie de playa en Marruecos.
Aunque a los aspirantes a la inmigración se les indique que muchos compatriotas han muerto y que si llegan a Ceuta serán devueltos, estos no se lo creen y siguen buscando el pase a toda costa.
Ya se han producido enfrentamientos entre los agentes que están destinados a evitar la aproximación a las playas fronterizas con Ceuta y quienes quieren el cruce.
Esta noche se han echado más de 200 sin parar, logrando nadar alejándose de la costa. Y han elegido una noche clara, sin niebla, porque ya cualquier fecha es idónea para escapar.
Los interceptados durante toda la noche, serán devueltos a Marruecos previa identificación y filiación de la Policía, siguiéndose así el protocolo que depende muy mucho de la actitud que tenga el vecino país.
Estas entradas constantes se producen tras un fin de semana en el que la presión no ha cesado ya no solo con nadadores sino con entradas de inmigrantes en motos de agua (una fue localizada en el Sarchal y otra interceptada en el Chorrillo y entregada a Marruecos este sábado) y en recreativas (como la que llegó este domingo hasta el morabito de Sidi Bel Abas.
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