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Círculo de Silencio denunció este miércoles el desequilibrio que existe entre la vida y la muerte según dónde se haya nacido. Porque sí, porque a pesar de estar en pleno siglo XXI todavía hay quienes tienen que pedir permiso para vivir en libertad, quienes están condenados a no poder prosperar, quienes para gritar el ya famoso Boza tienen que morir.
El Círculo de Silencio volvió a reunir a los que siempre suman fuerzas para estar ahí visibilizando que queda mucha lucha, porque “el dolor, el sufrimiento, el miedo, la tristeza, la soledad, la incertidumbre y la muerte” son para muchos eternas compañeras de viaje. “Sentimos la rabia, impotencia, pena, tristeza al pensar que por el simple hecho de querer alcanzar una vida mejor, muchos de nuestros hermanos y hermanas caen sin poder levantarse nunca, que muchos pasos quedan enterrados sin ni siquiera haber empezado, que muchos sueños son arrastrados al fondo del mar, que muchos gritos de Bozaaaa nunca se escucharán”, denunciaron en el mensaje compartido en silencio por todos los presentes unidos en ello.
“Migrar es un derecho y nadie debería perder su vida intentando salvarla. Es un derecho y nadie debería arrebatárnoslo”.
“Nadie debería perder su vida intentando salvarla”
En esas muertes injustas se encuadran las de los 15 jóvenes que un 6 de febrero de 2014 fallecieron en su intento por bordear el espigón del Tarajal. “Su recuerdo nos anima a seguir luchando para que en las fronteras se reconozca y se respete la vida de las personas migrantes y refugiadas. Este miércoles recordamos a quien quiere olvidar, a quien no quiere ver, a quien no quiere escuchar que seguiremos viniendo cada segundo miércoles de cada mes hasta que no dejemos de ver muerte, violencia, impunidad y vulneración de los Derechos Humanos en nuestras fronteras. Porque frente a vuestros muros, nosotros construiremos puentes de solidaridad y respeto”.