Dios es grande. Por eso, dicen quienes entienden, que está en todas partes. Ayer estuvo concentrado junto a la mezquita Sidi Embarek, en la escuela coránica Ablal-Hasan Acharri de Ceuta, donde tuvo lugar la clausura del curso. La ocasión mereció las mejores galas. No faltaron la convivencia y el compromiso. Pero, sobre todo, no faltó Dios.
“Lo principal es inculcar entre los niños valores como la fe, las tradiciones, la familia y el respeto al prójimo”, declaró Amin Mohamed Mohamed, presidente de la comunidad de la mezquita Sidi Embarek, que añadió que la enseñanza de la escuela se basa en la instrucción del árabe y del Corán.
Ayer fue un día en el que madres y padres pudieron comprobar los avances de su progenie. Al estrado, listo para la ocasión, fueron acudiendo con orden y concierto los alumnos más destacados. “El saber no ocupa lugar”, señaló Abdelatif Lemmagui, presidente del AMPA de la comunidad. Los primeros versículos del Corán hablan de refugio y de los hombres. Como ayer: Dios como cobijo, como la sombra que protege a los hombres de un intenso sol propio del inicio del periodo veraniego.
La clausura del curso no implica el cierre de la madrasa de Juan Carlos I. El comienzo estival no interrumpe las clases coránicas, por la mañana, y de apoyo de árabe, por la tarde. Será la llamada escuela de verano, cuyos fines de semana se aprovecharán para la realización de excursiones recreativas y formativas: las playas ceutíes, Tánger y Chaouen, entre otros.
Los 26 días del Ramadán, una de las fiestas grandes para los ceutíes musulmanes, serán aprovechados por el colegio coránico Ablal-Hasan Acharri para realizar cabo otro tipo de actividades. Y, como es habitual, estarán invitados todos los ceutíes. “Esta es la casa de todos”, explicó el presidente de la AVV Poblado de Regulares, Ali Hamido Mohamed, asiduo colaborador en las actividades de la barriada. “Las puertas permanecerán abiertas”. Todo para que Dios esté en todas partes. Porque Él es grande.