Todo un Gobierno de España es capaz de responder, a preguntas de un partido político, con una mentira.
Con su sello oficial, pero mentira. Es lo que ha ocurrido con la respuesta dada sobre la situación del tapicero
Samir, en estado vegetal desde que sufrió un accidente de tráfico en Ceuta. Indica textualmente el Gobierno, que así se lo trasladó a
Podemos y este partido lo rebotó a los medios de comunicación, que Samir es “titular de una autorización de residencia por circunstancias excepcionales por razones humanitarias como extranjero que ha sufrido una enfermedad sobrevenida”. “Dicha autorización”, añade, “le fue notificada el 21 de julio de 2020 y tiene una vigencia de un año, prorrogable anualmente”.
El hecho es que Samir no tiene ningún tipo de permiso de residencia. No lo ha tenido nunca. Su abogado lleva tiempo peleando por conseguir algún beneficio para este tapicero cuyo caso quedó archivado en el juzgado sin que por la vía penal alguien pagara por ese atropello.
Saadía, su madre, ha compartido un vídeo grabado en el propio hospital con el que comunica que ni ella ni su hijo tienen permiso de residencia. No sabe de dónde ha salido esa aseveración, reproducida por todos los medios de comunicación porque viene reflejada en una respuesta oficial del Gobierno de España, fechada el 12 de febrero, y enviada a Podemos, que le dio la difusión.
“Que la paz y las bendiciones de dios estén con usted. Soy la madre de Samir, él no tiene residencia. Ninguno de los dos la tenemos. No tenemos residencia, nadie nos la ha dado”, explica la madre en dicho vídeo.
Falso es eso como también que se esté llevando a cabo una renovación anual. ¿Cómo es posible que se emitan estas respuestas si la
Delegación del Gobierno en Ceuta está enterada de la situación de Samir? Se desconoce el origen de esa comunicación que ha llevado a dar por cierto lo que ni siquiera se ha conseguido. Y darlo por cierto con sello oficial incluido.