Pinturas de agua, espátulas, pinceles y una paleta para plasmar su mundo interior. Ese es el regalo que le ha hecho el artista internacional Ginés Serrán-Pagán a su amigo ‘Pepito’ en su última visita a Ceuta. Pepe es uno de los residentes de la casa familiar Nuestra Señora de los Ángeles y de la Unidad de Convivencia de la Fundación Cruz Blanca y se conocieron hace 33 años.
Sin embargo, cuando ambos se conocieron José Manuel Penedo no hablaba. Hay lugares a los que no se llega a través de las palabras. Por eso, es posible tener dentro emociones pero no saber describirlas. Ginés Serrán-Pagán ha ayudado a que Pepe se siente frente a una mesa con lápices, acuarelas o pintura acrílica y empiece a materializar, a través del arte, algunos rincones de ese mundo interior.
Este jueves ambos artistas y amigos se reencontraron. Ginés visitó a Pepito en la Fundación Cruz Blanca y le hizo otro regalo muy especial: su último libro firmado y dedicado.
Compartieron un buen rato en el que José Manuel mostró sus últimos cuadros a Serrán-Pagán, en los que “de forma muy personal y en silencio” pinta sus recuerdos de niño en las playas de San Fernando, donde nació. “Me ha dado mucha alegría verlo y espero que siga trabajando porque es un artista creando”, contó.
El arte como terapia y forma de expresión. Pepito expresa su vida en sus obras y eso es gracias a Ginés. “Pepe habla a través de su arte. En su lenguaje artístico ha madurado mucho y expresa algo universal, aunque él quiera hablar y no pueda. Habla con su obra. Pepe está reflejando con su obra un testimonio y es un ejemplo a seguir para mucha gente como él. Podemos darnos cuenta de que el lenguaje oral no es tan importante, sino que lo importante es cómo expresar esos sentimientos y el arte es un vehículo extraordinario para llega a todo el mundo”, se congratuló.
Además, recordaron la exposición que hace 33 años hicieron juntos en el Ayuntamiento y que les gustaría repetir. “Empezamos a prepararla en el año 89 y después la inauguramos en el Salón del Trono del Ayuntamiento en 1990. Me puse en contacto con Cruz Blanca con el deseo de donarle toda una serie de obras, que creo que fueron 40 obras, y el Hermano Superior me dijo que había un artista dentro del centro”, recordó.
Desde entonces no habían vuelto a verse. “Me encantó mucho que esa alegría le impulsase a expresarse de esa manera y ahora me encantaría repetir la misma historia”.
Sin embargo, el arte ha querido que sus caminos vuelvan a cruzarse. “Nos hemos visto muchos años más tarde y vamos a repetir esa exposición. He avisado a la vicepresidenta, a Cultura, y Patrimonio, con Teresa Troya, y me han dicho que van a poner toda su colaboración. Me encantaría que los dos expusiéramos de nuevo y yo donarle la obra a Cruz Blanca, para Pepe y sus compañeros”, concluye.
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