George Solís es el vecino de Ceuta que ha lanzado un proyecto de desconexión digital. Su idea es crear zonas verdes en donde los ciudadanos puedan parar y conectar con ellos mismos alejados de teléfonos móviles y notificaciones.
‘ECO Social Life’ es el nombre que recibe esta idea que está entre los 25 finalistas de los Premios Innosocial Málaga y de la que el protagonista nos ha contado más detalles.
-¿En qué consiste este proyecto tan innovador?
Ecosocial Light es un proyecto que ha visibilizado la idea de integrar el mundo verde a las relaciones interpersonales, a las relaciones humanas. Siempre se había relacionado con materiales o procedimientos que no causaran contaminación, pero no se había aplicado el mundo verde dentro de las relaciones y también es importante visualizar que las relaciones sin aditivos electrónicos son importantes para tener una vida saludable.
Estamos muy enfocados en salvar el oso polar, los mares, el aire, pero nos estamos olvidando de nosotros mismos. Entonces, este proyecto hace recordar a las personas que nosotros también somos parte de esa naturaleza que tenemos que salvar y lo hacemos a través de un proyecto llamado ‘Eco Social Life’, que son unos parques que se escogerían de las grandes ciudades o de cualquier zona que tienen que estar amurallados o cercados porque en los accesos hay que requisar la tecnología para impedir que en el interior haya contaminantes electrónicos que interfieran en las relaciones sociales que se crean en ese espacio.
-Entonces, ¿cómo funcionaría?, ¿habría que dejar los móviles fuera?
Hice varias pruebas y cuando requisaba la tecnología en la entrada me daba cuenta de que causaba mucha ansiedad separarse del teléfono y no saber qué estaba pasando con él en la taquilla o si te lo podían quitar o robar o confundir. Entonces, queríamos reducir esa sensación de ansiedad y saber que la persona en todo momento, en caso de que tuviera una emergencia y de que se sintiera inseguro de verdad, podría abrir la bolsa y hacer una llamada de emergencia.
La única forma para que la gente pudiese llevar la tecnología consigo, pero al mismo tiempo no consultarla, pasa por instalar como una especie de tasa de regulación. Las personas, si abren la bolsa en el interior del recinto antes de salir, como es de un cierre único y es fácil de ver si ha sido manipulada, nosotros la evaluamos a la salida y la tasa que pagan a la entrada no la recuperarían porque era la tasa de regulación, era para que tú controlases tu tentación, como decía un artículo del paro.
"La vida real hay que fomentarla dentro de espacios específicos creados para ello, para proteger la ciudadanía de lo que yo llamo el sedentarismo social"
-A raíz de esa prueba, ¿cree que estamos demasiado enganchados o es posible que la gente sea capaz de participar en este tipo de parques sin ningún tipo de tecnología?
La clave aquí está en que esto es como una especie de autoevaluación, no solamente es para vivir una experiencia nueva e intentar que las ciudades tengan esta alternativa saludable en la ciudad, sino también es una buena forma de autoevaluar tu nivel de dependencia. Tú mismo te vas a dar cuenta de que cuando quieras recurrir a la tecnología y no puedas, tú vas a ser consciente cuántas veces has intentado. Entonces, eso también es una buena forma de autoevaluarse y yo creo que cada uno tiene su propio nivel. Esto es como yo se lo explico a la gente siempre.
El estilo de vida moderno ahora tampoco exige tener vida real. La vida real hay que fomentarla dentro de espacios específicos creados para ello, para proteger la ciudadanía de lo que yo llamo el sedentarismo social.
- ¿Cómo surgió toda esta idea?
Empezó a raíz de autoevaluar mi propio caso. Te cuento una experiencia personal: yo sospechaba que tenía una dependencia y se lo decía a mi padre, que es médico, pero no le hacía mucho caso porque aparte tampoco sabía mucho a lo que me dedicaba y qué estaba haciendo en el ordenador en ese entonces, en el año 2010.
En ese entonces no se hablaba mucho en la tele, ni los médicos, ni siquiera los psicólogos sabían que esto era posible. Entonces yo, de forma secreta, en esos años llamaba a gabinetes de psicología de forma anónima para intentar preguntarles si creían que era posible que yo pudiese estar enganchado al móvil y al ordenador. Y me decían que era un problema de voluntad.
Al no escuchar la palabra adicción, me relajé y digo, bueno, pues haré más deporte. Pero yo me daba cuenta que no podía parar. Entonces, en ese momento, fue cuando hago un autodiagnóstico y dije, se acabó, hasta aquí llegamos. Voy a hacer una desconexión de 14 días seguidos. Y ahí fue cuando me di cuenta de que mi problema era mucho mayor de lo que yo pensaba.
Empecé a sudar, cogí muchísimo peso durante dos semanas, y ahí fue la clave, mi propio cuerpo fue el experimento para comprobar que esto era una adicción antes de que las noticias empezaran a salir con que esto era real.
Es por eso que yo me dedico a crear proyectos de desconexión tecnológica, incluso cuando las personas no lo entendían.
"Esto está abriendo una puerta a crear soluciones creativas e innovadoras para conseguir que las personas descansen"
-¿Qué beneficios aportaría este descanso tecnológico?
La desconexión tecnológica es muy importante porque causa, digamos, que bajen los niveles de estrés, te aleja un poquito de los niveles de ansiedad, pero también mejora tus habilidades sociales, y aparte también regenera la zona de la corteza prefrontal del cerebro, que también se especifica, que es que, cuantos menos estímulos inmediatos tengas, más refuerza esta zona, que es la encargada de la voluntad, la buena toma de decisiones y la empatía hacia los demás.
El beneficio que va a tener este proyecto no solamente es para jóvenes y mayores y gente de todas las edades, sino que a nivel científico el cerebro se regenera cuando no tiene estímulos inmediatos de forma constante. Y crear espacios abiertos, por ejemplo, para estar una, dos o tres horas, genera un impacto directo en la salud.
-El proyecto lo presentó a Innosocial Málaga, ¿en qué punto se encuentra actualmente?
Creo que esta es una temática que ahora se va a poner sobre la mesa porque se ha dicho mucho sobre el problema, pero hay muy pocas soluciones. Esto está abriendo una puerta a crear soluciones creativas e innovadoras para conseguir que las personas descansen.
Yo esto lo veo muy como el tabaco. Cuando el tabaco empezó, la gente fumaba incluso en los aviones o en todos los restaurantes con niños pequeños alrededor. ¿Qué ocurre? Cuando se fue consciente de que era un problema de salud pública, se empezó a crear espacios donde no estaba permitido el humo. ¿Para qué? Para que no contaminara el ambiente de esas zonas. Pues yo creo que el futuro de la desconexión tecnológica acaba de empezar a partir de este proyecto, cuando nosotros vamos a empezar a visibilizar que tienen que existir zonas de desconexión para los ciudadanos. Y yo estoy sutilmente seguro que en el pasado las personas pagaban para conectarse, pero en el futuro las personas pagarán por desconectarse.
-¿Ve posible que se instale un espacio de desconexión tecnológica aquí en Ceuta?
Yo lo veo muy viable, sobre todo porque conozco el Parque Marítimo del Mediterráneo, que es maravilloso, que tiene mar natural y es un espacio paradisíaco, y recuerda mucho a la naturaleza.
Quizás sería un espacio ideal, porque uno de los requisitos para instalarlo tiene que ser que esté amurallado o cercado, y qué mejor que las murallas de ese parque. Crear esa innovación y ese mini mundo dentro de ese parque para que las personas cuando estén saturadas y estén aburridas y digan… Tengo que desconectar o que los padres les digan a sus hijos, mira niño, vete al parque y descansa un poco la tecnología un par de horas. Sería un buen momento para no solamente descansar todos, sino que los padres también puedan relajarse y saber que sus hijos están en un entorno que está fomentando su vida social y su salud.
–¿Le consta que en alguna ciduad estén interesados en su implantación?
Bueno, causó muchísima expectación y cuando un proyecto es tan visible, hay un riesgo de que inspiren. Los proyectos están hechos no solamente para venderlos, sino para inspirar al mundo a nuevas creaciones.
Mi preocupación máxima era que el mensaje llegara de la forma correcta. Que esto no es ‘deja el móvil’. Esto es ‘vamos a empezar a instalar salud pública para todos’. Salud mental pública para la gente. Por eso quería yo ser el principal representante para explicar el proyecto.
–¿Está inmerso en algún nuevo proyecto?
Actualmente tengo un blog dentro de mi página. La página se llama sozzzial.com y en ese blog lo que hago es publicar artículos muy originales sobre el mundo de la tecnología y la era tecnológica. No es el típico blog que se habla ‘deja el teléfono’. No, hace perspectivas desde el punto de vista sociológico, antropológico, social, pensamiento original, filosófico, alrededor de todos los problemas que hay, y así empezó el Parque.
El Parque es inspiración filosófica de muchas cosas históricas que ocurrieron en el pasado y aplicarlo al presente. Por ejemplo, este proyecto se inspiró en Central Park, a mediados de 1800. Todas las soluciones que se han creado desde mi página web han sido inspiradas en la historia, la filosofía y todos estos artículos interesantes podrían ser algo de interés para la gente, porque a eso me estoy dedicando ahora, a escribir artículos para mi blog.
También tengo un libro que se llama ‘Cibercelda: el despertar tecnológico’, donde hablo de cómo llegué a crear todos estos proyectos, o sea, el inicio de mi vida y a hacer conferencias y poder divulgar el concepto que la vida verde se aplica también a las relaciones humanas.
Si sale algún proyecto puntual en el que la gente quiera instalar los parques, yo estoy abierto a asesorar a las personas que quieran instalarlos, porque esto no es una marca que tú digas ‘yo quiero que instalen los parques de la marca tal’. No, esto es una idea abierta al mundo en el que gracias a esta marca se ha visibilizado el prototipo.