Garbanzos negros

Eso de “si no queréis caldo…”, habría que recordárselo a los políticos, pues las elecciones que vienen, traen intención de apabullarlos. Así pues, que abran bien los gaznates porque les van a introducir ese puñado de garbanzos negros, que vienen aflorando en sus partidos. La resaca que le espera al pobre ciudadano es de vino peleón. Con todo, en algunas sedes ya vienen ensayando los consabidos mítines en placitas íntimas, como

diría Lorca, intercambiándose consignas y otras suertes de mentirijillas.
¡Ay capitán, mi capitán!, que decía el histriónico Williams.
Y es que la cosa va, esta vez, de cuentecillos, con moralejas: de Caperucitas devorando al lobo: de Pulgarcitos, apaleando a sus progenitores por haberles abandonado en el oscuro bosque; o de esos hermanitos, engordados por la bruja caníbal, pero que, al final del relato, la convierten en caldo Maggi. Es la rebelión de los débiles, de la que querrán sacar tajada los azules, los rojos y los amarillos. ¡Ay, capitán, capitán!
Ante el panorama que se avecina, yo me he prohibido desde este mismo momento ver los telediarios lo menos posible u oír las tertulias monopolizadas por los habituales falsos retóricos. De ahí, pues, que haya optado por la lectura de libros de misterio, los de Poe o Lovecraft que, al menos, en ellos el terror es estético.
Sí, ya sé que la mayoría de la gente preferirá pegarse al plasma y seguir las huellas del señor Bárcenas, "el tipo ese" (que es como le llaman sus antiguos compañeros), cuando va desde su casa a los juzgados, el itinerario marcado desde que salió de ese escondrijo vigilado de Soto del Real. Esos excompañeros son los que le han aconsejado que cuando hable a los medios, antes se lave la boca con lejía, recomendación que los "palmeros" utilizan para proteger al Padrecito, que en estos momentos "vive sin vivir en mi" (es el centenario de Santa Teresa), aunque se muestre más atento al cuco que revolotea la sede de Génova, entonando aquella soleá de Manolo Caracol:
Yo no siento que te vayas.
Lo que siento es que te lleves
la sangre de mis entrañas
Los garbanzos negros empiezan a descomponer el puchero del que se han nutrido tantos sinvergüenzas. O en eso confían los miles y miles de parados; los cientos de hipotecados, los que vienen sustituyendo colchones por cartones; los pobres energéticos, esos que no tienen luz y gas porque no pueden pagarlos; los desahuciados, como los que en estos días, toda España, presenciaba haciéndose fuertes en su casa al bloquear la puerta con la nevera y con todo lo que podía ofrecer resistencia. En vano. El asalto de los robocops se hizo presente y como aquellos almorávides que asustaban con sus negras túnicas y sus ruidos atronadores, también estos se abrieron paso con el mismo atrezzo hasta llegar a una habitación (no había esta vez yihadistas) donde una madre daba el biberón a un niño de pocas semanas. País de mierda. Viendo la escena, difícil era no evocar la estampa bíblica de las huestes del sanguinario Herodes, cuando asaltaban viviendas donde lloraban recién nacidos. No; no satinizo a quienes le dieron la inhumana orden de llevarla a efecto. Se mueven por protocolos. Quizás es el mismo que emplean para sacudir manifestantes cuando piden hospitales y medicinas que atrasen sus muertes; o para esos subsaharianos, espontáneos equilibristas en las alturas de unas alambradas, recriminadas hasta por la misma ONU y vergüenza para dos ciudades de las que nadie se acuerda a no ser por esos thrillers de talibanes y narcos que las han hecho famosas. ¡Ay, capitán!. La que nos espera.
Y lo que nos espera son paredes chorreando engrudo con galanes y galanas de sonrisas forzadas; y furgonetas con altavoces de buhoneros, recorriendo ciudades, pueblos y villorrios. Todos pedirán el voto de confianza y, en verdad, que esa confianza no la merecen ninguno. Es lo que nos espera desde el mes que viene hasta que los polvorones vuelvan a estar encima de la mesa. ¡Vaya añito!.
Susana, la de Andalucía, dará el pistoletazo de salida. No sé si para quedarse o irse a Madrid. Es dueña de hacer lo que le salga del kiwi. Donde acampe, querrá ser la primera. Es hembra, como dirían los antiguos, de postín. De mente y lenguaje diáfanos. Porque lo saben los que la temen, ya han empezado a diluir su capacidad política con lo de su futura maternidad. Son los mismos que han hecho correr la noticia de que como ha sido un embarazo in vitro (como el que tuvo la señora Cospedal), posiblemente serán dos, ocasión que no desaprovechará para que sus nombres no planteen discusiones. Se han de llamar Cástor y Pólux, aquellos que amamantó la diosa Roma. Y es que Susana también tiene aires de loba. Y otra recomendación: que uno de los padrinos sea Pedro Sánchez; qué mejor modo de limar asperezas en el partido socialista. El bueno de Pedro no merece ni esas cenas ocultas de los monseñores Bono y Zapatero, ni que muchos hijos de p… lo vengan saeteando como otro San Sebastián. A Pedro también podría venirle a cuento estas bulerías:    
    A mi me duele, me duele,
    la mano con que me peinas,
    la boca con que me hieres