Los cinco detenidos en este fin de semana en distintas operaciones llevadas a cabo por
la Guardia Civil de Ceuta han ingresado ya en prisión por su presunta relación con delitos contra la salud pública. Cinco detenidos -dos chicos de 19 años de Ceuta y tres marroquíes-, más de 600 kilos de
hachís decomisados y formas novedosas de tráfico de drogas evidenciadas tras el cierre de la frontera. Es la lectura judicial de un fin de semana intenso en la persecución a este tipo de delitos que lleva a cabo la Benemérita. Todos los arrestados serán sometidos a juicio y sobre sus espaldas pesan peticiones de 4 años de prisión debido a la cantidad de hachís que trasladaban. Los dos jóvenes de Ceuta,
detenidos el sábado con 243 kilos escondidos en petacas de combustible, ingresaron a primera hora del domingo, tras auto dictado por el juzgado de instrucción número 6. Ambos, de solo 19 años, fueron detenidos con la mercancía a bordo de la embarcación que ocupaban. Aunque intentaron despistar a la Benemérita no lo lograron. Intentaban esconderse entre las pateras de pesca de marroquíes que desalojaba de la zona de Juan XXIII la Guardia Civil. Su propio nerviosismo les delató. Ahora los dos están en prisión preventiva. En Mendizábal ingresaron también
los tres marroquíes que colaron, entre todos, 359 kilos de hachís. Tenían en común el empleo novedoso de motores de propulsión. La Guardia Civil sospecha que no era la primera vez que lo hacían, y de madrugada pusieron toda la carne en el asador para interceptar y abortar los pases que llevaron a cabo. Los tres jóvenes, todos de
Marruecos, están en la cárcel en donde ya hay 78 marroquíes presos, de los 86 extranjeros en total. Y muchos de ellos, la mayoría, por tráfico de drogas. Y entre ellos los motores humanos que entran la mercancía guiándola por el mar y, ahora, los que de manera más especializada usan motores físicos. Son una variación heredada del tráfico de personas, antes seguían este método colando inmigrantes y ahora lo hacen con la droga. En 24 horas la Benemérita ha decomisado más de 600 kilos de hachís y en una semana superan los 700. La presión derivada del cierre de la frontera alimenta el pase por el mar, la vía abierta para el tráfico sustentado en marroquíes que se prestan a este tipo de viajes porque no tienen futuro alguno.