Hay historias delincuenciales a las que les cuesta colocar el punto y final. Pero tarde o temprano este llega. En el caso de M.B.A.L. ha tardado ocho meses, el tiempo transcurrido desde ese 28 de enero en el que consiguió escapar de la Guardia Civil tras colar un coche por el Tarajal cargado con 630 kilos de hachís hasta que se le detuvo en pleno estado de alarma para, tras ser juzgado este jueves en el Penal número 2, aceptar una pena de 4 años y 4 meses de cárcel al reconocer su implicación en un delito contra la salud pública. Aquí termina su historia de fuga, en una celda de la prisión de Mendizábal. Aquí termina también la crónica de uno de esos sucesos que hacen historia, porque histórico fue que alguien se atreviera a forrar por completo de hachís un vehículo Citröen C5 con placas de matrícula falsas para, primero, burlar el paso de control marroquí y luego, pretenderlo en el español. Pero la pericia de un guardia civil de frontera, que vio que los huecos de refrigeración de la parte delantera del coche estaban completamente tapados, dio al traste con este pase millonario valorado en más de un millón de euros.
Cuando el ahora condenado se vio sorprendido en el mayor pase de drogas que se recuerda que haya tenido como escenario la frontera del Tarajal, escapó a la carrera contando con el apoyo del conductor de un vehículo que esperaba en la parada de autobús y que nunca pudo ser condenado por estos hechos.
La Guardia Civil tenía la identidad del pasador y lo buscó durante semanas pero no fue hasta el periodo del estado de alarma, en una de las fases de desescalada que permitía la salida de los hogares, cuando los agentes dieron con M.B.A.L., procediendo a su detención por unos hechos que habían quedado dormidos mediáticamente pero no en los ficheros de la Guardia Civil.
Este jueves, ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2, el acusado reconoció el delito, aceptando la pena de 4 años y 4 meses de cárcel propuesta por el Ministerio Fiscal, tras aplicarse una agravante de reincidencia ya que consta una pena de 2013 por otro delito de tráfico de drogas por el que fue condenado por la Audiencia de Málaga.
A la prisión se le añade una multa de un millón de euros, correspondiente al valor de un hachís con un THC de casi el 33% que estaba repartido en 1.300 bloques hasta convertir el vehículo en el coche de la droga por excelencia, repleto de dobles fondos todos cargados de la mercancía procedente de las plantaciones de Marruecos.
También fue condenado por un delito de falsedad de uso de documento público a 3 meses de prisión y multa de tres meses con una cuota diaria de 5 euros, al tener conocimiento de que el coche que conducía tenía la matrícula de otro, aunque desconocía que había sido sustraído por lo que no se le condenó por otro delito de receptación que hubiera supuesto una pena añadida de año y tres meses de cárcel.
El ya condenado estaba cumpliendo prisión preventiva en la cárcel de Mendizábal desde el momento en el que fue detenido.
Detenciones de aduaneros en Marruecos
Mientras la Guardia Civil buscaba al conductor del coche, la Administración General de Aduanas de Marruecos procedía el pasado febrero a la detención de hasta seis funcionarios de este Cuerpo por su presunta relación con este pase de drogas. Fue, de hecho, el mayor que se recuerda interceptado en el Tarajal y nada más tener constancia del mismo se sospechó que el conductor tuvo que tener la suficiente ‘protección’ como para no ser interceptado en Bab Sebta, el lado marroquí de la frontera. Los aduaneros estaban destinados en el control fronterizo: son cinco agentes y un inspector.