Sociedad

La fuerza de Paula, la joven ceutí que superó un cáncer y contagió su sonrisa a millones de personas

“La vida a veces te pisa, te aplasta, y solo para mostrarte que tu límite está mucho más arriba de lo que pensabas”.

Era agosto cuando una amiga le escribió a Paula Valero, una joven ceutí de 22 años, un mensaje de ánimo. Le habían confirmado lo que ella ya se temía semanas antes: tenía un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta de lleno al sistema inmunológico. Este mensaje acababa con un presagio: “No te voy a engañar, esto no va a ser fácil, habrá momentos duros, dudas y a veces incluso creerás que no hay luz. Pero amiga, la hay, y dentro de unos meses estaremos bebiéndonos una cerveza, recordándote la razón que yo tenía”.


Valero montó, desde ese instante, lo que llama su “santuario”: multitud de estampitas, rosarios, algunas velas, pulseras... incluso una figura de Ganesha. Todos los regalos que empezaron a llegarle para transmitirle “toda la fe” de quienes los recibió. “Pero yo no creo en nada”, confiesa desde su ateísmo.

A pesar de ello, formó una especie de templo que concentra la energía de todas esas personas que le regalaron algún símbolo. Alguno más especial que otro: “Uno especial fue una chica que también pasó por lo mío”, explica.


Valero tuvo que dejar sus estudios de fotografía que cursaba en Granada tras recibir la noticia, pero ha podido compaginarlos al ser asignaturas teóricas y no prácticas. El amor a la foto se aprecia en su escritorio: más de cinco cuerpos de cámaras de todo tipo ocupan una parte de la mesa. Pero tuvo que aparcar su pasión por la enfermedad. Incluso, pensó compaginar ambas: “Me hubiera encantado documentar a través de autorretratos todo ese tratamiento, que era mi pensamiento, pero no podía levantarme de la cama”.

Alejada a la fuerza de la fotografía, y también de Aria y Coco. “No podía estar en contacto con los perros. Cuando estaba bien, ese era el momento de reencuentro”. Recuerda en especial cómo Aria “sentía pena, dejaba de comer a veces..., era muy bonito”, rememora mientras deja entrever un tatuaje al final de su pierna derecha que revela otra de sus inclinaciones: es animalista.

Toda esa energía que podía destinar en Aria y Coco; en la fotografía; en el movimiento Ceuta Sin Plástico; o en otras causas en las que está implicada, se vio parada.

“Adiós cáncer”

Así comenzaba el mensaje del tuit que Valero publicó el pasado 15 de enero. No era el día en que se enteró de que el linfoma parecía haber desaparecido. “Ese día el médico me lo reconfirmó y fue entonces cuando yo lo publiqué. Antes lo tenía un poco callado porque me daba miedo decirlo en voz alta y que no fuese así”.

El efecto fue abrumador. Más de dos millones de personas han clicado en algún momento ese vídeo en el que se ve a Valero y su perra Aria celebrando la noticia.

Aunque ella destaca, sobre todo, cómo ha podido llegar tan lejos: “Me han escrito desde México, Argentina... de muchísimos países que yo decía ‘dios, cómo ha llegado hasta allí’. Una chica de México me escribió diciéndome que tenía lo mismo que yo, la misma edad, y apoyándonos mutuamente”.


Aunque ese mensaje tuvo su doble filo. Valero sabía que era una realidad que quedaba atrás el cáncer en su cuerpo, pero hay un plazo para confirmar la curación que manejan los médicos: cinco años sin recaídas.

Esto le llevó a plantearse si había hecho lo correcto: “Pensé en borrarlo porque tenía miedo a eso, a decir ‘es que hasta dentro de cinco años no estoy curada al 100%’. Entonces me da miedo que si caigo toda la que se ha liado, ¿qué? ¿Otro tuit diciendo que no?”.

Su historia, desde entonces, ha aparecido en medios nacionales, como un ejemplo de que se puede vencer esta enfermedad.

Y ahora, ¿qué? Valero quiere dejar atrás la “normalidad” que ha llevado en este último medio año. Ella ya tiene claros sus próximos pasos: “Ahora voy a retomar los estudios, voy a viajar que llevaba mucho tiempo sin poder, que a mí me encanta. Y volver a recuperar mi vida de estudiante”. Además, le gustaría realizar un proyecto para documentar el proceso de recuperación de este tipo de cáncer.

En unos años, sabrá si ha ganado la guerra contra esta enfermedad.

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