El Fuerte de Piniers no está en mejores condiciones que los demás ubicados en Sierra Bullones. Sus alrededores están llenos de todo tipo de desperdicios, incluyendo botecitos del gas de la risa, además de botellas, papeles y basura en general, pero sobre todo latas.
Esto no es todo, pues no se ha librado de aquellos que de manera irresponsable han decido escribir sobre él.
Lamentablemente es un escenario que se repite con frecuencia en muchas de las estructuras que han sido declaradas Bienes de Interés Cultural (BIC), una figura de jurídica de protección que pareciera ser insuficiente para mantener estos lugares en buen estado, atendiendo a su importancia histórica.
Al igual que los fuertes de Aranguren y de Isabel II, el de Piniers forma parte de ese conjunto de fuertes neomedievales que se construyeron después de la Guerra de África para defender la nueva línea de frontera, por lo que su valor como patrimonio es innegable. Pero quien decide visitarlo, se asombra al ver en lo que se ha convertido.
El presidente de Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, recordó que esta estructura, en torno al año 2000, fue objeto de un proyecto de un taller de empleo de la Ciudad Autónoma de Ceuta, con el objeto de su restauración, pero al final quitaron el enfoscado exterior del fuerte “y se quedó así”.
Explicó que esto es como “quitarle la piel a una persona”, lo que hace que la fábrica del fuerte se quede más expuesta a los agentes meteorológicos como la lluvia, el viento o el agua, lo que evidentemente acelera el deterioro.
El mal estado en el que se encuentra este fuerte no es algo nuevo, de hecho es un problema que se ha prolongado por unos 20 años aproximadamente, “sin que se haga nada para no dejarlo tan desprotegido”, señaló Pérez Rivera.
Como ocurre con el resto de estos fuertes que conforman esta red, el de Piniers está completamente abandonado. “Ahora mismo no tiene ningún tipo de uso y lo peor de todo es que lo más lamentable de este caso ha sido todo el deterioro del entorno”.
Pérez Rivera agregó que “todo lo que es la planta de inertes de Piniers se está comiendo prácticamente la colina donde se asienta el fuerte y creo que eso, a estas alturas, debería de estar más que delimitado en cuanto a cuál es el entorno de protección de los fuertes y si hará falta ampliarlo”.
Recordó que la Ley de Patrimonio Histórico señala que la protección no es únicamente para el monumento en sí, sino también para lo que lo rodea, “y evidentemente el entorno está siendo gravemente alterado por la excavaciones que se hacen por parte de la empresa que gestiona la planta de inertes de Piniers”.
Para Pérez Rivera, la prioridad con respecto a este fuerte es, sin duda alguna, “cerrarlo de manera definitiva y asegurarse de que no se sigan deteriorando los alrededores y también actuar de manera urgente porque el edificio se quedó como con la piel quitada”, pues aunque el proceso de restauración comenzó no finalizó.
El presidente de Septem Nostra sigue insistiendo en la necesidad de plantearse un proyecto integral de todos estos fuertes “pensando cuáles son los usos más adecuados”.
En una entrevista reciente con El Faro, María Teresa Troya, directora general de Cultura y Patrimonio, señaló que entre los proyectos que se tienen planteados dentro del Plan Nacional para la Recuperación, Transformación y Resiliencia, con Fondos Europeos, está contemplado el Patrimonio Histórico, los Bienes de Interés Cultural.
En lo que respecta a la Consejería de Educación y Cultura y la rehabilitación de los BIC, agregó que “aquí vamos a tener 500.000 euros en el año 2022 y tenemos previsto hacer el Fuerte de Piniers, un centro de interpretación de las fortificaciones, para lo que tenemos previsto unos 300.000 euros y la consolidación de un blocao de Comandari Viejo y un blocao de Comandari Nuevo, y del Cuerpo de Guardia de San Andrés, que son Bienes de Interés Cultural que están bastante degradados”.
El Fuerte de Piniers es un ejemplo de deterioro, pero por desgracia no es el único. Hay que recordar también que tanto los fuertes de Aranguren como el de Isabel II están agrietados y que en el caso del primero un incendio acabó con la belleza de su entorno, quemando toda una hilera de pinos de muchos años, mientras que en el caso del segundo el problema no solo tiene que ver con los desperdicios que se encuentran en los alrededores, sino también con las pintadas producto del incivismo, a lo que hay que sumarle otras factores que también lo están afectado.
Sin hablar del Fuerte del Príncipe Alfonso, cuyo estado es verdaderamente deplorable y donde el recibimiento para quienes se acercan al lugar son montones de desperdicios que se han acumulando en la zona de los fosos, a lo que hay que agregarle las ruinas que han dejado esas obras inconclusas de proyectos de restauración fallidos y los efectos de las ocupaciones ilegales.
La recuperación de estos fuertes es definitivamente un tema que urge en la ciudad.
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