Afectado en su estructura, el fuerte de Aranguren de Ceuta soporta el paso del tiempo viviendo uno de sus peores momentos. Con grietas cada vez más evidentes, su pésimo estado se mece en una degradación que parece no tener fin. El retrato actual no es más que el resultado de años que han ido afectando gravemente a su situación hasta dibujar una fotografía actual que hace temer por su futuro.
La asociación Septem Nostra, que trabaja en defensa del patrimonio y la naturaleza, ha denunciado en cuantiosas ocasiones el “abandono” no solo del fuerte de Aranguren sino también del resto. “En general, los fuertes están abandonados y sin uso. En torno al año 2002 se pusieron en marcha varias escuelas taller y talleres de empleo.
"Los fuertes están abandonados y sin uso, en 2002 se hicieron talleres, pero nada"
Se restauró el de Francisco de Asís y se dejó a medio terminar el de Piniers, también han funcionado varios talleres de empleo y escuelas taller en el fuerte del Príncipe, pero han quedado en nada”, explica en declaraciones a El Faro de Ceuta su presidente, José Manuel Pérez Rivera.
Septem Nostra reclama un proyecto global de actuación que contemple un diagnóstico sobre el estado de conservación de los fuertes, la definición de los usos que se les puede dar, una planificación temporal para su recuperación y los medios para garantizar su conservación futura.
Estos son los componentes de una receta que persigue sanar lo que constituye un patrimonio destacado en Ceuta que, de no actuarse rápidamente, puede caer en el olvido.
En el caso concreto del fuerte de Aranguren, Pérez Rivera avanza el problema que presenta al estar asentado sobre una falla tectónica, habiéndose producido un desplazamiento en el subsuelo “lo que provocó la enorme grieta vertical que parte por la mitad esta fortificación”, detalla.
"Asentado en una falla tectónica, se produjo un desplazamiento en el subsuelo"
Si no se lleva a cabo una actuación inmediata, con la urgencia debida, nos podríamos encontrar con la peor de las consecuencias. “Cualquier día se derrumba”, advierte el presidente de Septem Nostra, “y perderemos este interesante fuerte construido poco después de la Guerra de África (1859-1860) que fue declarado Bien de Interés Cultural”, insiste.
Si el de Aranguren muestra una degradación notoria a la vista de cualquiera, no están en mejores condiciones buena parte de los demás fuertes que hay en la ciudad y que forman parte de una historia engarzada en el concepto de defensa de la Ceuta antigua.
Rescatarlos, recuperarlos y conservarlos en su mejor estado es casi una obligación de una ciudad que debe hacer todo lo posible por mantener en el tiempo su historia para que las generaciones venideras puedan aprender a entenderla.
Lo dejarán que se caiga, que poca vergüenza de Gobierno.