La hija de Gabriel Cruz definió las múltiples facetas que caracterizaron a su padre.
Lucía Cruz recogió ayer, en representación de su familia, la Medalla de la Ciudad, en su categoría de oro, con la que se reconoció la trayectoria profesional del médico fallecido Gabriel Cruz, siempre en beneficio de los enfermos de Ceuta y sus familias, así como por su calidad humana. En primer lugar, agradeció a la Fundación Gallardo haber pensado en el doctor para este reconocimiento y a todas aquellas personas que han decidido otorgársela. Un sentimiento que compartió con la familia del resto de galardonados.
La hija del doctor definió a su padre, emocionada: “Por un lado era un hombre estricto, firme, duro, inflexible, palabras que le definen como el gran militar que fue”, señaló Cruz. En su faceta como médico le describió como “bondadoso, accesible, disponible y cercano que ejerció esta profesión por vocación”. Como padre, “fue exigente siempre por nuestro bien y generoso”, enseñándoles conceptos como la “responsabilidad, la lucha por lo que uno quiere, el amor y el respeto a la familia”. Pese a reconocer que pudiese sonar a tópico, la portavoz familiar destacó que, “detrás de un hombre que merece una Medalla, ha habido siempre una gran mujer que también lo merece”, en referencia a su madre.