Las tardes en la frontera del Tarajal continúan sin cambios. Marcadas por los colapsos, la aglomeración de personas, los intentos de avalancha… todo sigue igual y no tiene visos de solución más allá de que la Guardia Civil intenta aplicar distintas maneras de controlar a la cantidad de hombres, mujeres y niños que se acumulan en el entorno. Los cierres intermitentes de las puertas, provocadas por los decomisos masivos de mercancía que lleva a cabo Marruecos, imposibilitan una normalización de esta situación a pesar de que se intente una organización dentro del caos. Lo que se ha hecho desde primera hora de la tarde de este miércoles es evitar que hubiera aglomeraciones cerca de la rotonda. Se consiguió en algunos momentos, pero la cantidad acumulada hace que esto sea una auténtica odisea.
Las autoridades no aportan soluciones a pesar de las críticas hechas por empresarios,
por asociaciones de guardias civiles como la AEGC, de los propios ciudadanos. Todo sigue igual en un espacio sometido a las directrices del vecino país, que se traducen en cierres de frontera de manera intermitente para evitar que las personas se queden atrapadas en el espacio entre fronteras. La situación que se vive este miércoles es la de una elevada presencia de porteadores, pero también de trabajadores transfronterizos en las inmediaciones del paso fronterizo. Todos mezclados y bloqueados. Y en medio de esta locura, asoman figuras como la de vendedores ambulantes que intentan sacar el sustento de este descontrol al que nadie pone orden. Durante la semana las escenas han sido similares y durante este tiempo las autoridades no han comparecido para dar una explicación de lo que está pasando y de las medidas que deben implementarse. El funcionamiento del ‘Tarajal II’ ya es historia y la frontera se ha vuelto a convertir en la vía pretendida para el pase de mercancías, en la mayoría de las ocasiones forrada a los cuerpos de hombres y mujeres.