Las voces discordantes que han surgido en torno a la frontera deben tener una respuesta clara. Existen quejas por los criterios aplicados y en la ciudad hermana de Melilla ya se ha dado el paso de acudir a la Fiscalía para poner de manifiesto una presunta prevaricación administrativa.
Al margen de quien tenga o no razón, hay voces que deben ser atendidas y quejas que tienen que ser escuchadas. Una administración está para atender al ciudadano, para escucharle y para ejecutar cambios si se considera que estos son los adecuados. Lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado como si el malestar no existiera y como si todo resultara adecuado.
Precisamente por esa disparidad de criterios se producen constantemente problemas en un paso fronterizo en el que los primeros perjudicados son los guardias civiles, encomendados a hacer el ‘control del tendero’ y que ya se han visto implicados en cuantiosos episodios de agresión.
Los argumentos que ponen encima de la mesa quienes han terminado por anunciar que acudirán a los tribunales tienen, al menos, que ser escuchados.
No son solo críticas, sino que han propuesto alternativas para mejorar el tránsito evitando colas y para evitar los altercados que se han sucedido al aplicar normas que algunos rechazan y consideran ilegales.
La plataforma frontera de Ceuta ha nacido para recoger con educación el malestar que se ha hecho evidente en redes sociales. Esa voz debe ser escuchada.