Hemos conocido un brote de seiscientos afectados de coronavirus en el interior de Marruecos y algunos casos en la vecina Castillejos. Una mala noticia para nuestros vecinos pero también para los ceutíes y melillenses que esperan que ambos pasos fronterizos vuelvan a la normalidad más absoluta. Unos, para visitar a sus familiares y amigos; otros, para que se incorporen las trabajadoras del hogar.
Unas trabajadoras que tenían como único ingreso lo que percibían a este lado de la frontera y, como todo el mundo sabe, lo están pasando muy mal porque algunos empleadores han decidido rescindirles sus contratos, dejándolas en la más absoluta miseria. Otros, más solidarios, les ingresan el salario en sus cuentas corrientes, pero la paciencia y el presupuesto se acaba. Una situación de la que han tomado nota las autoridades marroquíes, porque dejar sin comer a miles de marroquíes no es una medida nada popular.
Hemos conocido que Marruecos ha movido ficha con la intención de abrir la frontera a los ciudadanos marroquíes con contrato laboral en ambas ciudades. Una tarea que realizan con ayuda de ONG que tratan de identificar y cuantificar las empleadas de hogar que entran en ambas ciudades. Una medida que nos hace pensar que la relación que preparan es de mujeres que acceden a ambas ciudades sin contrato laboral, porque está claro que la presentación del contrato debería ser suficiente para demostrar el motivo de paso y, al contrario, si no hay contrato sólo podrían pasar como turistas algo a lo que, al parecer, se niegan las autoridades de Marruecos. Sin embargo, existen otros parámetros como nacer en Tetuán, Rincón o Castillejos con la intención de evitar el traslado de miles de familias de otras ciudades con la intención de ganarse un sustento digno en Ceuta o Melilla.
Los que oímos con atención al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, tenemos claro que los ciudadanos que entren en nuestro país llevarán un certificado que justifique que no padecen el Covid-19. Una medida acertada para tranquilizar a los españoles que temen la llegada de extranjeros por miedo a contagiarse. Sin embargo, esa medida complica un poco más el paso de los trabajadores transfronterizos, porque difícilmente lo podrán presentar.
Hasta aquí todo es normal, pero incluso con estas pruebas, como guardias civiles nos preguntamos: ¿Cómo podemos controlar el paso de miles de personas con la seguridad de no estar contaminadas? Porque como todos sabemos para entrar en un centro oficial nos toman la temperatura, cosa que se nos presenta difícil por el número de personas que pasan a diario por dichos puntos fronterizos y las paupérrimas plantillas que tiene la Compañía Fiscal de Ceuta y Melilla.
Los ciudadanos de ambas ciudades autónomas tienen el “corazón partío” porque miles esperan con desesperación que se abra la frontera para recibir a sus trabajadores, empleadas de hogar, comerciantes o turistas que vienen de compra; pero otros miles temen que abrir la frontera con Marruecos provoque un brote peligroso de Covid-19. Eso es lo que se cuece en ambas ciudades. Una situación que nos hace pensar que no será fácil tomar esa decisión y, por tanto, las autoridades la tendrán que sopesar con tranquilidad, porque cualquier decisión tendrá, a partes iguales, la bendición y la crítica más exacerbada de miles de personas en ambas ciudades autónomas.
La polémica está asegurada porque, como decíamos, tenemos el “Corazón Partío” y muy pocas ganas de colaborar.
La Gerencia de Atención Sanitaria del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) en Ceuta publica…
La Consejería de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos del Gobierno de Ceuta ha dado…
Recientemente se han publicado diversas opiniones sobre si es conveniente para Ceuta la incorporación a…
Creo que uno de los bienes más grande que un octogenario como yo puede pedir…
Villancicos, reuniones, época navideña con nieve y frío, héroes anónimos… Todos estos son los ingredientes…