El Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta condenó este miércoles a un súbdito francés llamado J.P.O a cuatro años y 1 día de cárcel por un delito contra la salud pública,
después de que el pasado 22 de agosto intentara embarcar con 106 kilos de hachís ocultos en su vehículo. La condena se dictó por conformidad, después de que el acusado, que está en prisión desde ese día, reconociera ser autor del delito, aceptando la pena impuesta por el Ministerio Fiscal, que lleva pareja una multa de 511.147 euros.
A J.P.O. le detuvo
la Guardia Civil en el embarque del puerto cuando iba a cruzar a la Península. Llevaba el hachís oculto en bombonas de gas de propulsión, uno de los métodos de ocultación más sorprendentes con los que se ha topado la Benemérita. Viajaba camino a su tierra, Francia, en compañía de dos hijos menores de edad. Los agentes de la Compañía Fiscal y del Grupo Cinológico detectaron la mercancía tras un exhaustivo reconocimiento del vehículo, consiguiendo hallar todo el hachís repartido en bloques dentro de estas botellas de gas.
De inmediato se procedió a la detención de J.P.O., dictándose auto de entrada en prisión preventiva hasta el día de ayer, cuando ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 reconoció el delito y asumió la pena dictada in voce y que es firme. Los 106 kilos que fueron intervenidos quedaron destruidos tras su entrega al Área de Sanidad encargada de su análisis.
El suceso de marras llamó la atención, dentro del grueso de intervenciones practicadas que tienen que ver con el tráfico de drogas, por la forma de ocultación elegida para intentar el traslado de la droga y por el hecho de que el conductor hubiera pretendido dicho pase cuando viajaba en compañía de sus dos hijos menores de edad, que tuvieron que ser entregados a la Fiscalía y órganos competentes de la Ciudad. En lo que va de año la Guardia Civil ha intervenido más de 5 toneladas de hachís.