Es difícil imaginar que haya alguna existencia que no tenga una forma, y que no ocupe un lugar. Entonces ¿cuál es la forma que adopta la salud mental?
Sería bueno adivinar esta pregunta, ya que así podremos reconocer si todo está en orden en nuestro interior, y además tendremos un referente hacia el que dirigir nuestros pasos.
Hemos dicho muchas veces que los problemas de salud mental son una experiencia de sufrimiento, por lo que es justo deducir que el disfrute de salud mental tendrá su expresión en el contento.
Así, para cuidar la salud mental debemos propiciar y cultivar todos los condicionantes que nos lleven a una situación de contento. Esta mescolanza podrá aplicarse como fórmula terapéutica.
Distinguimos varios tipos de condiciones que afectarán directamente la constante de salud mental. En primer término, la salud mental tiene que ver con la química cerebral, y es claro que los fármacos pueden corregir las alteraciones fisiológicas como la ansiedad, la depresión, o la falta de sueño. También pueden devolvernos a una percepción común de la realidad, actuando sobre ideas delirantes.
Sin embargo, sería un error de inexactitud ceñir la salud mental a una función orgánica. Por lo que, para dibujar los contornos de la salud mental tenemos que abrirnos a otras condiciones objetivas de la existencia. De esta forma, el contento, o gusto por la vida, viene además determinado por las relaciones socio afectivas, y por las relaciones socio económicas, y no existiendo medicina para atender estos aspectos.
La práctica de cómo nos relacionamos con nuestro entorno cercano también da forma a nuestra salud mental: la posibilidad de expresar los sentimientos, la sensación de que se nos escucha, y más allá, la sensación de no sentirte solo. El contento compartido es doble contento.
Si trascendemos la esfera individual llegamos a la esfera social, a la sociedad como conquista colectiva. En este punto, enmarcamos nuestras relaciones socio económicas, y el enfoque de derechos.
Si no tenemos acceso a un proyecto de vida independiente, no tendremos un anclaje socio económico, y la forma del contento se tornará en frustración. Sin un medio, la vida es un laberinto sin salida, un libro de lectura imposible.
En este sentido, está escrito en los genes que tendremos que “volar solos”, y si no se propician oportunidades para el progreso social de la persona, estaremos yendo en contra de nuestra naturaleza. Un trabajo te aporta autoestima, seguridad, y confianza; trilogía necesaria para todo contento.
Toda vez identifiquemos la forma de la salud mental, e idealicemos el lugar de llegada, podremos emprender un camino, podremos iniciar una búsqueda con cierta garantía de éxito. Ello, bajo la mirada incesante de la estrella de oriente, aquella que nos proyecta hacia la felicidad.
Al tomar conciencia de la importancia de la salud mental, bullirán los caminos de peregrinos de toda procedencia, y en contacto con otros testimonios de vida, la forma del contento tendrá vigencia universal.
Todas las escuelas de filosofía se han dedicado a ilustrar cómo actuar ante los desafíos de la vida, y a alertar sobre los peligros de la inacción.
Debemos preservar el contento como el mayor de los tesoros, y así estar preparados para los momentos de dificultad.
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