Me despierto y … ¡Corre! Despierto a los niños, vamos rápido porque llegamos tarde, ¿tarde?¿Qué hora es? ¿Qué es el tiempo? Tic, tac, tic, tac… Es difícil definir el tiempo, es subjetivo, relativo. Podemos ordenarlo en pasado, presente, futuro. Es todo lo que pasó, lo que ha pasado durante y todo lo que sucederá después. Heráclito lo vió claro, está todo en continuo cambio y transformación. Aristóteles ya lo dijo, “el tiempo es lo más desconocido entre lo desconocido”.
A muchos les da miedo el tiempo porque conforme van pasando las agujas del reloj más cercana ven su muerte. El tiempo sigue, no para ni espera. Pero, ¿qué hora es? ¡Es tarde! ¡Corre, corre! Ya están en el colegio los niños recibiendo una educación, a todo esto; ¿es necesario educar?¿Por qué educamos como educamos? o ¿quizás es como dice aquella famosa canción is just another brick on the wall?.
"A veces pienso que soy esclava de mis propias responsabilidades"
Noam Chomsky dijo una vez que el propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismo. El otro concepto de la educación es el adoctrinamiento. Ya está el tiempo encima, ¡Corre, corre, corre! Hay que recoger a los niños. En casa ya, vemos las noticias y ¡Oh mundo cruel!¿Por qué existe el mal?¿Por qué se actúa con maldad? En nuestros actos se tienen que dar una elección, una motivación, un ser conscientes.
Santo Tomás decía que el mal no es nada por sí mismo, que el mal no es algo en sí, sino una anomalía del ser. Según Sócrates nadie obra mal a sabiendas, sino que el mal es el resultado de la ignorancia. ¿De verdad esto es así? Sin embargo, Schopenhauer reflexionó sobre que el alma humana es tan grande como para albergar tanto el mal, como el bien, el deseo, la violencia, el amor, la virtud porque forma parte de nuestra naturaleza misma.
Entonces, ¿uno se hace malo o nace malo? Hobbes lo tenía claro, homo homini lupus. ¿Lo tengo claro yo? Quiero pensar que no. Miro el reloj y ¡corre otra vez! Hay que llegar a tiempo a las extraescolares, hacer la compra y volver a recoger a los niños a tiempo, tic, tac… A veces pienso que soy esclava de mis propias responsabilidades. ¿Hago realmente lo que quiero? ¿En qué consiste la libertad? ¿Está todo determinado? ¿Depende la felicidad de la libertad? ¿Se puede ser feliz sin ser libre? Recurriendo de nuevo a Schopenhauer una vez expresó que la felicidad es cuando se alcanza la liberación del dolor. Pero la voluntad del ser humano está constantemente insatisfecha, prosigue, le es imposible al individuo encontrar calma porque siempre se ve obligado a desear.
"¿Hago realmente lo que quiero? ¿En qué consiste la libertad? ¿Está todo determinado? ¿Depende la felicidad de la libertad? ¿Se puede ser feliz sin ser libre?"
Como siempre esto le provocará dolor, siempre estará insatisfecho y nunca alcanzará la felicidad. En El arte de ser feliz una de las reglas de Schopenhauer era: el medio más seguro para no volverse infeliz es no desear llegar a ser muy feliz[...] pues toda felicidad positiva es una quimera, en cambio el dolor es real. Esta forma de pensar me parece muy triste. Yo solo sé que no quiero sufrir, ni que nadie sufra. Volvemos a casa, un poco más agotados.
Es la hora de los baños, de hacer la cena, preparar la comida para el día siguiente, deberes, besos y a dormir. Cuando llega la quietud de la noche, la tranquilidad de estar sin prisas, llegan más preguntas. ¿Estoy haciéndolo bien? ¿Hago todo lo que puedo? ¿Me voy a conformar con hacer lo suficiente o me voy a esforzar un poco más? ¿Estoy haciendo todo lo que está en mis manos para hacer de este mundo un mundo mejor? ¿El futuro a mis hijos les va a resultar más llevadero o más difícil que a mí? ¿Estarán tan pendientes del tiempo y horarios como lo estoy yo? Duerme, Duerme, Duerme, ¡Ring! Tic, tac ¡Despierta!
Rosa María de Barrio Rodríguez es licenciada en Filosofía en la Universidad de Málaga y ha completado un máster en Filosofía, Ciencia y Ciudadanía en la UMA.