En la mañana de este jueves tendrá lugar la entrega de premios a Rafael Ferrón Millán (Ceuta, 1956) y Alberto Levy Naón (Tetuán, 1958). Estos dos profesores llegan hasta el final de sus respectivas etapas profesionales, alcanzando así la jubilación. A ambos se les otorgará una placa y un escudo de la Facultad a modo de reconocimiento por la labores docentes desempeñadas en la Universidad de Granada con sede en Ceuta.
“Soy poco amigo de los homenajes, pero agradezco esta consideración. Me voy con la ilusión de transmitir el mensaje a mis alumnos de que tienen que mantener la curiosidad y la duda para que así no se difumine el espíritu de la Universidad. Esto no puede convertirse en una mera máquina expendedora de títulos”, comenta Alberto Levy, quien ha sido profesor en la Facultad ceutí de Ciencias de la Salud a lo largo de 35 años.
Del mismo modo, Rafael Ferrón se siente agradecido por lo que va a acontecer en esta mañana a partir de las 11.30 horas. “Es muy emocionante que, después de tantos años, la Institución a la que has pertenecido te reconozca la labor que has hecho. Me llena de orgullo y satisfacción”, agradece Ferrón en una entrevista a El Faro de Ceuta, quien estuve dentro de las aulas durante casi 40 años.
Ambos celebran casi cuatro décadas de continuo aprendizaje, de cambios a medio gas y otros forzados, así como el trabajo codo a codo con sus alumnos y colegas de la Facultad de Ciencias de la Salud. Muchas anécdotas experimentadas por Levy sobrevuelan su mente en estos momentos. Aún recuerda cuando “este era un sitio insalubre y cómo estábamos apretados los unos con los otros”. Aún así, “esto brindaba la oportunidad de estar más en contacto con el alumnado”, reflexiona y recuerda el tetuaní cuando aún este centro de estudio no estaba considerado como Universidad, sino que era una Escuela de Enfermería, la cual pertenecía a la Cruz Roja.
El sistema docente ha evolucionado con el paso del tiempo. Paso a paso se ha convertido en un nuevo modelo que bebe de antaño. Y sino que se lo digan a Rafael Ferrón y a Alberto Levy, quienes impartían clases magistrales cuando el aire del aula se entremezclaba con el humo de los cigarros. Ahora, desde hace unos años, han visto como las nuevas tecnologías se han convertido en sus aliadas. Ni decir de los últimos cursos, cuando la pandemia de la COVID-19 ha hecho que los cambios sean vertiginosos y se hagan a marchas forzadas.
No hubo tiempo que perder y aprendieron rápidamente. El aula se trasladó a una habitación de sus casas y los alumnos los podían ver a través de la cámara web. Tanto docentes como alumnado tuvieron que aprender desde sus respectivos domicilios a impartir y recibir las lecciones. No hubo maneras, los centros de estudios permanecían cerrados a cal y canto.
A todo esto, Levy comenta que “el sistema ha cambiado a mejor. La digitalización permite ser mejores docentes y hace que los estudiantes accedan con más facilidad a los conocimientos”. Una virtud que reconoce sin dudar, pero que a la misma vez admite que “con la digitalización, los alumnos pierden la oportunidad de estar cara a cara con nosotros. Ellos prefieren obtener los materiales a golpe de click”. Esta clarividencia demuestra que “se pierde una parte de la tradicional docencia. Al igual que se gana, se pierde, pero estos son los tiempos”, sopesa Levy.
Al hilo de lo anterior, su colega Rafael Ferrón deja un encargo a sus actuales colegas y a los que están por venir. “Hay que ser innovador en las aulas para llamar la atención de los pupilos. Si esto se hace, generará una mayor participación”, admite. Nuevas métodos para que el estudiantado se interese por ir a las clases, lugar donde a veces se aprecia que la asistencia es mínima.
Ahora, con la llegada de la jubilación, sus metas son otras. Ese gran espacio de tiempo que les ocupó la docencia tendrán que llenarlo con otras actividades que igualmente sean de su agrado. “Ahora podré dedicarme un poco más al deporte y a leer más sobre la historia” confiesa Alberto Levy. Por el lado de Ferrón asegura que “me encantaría retomar la fotografía, ya que es una de mis aficiones favoritas. Además, intentaré viajar más y pasearé a modo de ejercicio”. Nuevos y antiguos pasatiempos que ahora volverán a estar de moda para ellos.
Pero aún así, estos dos docentes veteranos, quieres estrenaron la jubilación hace apenas un año, no se separan de sus otros oficios. Por una parte, Rafael Ferrón es médico de familia en el Centro de Salud del Recinto. Hasta hace poco compatibilizaba las aulas con la consulta, ahora solo permanecerá en esta última. Aunque admite que “en la actividad de asistencia seguiré hasta diciembre”.
Cuando se acerque dicha fecha, “me replantearé si sigo adelante o no”, añade. A la misma vez, Ferrón es tutor docente de los médicos de familia de la Unidad de Medicina de Familia y Comunitaria en el Hospital. Aún le queda este resquicio para tocar con sus dedos el mundo de la enseñanza. Al igual que lo anterior, se replantea cuando le pondrá el punto y final.
Por el lado de Alberto Levy, él también guarda vínculo con la medicina. “Mantengo conexión con ella, aparte de que me he especializado en el tema del asma severo. Esto me otorga tener aún una línea de investigación con otros centros”, asegura.
Estos dos profesionales se despiden de la Universidad, hoy se les obsequia con una placa y el escudo de la Facultad a modo de gratitud. Dicen adiós, pero abanderando el mundo de la educación. “La docencia siempre es algo estimulante, que te tiene en contacto con gente joven y te mantiene activo en tu profesión. A la misma vez, te tiene alerta para que te actualices en el terreno de la enfermería y la medicina como es el mío”. Todos estos años, “me ha permitido mejorar como profesional y como persona”, agradece. Las palabras que le salen a Levy de su boca son de agradecimientos. Al igual que así lo estará en esta mañana cuando reciba su galardón.
Sin salirse mucho de las palabras anteriores de su colega, Ferrón también tiene esa sensación de gratificación. “Los alumnos nos aportan mucho más de lo que se pueden pensar. Ellos nos ofrecen un punto de vista distinto, una vivencia, así como ese ánimo para continuar adelante en este oficio. Sin duda, me encuentro muy satisfecho de mis años en las aulas”. Sus palabras muestran gratitud, vislumbra lo que ha significado para él la educación.
La gala que se celebra hoy a partir de las 11.30 horas en el Salón de Actos de la Universidad de Granada, no solo contará con la entrega de la placa y el escudo de la Facultad a los compañeros Alberto Levy y Rafael Ferrón. También, se hará entrega de medallas a los ganadores del torneo deportivo celebrado el pasado 5 de marzo.
Este acto, cual se encuentra dentro de las celebraciones por el Día del Patrón de la Enfermería, estará presidido por la Rectora de la Universidad de Granada. Del mismo modo, otras personas que harán acto de presencia son la Directora Provincial de Educación, Yolanda Rodríguez; el Consejero de Educación de la Ciudad, Carlos Rontomé; y el General jefe accidental de la Comandancia General.
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