Ceuta siempre fue una cantera prolífica de fieles y valientes soldados que defendieron a ultranza la españolidad de su ciudad y también a España. Y es que, Ceuta es parte integrante de la Nación Española, dentro de su indisoluble unidad. No en vano, el 20 de febrero de 1641, el rey Felipe IV honró a Ceuta otorgándole el título de Siempre Noble, Leal y Fidelísima Ciudad, tras la libre petición de los ceutíes para que se les concediera carta de naturaleza española cuando eran portugueses; convirtiéndose así en los únicos de todos los españoles que real y efectivamente lo son, no por imposición legal, sino por su exclusiva voluntad por ellos querida.
Y eso, claramente es así, por los motivos siguientes: Primero, porque Ceuta no sólo es parte integrante de España, sino que ella misma es España. Segundo, porque si de algo se precian y presumen los ceutíes de ser, es de sentirse los españoles que más genuinamente lo son, no sólo por haber nacido dentro de una parte integrante del territorio nacional español, sino también porque los ceutíes ellos mismos por propia naturaleza se sienten incluso más españoles que los demás de tal condición. Tercero, porque los ceutíes así lo viven, así lo sienten, y así muy orgullosos a los cuatro vientos lo proclaman. Cuarto, su españolidad, es algo que llevan ínsito en su propia personalidad, en su conciencia y en su misma razón de ser y de sentir. Quinto. Los ceutíes, ni siquiera querrían ser otra cosa más importante, si para serla, tuvieran que dejar de ser españoles.
Ejemplo bien patente de esa españolidad voluntariamente deseada, se tiene en uno de los hijos de Ceuta más ilustre, Fernando de Leyba Vizcaigaña, nacido en Ceuta el 28 de junio de1734 y bautizado el 27 de julio siguiente en la iglesia ceutí de Los Remedios. Sus padres fueron Jerónimo de Leyba y Córdova, nacido en Antequera (Málaga), capitán del Ejército que defendía Ceuta durante el asedio más largo de 33 años a que la sometió el rey marroquí Muley Ismail (1694-1727), y allí contrajo matrimonio con la ceutí Josefa Vizcaigaña, nacida el 2 de marzo de 1710, hija del Notario de Ceuta.
Fernando, con 16 años, ingresó como cadete en el antiguo Regimiento Fijo de Ceuta, abrazando la noble tradición castrense. Luego, estuvo destinado en Orán y Cuba luchando en la defensa de La Habana contra los ingleses en la guerra de los Siete Años. En 1762 combatió en la conquista y defensa del Morro habanero, bajo las órdenes del teniente coronel Luis de Unzaga y Amézaga. Cayó prisionero y, tras haber sido liberado, regresó a España, siendo ascendido a subteniente y teniente, sucesivamente. En 1767, contrajo matrimonio en Cartagena con María de la Concepción Zasar. Tuvieron dos hijas, María Josefa y Margarita.
En 1768, ascendió a capitán, siendo destinado a la Luisiana española, al oeste del río Mississippi, (EE.UU.), nombrándosele jefe de la Alta Luisiana. En 1769 fue destinado al contingente de 2.000 hombres que comandaban Alejandro O'Reilly y Unzaga. Fue nombrado jefe de Arkansas, entonces gobernada por el ya general Unzaga, quien, tras los primeros incidentes de Boston, alertó a Leyba de que suministrara armas a los Osages y otros pueblos amerindios próximos al río Mississippi, para tenerlos como aliados en caso de que los colonos norteamericanos se sublevaran contra lo al pueblo estadounidenses británicos.
Con tal alianza hispano-norteamericana, se pone claramente de manifiesto, la intensa e importantísima contribución que este valiente ceutí hizo al nacimiento de la extensa, pero entonces casi deshabitada Luisiana; y, por otra parte, que tal ayuda secreta suya fue decisiva y determinante para la creación como país de lo que por aquella época eran los incipientes EE.UU. de Norteamérica.
En 1778 Leyva fue nombrado subgobernador de la misma por otro héroe español que también tuvo un papel decisivo en la independencia de EE.UU., Bernardo de Gálvez, de Macharaviaya (Málaga). El ceutí había suministrado en 1772 pólvora y armas a los indios, aunque, en principio, desconocía los planes de Unzaga. Después, llegó Gálvez para servir como gobernador interino de Unzaga, mientras éste partía en 1777 hacia Caracas para coordinar la ayuda a EE.UU. desde la Habana donde sería quien lograra, en abril de 1783, los acuerdos preliminares con el príncipe Guillermo IV de Inglaterra. Leyba apoyó valientemente la revolución americana bajo las órdenes directas de Gálvez.
Siendo éste gobernador interino de Luisiana en Nueva Orleans, ordenó a Leyba que le tuviera informado de los sucesos que acontecieran en la Guerra de Independencia de EE.UU., tras aquellos primeros incidentes, y que se encargarse de la correspondencia secreta con un jefe estadounidense. Leyba conoció a George Rogers Clark apenas dos meses después que, cuando éste tenía recién obtenida su victoria en Kaskaskia, visitó San Luis de Ilinueses desde donde el ceutí ejercía como gobernador.
Temiendo un ataque desde Detroit, Clark alertó a Leyba que debía fortificar la ciudad. Pero, debido a que en el conflicto, aún no declarado abiertamente entre España e Inglaterra, los recursos del imperio español se estaban destinando a otros puntos, Clark se vio obligado a informarle que debería emprender la fortificación con sus propios medios económicos.
La guerra con los británicos fue declarada a comienzos de 1780 y el ataque sobre San Luis tuvo lugar el 26 de mayo de1780. Leyba recaudó dinero, la mitad aportado de su propio peculio, para empezar a construir el fuerte de San Carlos. Pero su estado de endeudamiento le impidió completar el proyecto y, llegado el momento del combate, sólo una torre y parte de otra segunda estaban levantadas.
A pesar de las exiguas defensas, con la dura resistencia de los pocos soldados españoles junto a la milicia local, consiguió repeler el ataque británico, que antes de retirarse arrasaron las granjas como represalia por su derrota. El informe de sus heroicas acciones llegó a Gálvez que, muy impresionado por la brillantez de sus hazañas, le concedió, a título póstumo, el ascenso a teniente coronel.
La gesta de Leyba consistió en que, fue él quien derrotó a los ingleses en la estratégica batalla del fuerte de San Luis, capital de la Luisiana Alta (EE.UU.), cuando en 1782 ésta era española, con sólo 29 españoles y unos 200 milicianos locales, derrotando a las tropas británicas, cuando España luchaba en apoyo de los EE.UU. como aliada del general y después presidente norteamericano, George Washington; cuya contribución española a la causa de la independencia norteamericana fue decisiva en hombres y en dinero, incluso pagados de su bolsillo por Leyba, para que los estadounidenses lograran su independencia en la lucha que mantuvieron contra los británicos desde 1775 a 1780.
Gálvez era virrey de Nueva España y gobernador de Luisiana, con residencia central en Nueva Orleans. Leyba residía en San Luis (Misuri), capital de Luisiana Alta, donde se llevó a su esposa, dos hijas pequeñas, y a su hermana Teresa. Gálvez, encomendó a Leyba mantener a toda costa cerrado a los ingleses el río Mississippi, que de forma muy eficiente consiguió.
El 8 de mayo de 1779, España declaró la guerra a Inglaterra, uniéndose los españoles a la causa de EE.UU. El 3 de septiembre de 1779, el general Washington escribía a su compatriota, general John Sullivan, manifestándole: "Tengo el placer de informarte que España, al fin, ha tomado una parte decisiva. Se espera que esta formidable bifurcación de la Casa Borbón no falle en establecer la independencia de Norteamérica en corto tiempo".
España no sólo contribuyó así en favor de la independencia norteamericana con hombres, sino también con mucho dinero: 120.000 reales de a ocho en efectivo, más órdenes de pago de otros 50.000 (el "Spanish dollais"), que sirvió para respaldar la deuda americana en dólares; también 215 cañones de bronce, 30.000 mosquetes, 31.000 bayonetas, 4.000 tiendas de campaña, 12.868 granadas, 30.000 uniformes, 51.314 balas, 300.000 libras de pólvora, y el Ejército USA fue uniformado y equipado por España para que ganara la batalla de Saratoga. En total, 946.906 reales españoles.
Los ingleses fueron derrotados por las tropas unionistas en Yorktown. Y, en el teatro de operaciones en el que Leyba actuó, se erigió en héroe de la Luisiana Alta, habiendo explorado y conquistado el río Mississippí, llamándole Río Espíritu Santo, donde acreditó su gran arrojo y valor.
Los franceses, igualmente apoyaron a los unionistas norteamericanos, pero fueron derrotados por los ingleses. Entonces, las tropas francesas, en lugar de rendirle sumisión a los ingleses, prefirieron pasarse al lado español de Luisiana, donde era entonces virrey de Nueva España y gobernador el general Gálvez, residente en Nueva Orleans, que la dividió en dos: Luisiana Alta y Luisiana Superbaja.
Entre 1779 y 1781, Gálvez realizó incursiones en la zona contra los británicos y logró expulsarlos de Florida occidental. Leyba, pidió refuerzos a Gálvez, pero le fueron denegados por falta de presupuesto. Él logró reunir 200 milicianos locales. Comenzó Leyba a fortificar San Luis con su propio dinero, teniendo también que pagar a sus soldados y costear la manutención de un grupo americano; lo que aún confiere mayor mérito y valor a su determinante acción. Comenzó a construir cuatro fuertes para fortificar San Luis con cinco cañones, pero sólo pudo terminar el de San Carlos, desde donde dirigió las operaciones. Leyba termino así arruinado. En una carta a Gálvez, le informaba: "La llegada de los norteamericanos a este distrito me ha arruinado".
El 26 de mayo de1780, atacaron los ingleses San Luis, donde Leyba tuvo que defenderse con poco más de 200 hombres, frente a más de 1.500 ingleses que también llevaban a los indios autóctonos. Pero, ante el acoso del cañón disparado por el propio Leyba, siempre valiente y certero, los ingleses y los indios tuvieron tantas bajas que no les quedó otra alternativa que huir desordenadamente, siendo derrotados por el ceutí, que ganó aquella decisiva batalla, habiéndose comportado bizarramente y con titánica bravura. Los españoles y milicianos locales tuvieron 21 muertos y 71 heridos; pero los ingleses, muchísimos más.
Debido a la victoria de Leyba en el fuerte de San Carlos (San Luis), toda la campaña británica en el valle del Mississippi se derrumbó, disolviéndose el frente inglés; las tropas indias huyeron en desbandada y los españoles sumaron su victoria a otras batallas que ya había ganado Gálvez: Natchez, Mobile, Pensacola, etc. De esa forma, EE UU y España mantuvieron el dominio de Occidente, conservando los españoles la posesión de los ríos Mississippi y Misuri, la mayor cuenca fluvial, que resultó decisiva hasta el punto de que, de no haber actuado Leyba con el acierto, arrojo y bravura con que lo hizo, posiblemente la historia de los EE.UU. hubiera sido muy distinta.
Pero, tras luchar tan valientemente, Leyba terminó agotado y muy enfermo. Él mismo informaba de sus graves dolencias a Gálvez en una carta. Y, cuando éste supo de su hazaña, fue muy felicitado, y propuso al rey Carlos III el ascenso de Leyva a teniente coronel, antes de saberse en la corte española que había muerto, porque apenas un mes después de su victoria falleció el 28 de junio de1780. La felicitación, decía: "En agradecimiento por su vigorosa defensa en el intento por los ingleses de la toma de San Luis".
La esposa de Leyba también falleció al poco tiempo, apenada por la muerte de su marido y abrumada por recaer sobre ella la carga de toda la familia, sus hijas y su cuñada, más los numerosas débitos y gastos de guerra que su marido había contraído. Tan en precario quedaron que, las dos hijas y su hermana Teresa tuvieron que ingresar en un convento de monjas Ursulinas para poder sobrevivir.
El documento fehaciente de la inhumación de sus restos mortales, certificaba: "En el año de 1780, el 28 de junio, yo F. Bernad, monje capuchino y misionero apostólico, cura de San Luis, condado de Ilinueses, provincia de Luisiana, Obispado de Cuba, he enterrado en esta iglesia, inmediatamente opuesto a la balaustrada de la derecha, el cuerpo de don Fernando de Leyba, capitán de Infantería del Batallón de la Luisiana, y comandante de este puesto, habiendo recibido todos los instrumentos de nuestra Madre, la Santa Iglesia. El 3 de febrero de 1781".
Lo primero que hizo España cuando gobernó la Luisiana fue prohibir la esclavitud de los indígenas, que antes habían sido tratados con mucha crueldad por otras potencias colonizadoras, pese a la "leyenda negra" que luego las mismas crearon sobre el falso comportamiento español con los indios. Y desde 1763 hasta 1800, la población española aumentó allí en más de un 500 por ciento, siendo la mayoría canarios.
Por el contrario, Leyba envió el siguiente informe a Gálvez lamentándose de la forma salvaje como luchaban los indios: "¡Ay mi gobernador!. Tu corazón paterno habría derramado lágrimas si hubieras sido capaz de ver con tus propios ojos un espectáculo tan emocional. Fue una aflicción y general consternación, ver los pobres cadáveres cortados en trozos, sus entrañas, sus extremidades, la cabeza, brazos y piernas dispersos por todo el campo, fue un horrible espectáculo, mi general, al detallar esto a usted, me encuentro muy triste y con gran dolor".
Conclusión: Fernando de Leyba fue el héroe ceutí que, hasta hace poco tiempo, ha permanecido casi en el anonimato para la historia de Ceuta, pero que, ahora, ha sido, precisamente, la misma historia ceutí la que lo ha descubierto, lo ha rescatado y lo ha puesto en valor en la ciudad como todo un héroe y gran artífice de la batalla de San Luis, en la que ayudó decisivamente, con hombres y con su propio dinero, a truncar la desmedida ambición de Inglaterra de ganar y recuperar todo el territorio que se rebeló contra los ingleses; cuyo plan británico estaba dirigido a luchar contra la independencia de los EE.UU., aplastar su revolución y apoderarse de San Luis y toda la zona del río Mississippi, que sólo Fernando de Leyba fue capaz de impedir.
Con tan contundente derrota infligida a los ingleses, este bravo ceutí dignificó a España con gran fervor patriótico, también a su querida Ceuta natal, habiendo prestado excelentes y relevantes servicios a la causa de la independencia de los EE.UU., luchando de forma tan brava y decisiva por tan noble causa. Su legado en las relaciones hispano-norteamericanas fue todo un cúmulo de aciertos bélicos, estratégicos y de gobierno, que le hacen acreedor a ser tenido y reconocido, con todo mérito, como una persona inteligente, un hombre valiente y un personaje de estado, capaz de ensamblar y desarrollar tan sólidas y constructivas relaciones hispano-norteamericanas, que todavía hoy mantienen ambos países.
Fernando de Leyva hizo una gran aportación a la causa de la alianza y amistad hispano-norteamericana; siendo digno del mayor encomio que su vida y obra hayan salido ahora a la luz para general conocimiento de los pueblos ceutí y estadounidense, así como el fortalecimiento con ello de la digna historia de Ceuta, así como para el fomento de los estrechos lazos culturales y los sólidos vínculos de amistad hispano-norteamericana. Leyva, en fin, fue un ceutí del que España, su querida Ceuta y los ceutíes deben sentirse muy honrados y orgullosos
El Área de Servicios Urbanos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha instalado…
La diputada de Vox Ceuta, Teresa López, ha dirigido un escrito a la Mesa de…
El Juzgado número 1 de la Audiencia Nacional ha dictado auto de entrada en prisión…
Vuelve la Copa del Rey a Ceuta. El torneo más prestigioso del fútbol español regresa…
Faltando apenas horas para que se inicie el famoso Black Friday, los compradores se preparan…
El Instituto Ceutí de Deportes, de la Consejería de Comercio, Turismo, Empleo y Deporte, informó…