Fermín García, que llega a Ceuta con 'Realismo eres tú', es un conocido
pintor español con una larga trayectoria y un centenar de premios a sus espaldas. Algo que no extraña al ver su obra. Paisajes de un
realismo mágico con los que el autor consigue envolver a quien los contempla y transportarlo hasta el lugar de sus
pinturas.
–¿Qué le trae por Ceuta? –Vengo porque participo en la muestra de artistas ‘Realismo eres tú’ que alberga la ciudad impulsada por la asociación Proyecto Diez. Para mí visitar Ceuta era una asignatura pendiente, ya que hasta ahora nunca tuve oportunidad y tenía muchas ganas, porque era algo que siempre repetía mi padre ya fallecido, por ser un lugar precioso que me inspiraría. Cumpliendo sus deseos, por fin estoy aquí junto a un grupo de artistas muy interesantes.
–¿Cómo se definiría artísticamente? –Soy paisajista, pinto lo natural: el campo. Siempre he tenido mis grandes referentes en la pintura del siglo XIX. Es lo que más me gusta y donde me siento más identificado. No llego al impresionismo, pero soy realista y me encuadro en lo que últimamente se denomina realismo mágico. Es la búsqueda de la atmósfera, de la luz, de los espacios. Es lo que intento en cada nuevo trabajo: hacer al espectador introducirse en el paisaje y vivirlo; sentirlo como real. Por eso no me atrae pintar desde una fotografía. Prefiero observar en directo la naturaleza y plasmar lo que me transmite.
–¿Cómo es un día en su proceso creativo, como nacen sus cuadros? –Suelo ir al campo. Si la obra es de gran formato, cojo apuntes y bocetos, y, si es pequeña, la pinto directamente. A lo que más tiempo dedico es a observar los elementos que conforman el espacio y la luz. La estructura del cielo, el ambiente... La verdad es que es un proceso largo y pausado.
–¿En qué técnicas se desenvuelve habitualmente? –Utilizo acrílico y óleo y, a veces, hago alguna acuarela. Al dedicarme también a la docencia, tengo que dominar todas las técnicas.
Visitar Ceuta era una de mis asignaturas pendientes, mi padre siempre me hablaba muy bien de ella”
–¿Solo trabaja al aire libre o también hace labores de estudio? –Sobre todo pinto en el campo que es donde me siento más cómodo. Pero, además, tengo un gran estudio que me da facilidades a la hora de completar los cuadros de gran formato y donde tengo la ventaja de contar con una luz que siempre es igual, sea la hora que sea, algo que en el campo no pasa.
–¿De dónde le viene su pasión por la pintura? –Tenía un profesor de matemáticas y dibujo que me inició en este mundo a nivel didáctico. Además, a nivel personal, en mi familia teníamos un vínculo estrecho con Antonio López García, que era muy amigo de mi padre, y Antonio López Torres. Se puede decir que aprendí a dibujar casi antes que a hablar porque el arte, en mi casa, era parte del día a día.
–¿Y su amor por los paisajes dónde nace? –Mi amor por el mundo del paisajismo viene, precisamente, de mi gusto por la observación. Cuando contemplaba a Antonio López Torres veía lo difícil que era trasladar el aire. Me parecía algo imposible. Hay pintores de paisajes que plasman lo que ven en una foto o en un lugar, pero no lo impregnan del alma que rodea a las cosas.
–¿De todos los lugares que ha pintado, con cuál se queda? –Hay varias obras mías que son referentes. Últimamente he hecho un cuadro de gran formato de dos metros por dos desde la Casa de Campo de Madrid, que muestra una panorámica de la ciudad en la que, creo, que se puede apreciar todo esto que vengo contando sobre mi obra. Luego hay otro cuadro que realicé de Toledo que también considero que es importante y muy representativo. Y, bueno, así podría decir muchas, pero como se suele decir, todos son hijos míos y a todos los quiero igual.
–¿Ha pintado alguna vez algún paisaje de Ceuta? –Hasta ahora no. Pero tengo muchas ganas de conocer la ciudad, precisamente porque no descarto la idea de hacer algún trabajo sobre ella. Como dije, mi padre me hablaba en muchas ocasiones de esta ciudad porque él pasó mucho tiempo aquí y decía que me iba a encantar.