Sara Martínez Abselam es la candidata de Miss Mundo por Ceuta para el certamen nacional, que tendrá lugar en Melilla del 9 al 18 de agosto. Además de esto, está preparando sus oposiciones para la Guardia Civil y está realizando un curso de maquillaje profesional. Entre sus valores, se define como “hiper mega feminista”, responsable con el medio ambiente –le gustaría entrar al Servicio de Protección a la Naturaleza del Instituto Armado- y sacrificada en su trabajo.
Martínez, aunque nacida en Madrid y criada en Málaga, conserva sus orígenes ceutíes. Toda la familia materna de la candidata es oriunda de la barriada del Príncipe. Con el paso del tiempo, se han ido dispersando por Madrid y Málaga, pero sigue acudiendo a la casa de su abuela y su tía cada verano para pasar un tiempo con su familia.
Su llegada al mundo del modelaje fue, según cuenta, pura casualidad, ya que se presentaba al certamen de Miss Mundo por la provincia de Málaga. “El presidente del certamen, Cres del Olmo, me empezó a preguntar si mi familia era de aquí [de Ceuta] y obviamente sí. Me dio la banda de Miss World Ceuta, pegué un chiillido y le di un abrazo”, ha comentado, explicando que la candidata debe tener algún tipo de vínculo con la ciudad por la que se presenta para poder acudir al concurso nacional.
En su caso, su mejor amigo fue Mister Málaga, quien logró un buen resultado en el campeonato español. “Él era el que empezaba a decir ‘métete, métete’ y aquí estoy. Todo ha sido por su culpa, mira dónde he llegado”, recuerda.
Las pruebas para ser reconocida como Miss Mundo España no son únicamente ser la más guapa ante el jurado: también hay que demostrar diferentes talentos, convivir con el resto de candidatos, mantenerse en forma antes y durante el certamen, proyectar una buena imagen de marca y ser hábil en la defensa y exposición de argumentos. Además, existe una prueba física deportiva que varía cada año según la ciudad escogida para celebrar el certamen.
El propósito de estas pruebas es ir haciendo tops –cortes- de candidatas conforme vayan sucediendo los ejercicios. Si ganas una de las pruebas, la candidata llega directamente al top 15 de concursantes. Por ello es también importante escoger en qué se quiere destacar más sobre el resto.
Además de las pruebas, las candidatas también deben poseer una serie de estudios y conocimientos que se reflejen en su currículum. “No es ser solamente guapa y tonta, te puedes presentar pero no vas a llegar a ningún lado”, ha defendido, explicando que ella logró introducirse en el certamen gracias a su preparación de oposiciones aunque las tiene “dejadas un poco de lado” durante la preparación del concurso, sus estudios completados de Bachillerato, su curso de maquillaje y sus aficiones.
Como novedad de 2019, las candidatas deben presentar un proyecto de intervención social que refleje el lema de esta edición: ‘belleza con un propósito’. La imagen de marca de las candidatas debe servir para que una asociación, un colectivo o una organización pueda dar a conocer sus actividades y recibir más fondos privados.
En el caso de Martínez, ha escogido a la asociación malagueña de personas con discapacidad intelectual El Moral. “Es un centro que ayuda a estas personas y la verdad que son un amor, los chicos son una pasada y esto fue una de las cosas por las que me apunté al certamen”, explica. “Buscábamos algo más, que ayudase a los demás, no solo un 90-60-90 o una cara bonita”.
No todo el mundo tiene una imagen positiva de lo que es un certamen de belleza. Algunos llegan a decir que estos concursos buscan cosificar la imagen de las mujeres. “Yo me considero ‘hiper megafeminista’. Odio todo lo relacionado con la desigualdad tanto de género como con la religión”, defiende, alegando que una de las cosas que consiguió derribar esta idea fue que el certamen tiene un propósito social y no entran únicamente “las guapas y tontas”. “Tienes que hablar idiomas, ser alguien cultivado especialmente para la prueba del debate”.
Preguntada por cómo reacciona la gente cuando explica sus orígenes de la barriada del Príncipe, ella insiste en que “en todos los lados buenos puede haber gente mala, y en lados malos puede haber gente buena”.
“No tiene nada que ver un sitio con otro. Calificar a alguien por el sitio en el que vive lo veo una tontería”, destaca, asegurando que es algo que le causa especialmente rabia “porque me meten en el mismo saco a mí y a mi familia con otra gente”.
Por último, la candidata caballa lanza un mensaje de empoderamiento “a todas las mujeres del mundo”: “Haced lo que queráis siempre y cuando no hagáis daño a nadie. Sois libres, disfrutad de vuestra vida y no juzguéis a la gente”.
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