Los amantes del
séptimo arte tienen una doble cita en Ceuta con Federico Fellini en la
Biblioteca Pública Adolfo Suárez hoy y el lunes de la próxima semana, en ambos casos a las 18.30 horas y de la mano de Rafael Morata, que ha programado la proyección de
‘La strada’ y ‘Casanova’ en el menú mensual de su
cineclub ‘El cine por delante’.
“Es, sin duda, uno de mis diez directores favoritos de todos los tiempos, uno de esos autores que me daba pavor incluir por temor a que fuera incomprendido o rechazado por ser tan especial, tan único que no cabe hablar de ‘género cinematográfico’ en sus obras sino de lo ‘felliniano’, una mezcla de temas, estilos, música y una arrolladora personalidad en la que el desarrollo de sus historias aparece siempre fragmentado, plasmando momentos episódicos de sus protagonistas que acaban conformando un total”, explica Morata. Tras cinco temporadas ha decidido ofrecer a los caballas una doble sesión dedicada al “maestro” a quien le gustaba definirse como “un artesano que no tiene nada que decir, pero sabe cómo decirlo”.
Para “comprender la evolución del maestro italiano y que nadie se lleve a error respecto a su filmografía”, Morata ha seleccionado ‘La strada’, una película de su primera etapa (1949-1958), “quizás de las más aclamadas, emotivas y especiales, ideal para introducirse como es debido en su universo particularísimo, que podremos disfrutar el lunes 20 de febrero”.
Se trata de un largometraje de 1954 que supone “la génesis en calma de su estilo, mezcla de caricatura, espíritu circense, lo trágico y lo cómico, la ternura y el gusto por lo bizarro y el exceso, que explotará a partir de ‘Fellini 8 y 1/2’ (1963), inicio de su segunda etapa”.
Esa deriva llegará a su punto culminante en ‘Casanova de Fellini’ (1976), la propuesta para el 27 de febrero, “auténtica y verdadera apoteosis para la que hay que estar prevenido y que jamás debería verse si se desconoce su arte”.
‘La strada’ comienza “de forma sobrecogedora y se resiste a soltar desde entonces el corazón del espectador hasta el final, con una galería de personajes y situaciones verdaderamente fascinantes”.
Es la historia de Zampanó, un forzudo feriante inhumano, embrutecido, interpretado por un “inolvidable” Anthony Quinn, y “la pobre y chaplinesca ‘clown’ que lo acompaña, Gelsomina (a la que da vida la esposa del director, una impresionante Giulietta Masina), dispuesta a sacrificarse por él hasta las últimas consecuencias”.
Tanto el largometraje de 1954 como el de 1976 se proyectarán a las 18.30 horas en la Biblioteca Adolfo Suárez
Según Morata, “el circo ‘se revela como metáfora de la vida y la muerte, la realidad y los sueños, el éxito y el fracaso, la alegría y el desamparo”. Nino Rota, director musical de la práctica totalidad de sus películas, aporta “una preciosa banda sonora musical que realza la humanidad, la ternura, la brutalidad y tristeza de una historia de redención” en la que “todo nos habla de la importancia del amor y de cómo deberíamos ser capaces de reconocerlo en los demás y corresponder como es debido”.
En cuanto al ‘Casanova de Fellini’, acogida en su momento “con desconcierto y despreciada pero aclamada poco después en una de sus obras maestras, es puro exceso”.
Para el cinéfilo se trata de “el artificio felliniano elevado a la máxima potencia, auténtica genialidad barroca que, sin salir de los increíbles decorados de ‘Cinecittá’, convierte en palabras del recordado Jesús Fernández Santos, ‘a un singular reloj en forma de pájaro obsceno y frío, que parece más que medir el tiempo, observar y narrar con su ojo implacable los espasmos frenéticos del protagonista’, de quien Fellini hace un retrato despiadado, convirtiéndolo en un gimnasta del amor, un frío amante mecánico, insólito, fúnebre y decadente, orquestado nuevamente por la banda sonora de Nino Rota, una de las mejores, innovadoras y más audaces de la Historia del cine”.
“No esperen”, advierte Morata, “una narración convencional y, mucho menos, secuencias de sexo: Fellini era cualquier cosa menos vulgar… y solo buscó una representación hipertrofiada, donde los movimientos gimnásticos, los gestos y la escenografía hicieron el resto, con un Donald Sutherland soberbio”.
“Acudan con ojos receptivos a este auténtico e hipnótico prodigio... Luego, si rechazan una propuesta tan radical, lo entenderé sin duda alguna, pero Fellini debía visitar ya la Sala de Usos Múltiples de la Biblioteca y, si quería mostrar su ‘Casanova’, los espectadores que tengan a bien acudir a la cita debían de conocer antes una obra su etapa ‘reposada”, justifica su doble propuesta.