En los albores de un siglo que se anuncia con el laicismo radical más activo que nunca, esta noche casi todo el mundo procurará reunirse con sus familiares y amigos más queridos, y mañana será festivo en casi todos los países, gracias a la tradición de la cultura cristiana que rememora, con la vigilia y la festividad, la venida al mundo de alguien muy especial, que cuando menos, cambió la faz de la tierra, pasando del ojo por ojo, al amor que lo desafía todo.
Hoy el mundo va a intentar sonreír a ese cuñado tan pesado, va a soportar soporíferos discursos de charlatanes en la cena, va a cantar y reír, a abrazarse, a desearse felicidad, y eso lo haremos por los orígenes y cimientos de la cultura cristiana, a la que algunos no solo pretenden ignorar, sino también perseguir y enterrar.
Ese natalicio que ahora conmemora su 2018º aniversario, cambió la faz de la tierra, y lo hizo exigiendo a cada uno de nosotros que comenzase por uno mismo. Nos enseñó que los grandes cambios vienen por la suma de pequeños esfuerzos, desde el individuo a la sociedad entera.
En estos días, la desgracia, la maldad siempre se ceba de forma especialmente violenta contra el espíritu de las fechas. El terrorismo islamista, el asesinato, las agresiones sexuales están siendo parte de nuestros noticiarios; para además culminarlo con el agravante de la manipulación política.
La realidad es que si queremos cambiar la seguridad ciudadana no debemos dejarlo exclusivamente en manos de nuestros gobernantes y políticos, debemos comenzar en nosotros mismos, en nuestro voto, en luchar contra nuestra indolencia, en contrarrestar nuestra actitud permisiva y caprichosa en la educación social, en aumentar nuestro nivel de exigencia con las administraciones públicas.
Ya que no somos capaces de construir una sociedad en la que no existan delitos, construyamos una en la que los delincuentes nos hagan el menor daño posible.
Construyamos un sistema judicial eficaz, un sistema penitenciario eficiente y que no sea gravoso para los inocentes, protejámonos a nosotros, a nuestras hijas, hermanas, madres de gente que es incapaz de vivir en sociedad.
Para que la sociedad pueda celebrar hoy una noche de amor y paz, es necesario que asesinos y violadores sean condenados a prisión permanente revisable, que los agresores sexuales tenga la obligación de darse a conocer en su entorno, que la policía y el sistema judicial sean ágiles a la hora de perseguir estos delitos.
Como esto no se ha hecho, e incluso los partidos de izquierda, están por lo contrario, esta noche la familia de Laura pasará una de las peores noches de toda una vida de sufrimiento que les queda por delante, los cristianos y no cristianos los tendremos en nuestras oraciones y el malnacido que lo hizo disfrutará de una suculenta cena especial en prisión.
Cuando esta noche levantemos nuestras copas para brindar por la felicidad del momento, también lo haré con la esperanza de que la muerte de Laura no haya sido en balde, sino que sirva para concienciar al mundo de que existen miserables que jamás debieron vivir en sociedad.
Te has lucío, ¡pisha!, hasta ni en un mensaje de felicitación a la Nochebuena eres capaz de dejar aun lado la maldita política...Cuando hoy, precisamente, por lo que representa Jesús de Nazaret, no debería haber citaciones a las izquierdas -como haces- ni a las derechas.... Porque hoy, aunque sólo fuera por el hecho cultural del nacimiento hace dos milenios del "Hijo del Hombre", todos celebramos la Natividad del Señor, unos más que otros, pero todos llevamos esa impronta en nuestros corazones...
Paz y bien, como dicen los franciscanos...Manuel