Disciplina, compañerismo y sacrificio. Esos son los valores de un campeón de España de judo como Alejandro Martínez, sargento del Ramix-30 de Ceuta. Una hazaña en La Coruña que le dio el oro en la categoría de menos de 81 kilos. De casta le viene al galgo y es que desde los cuatro años comenzó a soñar con este deporte junto a su padre. El Faro + Deportivo habla ahora con él.
“Él era profesor de judo y con cuatro añitos me cogió y me puso en un tatami y desde entonces no lo he dejado. Me ha inculcado todo en el judo, ha sido mi entrenador, ha estado siempre conmigo y la verdad es que me apoya muchísimo, tanto mi padre como mi madre”, se emociona el sargento.
Una hazaña en La Coruña que le dio la semana pasada el oro en la categoría de menos de 81 kilos. “Me fui de aquí hace dos fines de semana. Primero nos concentramos en La Coruña todo el equipo de tierra y estuvimos entrenando. Y de ahí ya al fin de semana pasado, que fue el campeonato. El lunes fue el pesaje, el martes la competición individual, el miércoles por equipos, el jueves un pequeño entrenamiento y el viernes entrega de medallas y clausura de la competición”, recuerda.
Refleja la humildad de un campeón satisfecho con su rendimiento. “La verdad que ha ido muy bien, pero la competición individual ha sido la más complicada. En el individual, mi peso era más complicado, había mucha gente y bastante nivel. De nueve combates que he hecho en total, tanto por equipos como por individual, he ganado todos menos uno, que fue el primero. Pero no valía para nada porque era como una liga y pasaban los dos mejores. Pasé como segundo mejor y en las semifinales gané, y en la final volví a repetir con el que me ganó al principio”, bromea.
"A mis amigos cuando salían de fiesta, les tenía que decir que no podía salir porque tenía una competición"
Los valores que tiene el judo “no los da otro deporte” y Alejandro Martínez los extrapola también a su trabajo dentro del Ejército. “La disciplina es muy importante; el compañerismo, el judo nunca se practica solo, siempre necesitas a un compañero; el sacrificio. A mis amigos, cuando salían de fiesta, les tenía que decir que no podía salir porque tenía una competición o porque debo seguir unas ciertas normas de nutrición. Hay que tener un pesaje y seguir una cierta nutrición. No puedo comerme todos los días una pizza, aunque me encantaría”, se ríe.
Una lucha constante por mejorar y por conseguir más títulos. Ese espíritu del sacrificio lo aplica en su día a día. “Por las mañanas trabajo y por las tardes me voy a entrenar al gimnasio. Tengo mi instrucción física en mi trabajo, pero la musculación y el judo lo practico en el gimnasio. Llego a las cinco aproximadamente y hasta las nueve y media no me suelo ir. Y eso de lunes a viernes y sábados por la mañana también. Es una constancia y si se tiene constancia, se puede”.
Aunque al ser deportista de alto rendimiento, lo tiene algo más fácil. “Deportista destacado masculino es un trofeo que me dieron. Se reúnen todos los entrenadores de judo de la Guardia Civil y el Ejército de Tierra y eligen a un masculino y me eligieron a mí por mi peso y por todos los combates que hice. Gracias a eso soy ahora deportista de alto rendimiento y eso hace que tengas una especie de privilegio para poder ir a cualquier competición o para entrenar. Aun así, nunca he tenido problema porque la unidad siempre me ha facilitado todo. Para mí es un orgullo que el Regimiento de Artillería 30 cuente con un deportista de alto rendimiento y ellos también se sienten muy orgullosos de mí”.
También se confiesa un enamorado de Ceuta, aunque nació en Jaén. “Vine a Ceuta porque quise venir a Ceuta. Es una ciudad en la que nunca había estado y me llamaba la atención. Ceuta al ser chiquitita todo el mundo se conoce y me han acogido muy bien. Siempre te encuentras a alguien con quien hablar y mis compañeros son mis amigos. Es una ciudad que te lo da todo”.
Alejandro Martínez creció en un tatami y eso fue gracias a su progenitor: “Mi padre me enseñaba todas las tardes y compaginaba el fútbol con el judo. De pequeño, lo típico, no quería ser Cristiano Ronaldo, pero sí Raúl. Pero al final, me decanté por el judo. También cuando llegas a cierta edad, con los estudios, con el deporte, llega un momento que tienes que decantarte y elegí el judo porque es lo que más me gusta”, señaló visiblemente emocionado.
Su madre, al igual que su padre, también es su mayor seguidora. Aunque también la que más sufre cuando lo ve encima de un tatami “Mi madre es la que lo sufre porque me ve desde la televisión o por internet y es la que siempre está preguntándome cómo me ha ido. Pero mi padre me dice que tenía que haber hecho esto o lo otro, más como entrenador”, confiesa.
Le gustan todas las artes marciales y también el kárate. “En Ceuta se echa de menos que haya particulares de judo porque si un niño de pequeño hace judo, lo normal es que de mayor continúe. Antes de ser militar, fui profesor de judo. Si desde pequeño se inculca esta modalidad, se podrá sacar buenos judocas”.
Martínez entrena en el Club Ushiro.
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