Aún a la espera del último informe de la autopsia, la familia del bebé de dos meses que falleció el pasado 6 de diciembre de meningitis en el Hospital Universitario de Ceuta se plantea iniciar acciones legales contra el Ingesa (este es el primer caso, distinto al del niño de 3 años que asistía a guardería y que murió el pasado sábado). Creen que “no se le dio la importancia suficiente al bebé” y que esta situación derivó en su fallecimiento. Las tías paternas del pequeño narran que una vez que tengan el informe de la autopsia, reunirán todas las pruebas y documentos que tienen y acudirán a un médico técnico para que las analice y determine si hubo negligencia por parte del personal sanitario que atendió a su sobrino.
Explican que el día 5 de diciembre por la tarde, debido a que el niño no paraba de llorar, acudieron a Urgencias del Hospital Universitario. Una vez allí, y tras hacerle una analítica de sangre cuyo resultado, supuestamente no reveló aspecto alguno de gravedad, el diagnóstico del facultativo que le atendió fue que presentaba un cuadro de gases, recetándole unicamente Aerored y dándole el alta. “El niño entró llorando y se fue llorando”, apuntan las tías del menor.
Al parecer, el pequeño seguía en la misma situación, sin dejar de llorar, por lo que el viernes 6 de diciembre, después de la toma del biberón de la tarde, la madre del bebé junto con los abuelos de este acudieron de nuevo a Urgencias del HUCE para insistir que su pequeño seguía mal. “Se quejaba de la barriga”. En esta ocasión, además de una analítica, le hicieron placas.
En ese momento, la doctora que les atendía les comentó tanto a la madre como al abuelo, que estaban dentro de la consulta, que tenían que salir porque se le iba a coger una vía al niño para suministrarle el suero. En ese espacio de tiempo en el que se separaron del bebé, que duró cerca de 30 minutos, llegaron al hospital más familiares. Extrañados por la situación y al escuchar que el niño no lloraba, se asustaron y una de las tías abrió sorpresivamente la puerta. “Había tres personas reanimándolo. Me dijeron que tenía que salir y cerraron la puerta con pestillo”, explica una de las tías que presenció lo ocurrido.
Fue minutos después cuando uno de los médicos salió al pasillo y le comunicó a la familia que “el niño está muy grave”. Durante hora y media permanecieron junto a la puerta sin saber qué estaba ocurriendo y con el nerviosismo propio después de haber visto al pequeño en parada cardiorespiratoria.
Tras ese intervalo de tiempo, la doctora salió y se dirigió a todos los familiares presentes, comunicándoles que el bebé había fallecido a causa de una hemorragia pulmonar, que según se especificó después en el informe, derivó en una “muerte súbita de causa primaria desconocida”. Aunque reconocen estar en shock todavía, las tías exigieron ver al bebé, “pero nos respondieron que tenían que prepararlo”.
Una vez preparado, antes de entrar, “vino la enfermera y nos dijo que estaba como dormido”, recuerdan las tías, y así lo vieron. No obstante, se extrañaron de que en las paredes y en el baby hubiera sangre, además de percibir que tenía un hilo, también de sangre, que le salía de la nariz, supuestamente, producto de la hemorragia pulmonar que le causó la muerte.
Fue uno de los familiares los que al abrir la manta que lo cubría vieron los hematoma en el cuerpo del pequeño, momento en el que el personal le dijo que no podían destaparlo. Apenas a los 10 minutos se presentó la médico forense, quien les explicó que estaban en su derecho de practicarle la autopsia.
Sumidos en el dolor que conlleva la pérdida de un ser querido, el sábado 7 lo enterraron.
No fue hasta el martes, tres días después, cuando se ponen en contacto con toda la familia desde el Área de Epidemiología de la Consejería de Sanidad de la Ciudad. Los citan para el miércoles y piden que vengan todas las personas que estuvieron en contacto con el bebé antes de fallecer y que llevaran consigo las cartillas de vacunación. Fue el personal de Epidemiología quien les comunicó que el pequeño había fallecido por meningitis tipo B, sorprendiéndose de que el Hospital Universitario no se hubiera puesto en contacto con ellos.
Fue allí donde se enteraron que en las pruebas de sangre que le hicieron al bebé, ya después de fallecer, arrojaban que tenía meningitis, aunque no se lo comunicaron. Desde la Consejería de Sanidad activaron el protocolo ante estos casos y los vacunaron a todos, además de recetarles la medicación pertinente.
El susto llegó apenas una semana de la muerte del bebé, cuando el hermano de éste presentaba fiebre alta. Acudieron al HUCE y “en la misma habitación donde murió su hermano” lo atendieron y “esta vez sí activaron el protocolo por meningitis”. “Lo aislaron y después de todas las pruebas nos dijeron que no era meningitis, pero no nos dijeron qué tenía, no lo sabían”. Pidieron el alta voluntaria y en un médico privado ya le diagnosticaron bronquitis.
La familia cree que la muerte del bebé se debió a la “falta de interés” que mostraron desde la primera vez que acudieron a Urgencias un día antes de que muriese. Además, lamentan el trato recibido, asegurando que “no hubo empatía”. Salvo la enfermera que les dio paso para ver el cuerpo, no recibieron ninguna ayuda psicológica para asimilar el momento en el que le comunicaron que estaba muerto. Por ello están a la espera de recibir el último informe, el de la autopsia, para analizar si hubo negligencia o no en el caso de este menor e iniciar acciones legales. “No lo hacemos por el dinero, no nos hace falta, lo hacemos para que se sepa la sanidad que tenemos y que esto no se repita”, reclaman las tías del bebé.
En primer lugar, desde el Ingesa quisieron lamentar el fallecimiento del bebé y recordar que los médicos actúan bajo el Código de Deontología para atender y diagnosticar pacientes, “por lo que se le ofrece la mejor atención disponible”. Argumentan que las enfermedades comienzan habitualmente con síntomas inespecíficos, por lo que el diagnóstico que se da en Urgencias “es un diagnóstico de presunción”. En la misma línea, inciden que siempre se les especifica que si empeora el paciente acudan de nuevo a Urgencias. Es ante la aparición de nuevos síntomas cuando se deciden realizar pruebas complementarias más específicas para llegar a un diagnóstico definitivo. En este caso, especifican, “se pusieron a disposición todos los medios diagnósticos y terapéuticos disponibles, por lo que en ningún momento hubo mala praxis”. Recuerdan también que la “morbi-mortalidad de la patología que presentaba el paciente es muy alta”, concretamente del 90%, según datos estadísticos. Agregan que el protocolo a seguir en estos casos es informar a la Consejería de Sanidad y es ésta quien realiza las actuaciones ante familiares y entorno cercano. Ingesa hace asistencia sanitaria y realización de profilaxis de la enfermedad a los trabajadores en contacto con el paciente. Insisten en que, hasta el momento, salvo el niño de tres años que falleció el pasado sábado, no se han presentado más casos en Ceuta.
Tanto la Ciudad Autónoma como el Ingesa tuvieron que salir del paso sobre los rumores y bulos que se han extendido por redes sociales de supuestos nuevos casos de meningitis, después de la segunda muerte por esta causa, que se dio en un menor de tres años el pasado sábado. Desde la Consejería de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través de las redes sociales del Gobierno de la Ciudad, negaron los rumores que se están propagando en relación con el caso de meningitis que se ha registrado en nuestra ciudad.
“No es cierto que se hayan diagnosticado nuevos casos a fecha de hoy. Si uno de estos mensajes te llega, no lo compartas. Gracias a ello, evitarás que este tipo de publicaciones se difundan a través de las redes sociales y ayudarás a combatir informaciones falsas. Y recuerda, consulta e infórmate siempre a través de los canales oficiales”, publicaban en el día de ayer. El mismo mensaje lo compartía Ingesa, negando que se hubieran atendido más casos en los centros médicos de Ceuta.
Y es que en varios grupos de Facebook, y también, a través de Whatsapp, se daba por confirmado hasta tres casos más, algo totalmente incierto y que las autoridades han tenido que desmentir para no provocar más alarma social de la que ya existe.
De igual manera, desde la Ciudad niegan que haya relación entre los casos de meningitis que se han suscitado y el hecho de que los colegios hayan pedido copias de las cartillas de vacunación a partir de este martes.
No obstante, la alarma ya se ha extendido y el propio Colegio de Farmacéuticos de Ceuta ha reconoció a El Faro que la demanda de vacunas de meningitis se ha disparado desde que se dio a conocer la muerte del último menor. De hecho, las oficinas de farmacia se han tenido que preparar para no quedarse sin ellas.
Aunque se compra en la farmacia, es subcutánea y la debe de poner un profesional sanitario. En lactantes son dos o tres dosis, y en los demás grupos de edad son dos dosis que se deben poner con, al menos, un mes de separación. La pauta de administración es según la edad.
Su precio, confirman desde el Colegio de Farmacéuticos, es de 103 euros, aunque se necesita una receta médica para comprarla. Ciertamente es una vacuna, como otras, que no está incluida en el calendario vacunal, pero que se puede conseguir de manera particular e incluirla en la cartilla junto con el resto.
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