La sociedad ceutí llora este domingo la pérdida de Manuel Alcalá, que falleció este sábado en Ceuta cuando restaban solo unos días para que cumpliera los 102 años.
Hace sólo un par de años, Manuel Alcalá participaba inaugurando el Club de Mentores de las Asociación de Mujeres Profesionales y Empresarias contando ya 100 años, destacando los beneficios de seguir activos: “De algo pueden servir los relatos de alguien que ha trabajado durante tanto tiempo como yo”.
Manuel, entonces ya centenario, confesó que lo suyo no era “estar cara al público” pero que estaba muy feliz de poder aportar su conocimiento y ayudar a los demás ahora que estaba “retirado de la actividad”.
Aunque se formó como maestro de enseñanza Primaria, su puesto más significativo fue el de gerente de la imprenta Imperio, cargo que ostentó durante más de setenta años. “Después de tanto tiempo tratando con públicos de diferentes tipos algo habré aprendido”, bromeaba Alcalá.
A los que lo conocían o tenían la oportunidad de encontrarse con él en distintos foros, les daba un sabio, “el trabajo es salud”. En sus propias palabras, trabajar “es lo que nos mantiene activos y alerta en la vida”. Afirmaba orgulloso que esa premisa le había acompañado a lo largo de su vida y lo que parece ser el secreto de su longevidad. Quiso matizar que el continuo contacto con personas que “demandan cosas distintas” le permitió ver diferentes puntos de vista respecto a una misma cosa, algo que le otorgó de habilidades también para su vida personal.
El sepelio se celebrará esta tarde de domingo a las 18 horas en el Velatorio Municipal de San Amaro, donde se recibirá y despedirá el duelo. Posteriormente será trasladado al cementerio de Santa Catalina.
“Dentro de la industria de las artes gráficas ha habido un movimiento tremendo desde que se inventó”, expresaba al referirse a todas los cambios a los que se ha enfrentado durante su labor en la imprenta que antes fue de su padre y que todavía está en funcionamiento en Ceuta. Narró cómo logró ahorrarle a la empresa 400.000 pesetas de la época simplemente observando cuál era la nueva maquinaria del mercado en un viaje a Alemania con su socio de Tetuán. “Observar es importantísimo, también a la competencia”, insistió Alcalá. A propósito de esta anécdota, recordó al público cuándo la imprenta fue intervenida por la Falange en 1937 y devuelta en 1942 coincidiendo con su llegada a la ciudad autónoma y el inicio de su paso en la empresa.
La historia de Manuel está repleta de casos de éxito, superación, errores y desventuras que le llevaron a evolucionar profesionalmente y de alguna manera también contribuyeron al desarrollo de su empresa y del sector de las artes gráficas en Ceuta.
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