En algunos ámbitos sanitarios ha comenzado a entregarse lo que se denomina “factura sanitaria en la sombra” con el objeto de concienciar a los usuarios del sistema sanitario sobre el coste real de los servicios que se les ha prestado, y así justificar ante los ciudadanos dónde se va el dinero. Básicamente se le entrega al paciente, junto con su alta sanitaria, una carta en la que se apela a su conciencia, y se le informa del gasto que ha ocasionado al gobierno con el tratamiento de su dolencia. Es decir, ahora estos endurecidos dirigentes aumentan más el gasto con personal y material para hacer esta gansada, tratando de intimidarnos y tachándonos de inconscientes de forma genérica para justificar que no les salen las cuentas.
Esto ocurre por el sentimiento que tienen algunos políticos sobre la hacienda pública. Impresión que se resume en las palabras que pronunció en el 2004 la que fue ministra de cultura socialista, Carmen Poyato: “Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie”. Menuda insensatez. Al contrario, el dinero público es de todos los contribuyentes, y recalco la palabra contribuyente. Precisamente por eso es por lo que hay que manejarlo con el máximo celo y no tratarlo como si fuera una cuenta bancaria a disposición del gobierno de turno.
Es cierto que existen abusos del sistema sanitario. Basta con asomarse por el servicio de urgencias de cualquier hospital y contemplar que se encuentra saturado, incluso bloqueado por poco más que uñeros que no permiten atender a dolores abdominales de infarto. Pero de ahí, a tomarnos a todos como hipocondriacos con cierto regusto por el masoquismo de pasar el tiempo en hospitales y ocasionar gasto al erario público, va un trecho muy largo.
No creo que nadie vaya con agrado a demandar servicios a un centro sanitario, y si esto ocurre, está claro que tiene alguna patología mental, por lo que si uno acude a estos centros, al menos tiene algún sufrimiento, aunque sea el anterior uñero, y también tiene derecho a ser atendido, lo único que habría que especificar es la forma y el tiempo para esto.
La mejor defensa que uno podría hacer de sus derechos, sería ir preparado y llevar consigo documentos como la declaración de la renta, certificado de retenciones para seguridad social, todas las facturas donde se especifique el IPSI o IVA, las facturas de carburante con desglose de impuestos, y las diferentes tasas y otros impuestos que uno viene pagando diariamente donde se detalle la nada fútil cantidad. Y cuando nos muestren la caricaturesca carta, devolverle el escrito al que haya tenido la idea de la factura en la sombra, adjuntándole todos esos documentos.
Pero, para ser justos, y si de verdad queremos concienciar a todos, sobre los gastos a los que se tiene que hacer frente con nuestros impuestos, sería interesante que también se acompañasen facturas a la sombra a algunos políticos por viajes, coches oficiales, escoltas, secretarios, despachos y un largo etcétera, fundamentalmente al gobierno socialista, que son quienes verdaderamente han permanecido inconscientes durante demasiado tiempo.
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