Esta mañana he quedado con mi amigo el geólogo Paco Pereila para recorrer juntos parte de los acantilados del Recinto sur. Nuestro objetivo era visitar el afloramiento de diorita (rocas volcánicas localizadas en este punto de la ciudad) y tomar muestras de distintos tipos de rocas y minerales para la colección geológica que quiero montar para la asignatura de Patrimonio y Turismo que hemos puesto en marcha este año en el IES Almina.
Cuando hemos llegado a Fuente Caballos nos ha recibido un día grisáceo, con el mar en retirada debido a una marcada bajamar. Según nos adentrábamos por la pedregosa senda, la suciedad se asomaba por todos los rincones. Allí donde llega el ser humano queda su huella en forma de todo tipo de residuos.
Paco y yo preferimos fijar nuestra mirada en la belleza de este tramo del litoral del que también disfrutaban algunos navegando en kayak y otros nadando sin perder de vista la costa o pescando desde las rocas.
Las rocas, en la parte más cercana a Fuente Caballos, son llamadas paragneiss, ya que su origen es sedimentario, concretamente arcilloso. Los paragneiss que asoman en estos acantilados estuvieron a más ciento veinte kilómetros de profundidad, lo que hizo que se expusieran a altísimas temperaturas. Parte de estos materiales se fundieron y los reconocemos por su color blanquecino (leucosoma), mientras que otros no llegaron a fundirse ofreciendo un color negruzco (melanosoma). Al adoptar un carácter magmático perdieron densidad y subieron a la superficie arrastrando a su paso materiales del manto, como las peridotitas del Sarchal.
En este punto de la explicación que me ha ofrecido Paco esta mañana, llamó mi atención sobre el hecho de que Ceuta es el único lugar del Rif en el que se puede observar los gneiss del Sarchal, los gneiss del Hacho y las peridotitas del Sarchal. Se puede afirmar que Ceuta es uno de los sitios con mayor geodiversidad de España, a pesar de su escaso tamaño. Por desgracia, no sabemos valorar esta circunstancia y este patrimonio geológico está abandonado y maltratado.
No resulta fácil llegar hasta el afloramiento de diorita, identificado no hace mucho tiempo por una investigadora francesa. Este hallazgo ha llamado mucho la atención entre la comunidad científica dedicada a los estudios geológicos, pues es la primera vez que se localiza este tipo de material en la región de mar de Alborán. Su presencia es la prueba de actividad volcánica en esta zona y abre nuevas líneas interpretativas sobre la conformación geológica del Estrecho de Gibraltar. Este material volcánico emergió a la superficie hace unos veintinueve millones de años, un tiempo relativamente reciente en la escala temporal geológica. La cronología del afloramiento de diorita despertó mi curiosidad por saber cuándo se conformó la Ceuta que hoy conocemos. Según Paco, esto sucedió hace 5,3 millones de años. Hay que tener en Ceuta que los primeros homínidos están datos entre los 5 y 4,5 millones de años, con lo que se puede decir que Ceuta y nuestros antepasados más remotos nacieron casi al mismo tiempo.
La exploración detallada del afloramiento de diorita nos ha permitido identificar granates y mineral de hierro y cobre, así como un gran leucosoma similar a la llamada “Vela Blanca” del parque natural del Cabo de Gata. Me ha llamado mucho la atención la referencia que me ha dado Paco sobre la explotación de estos granates en época medieval islámica, vendidos como rubíes.
De lo que tenemos pruebas arqueológicas es de la explotación de los yacimientos de hierro y cobre desde al menos el siglo V d.C, tal y como pudimos documentar hace unos años durante la intervención en la calle Antioco. Más cercano, en el tiempo y en el espacio en el que hemos estado esta mañana, era el horno de forja de cronología almorávide que estudiamos en la calle Eduardo Pérez, cerca de los juzgados de Serrano Orive. No debieron tener muchos problemas en el suministro de mineral de hierro, ya que en los acantilados próximos a la ubicación del horno aflora el mineral de hierro con un alto nivel de pureza. Esta mañana hemos dado con unos bellos cristales de hierro.
No menos atractivas son las vetas de calcopiritas que se abren pasos entre los paragneiss de esta zona, que también ha servido como cantera desde siglos atrás. La presencia de los orificios dejados por las barrenas manuales para extraer el material pétreo es abundante en las cercanías de Fuente Caballos. También hemos identificado piedras trabajadas, por lo que deducimos que eran esculpidas in situ.
El interés geológico, natural, paisajístico e histórico de los acantilados y el litoral del Recinto Sur merece un mayor cuidado que el que se le presta. Espero que estas breves notas contribuyan a la revalorización de un patrimonio de enorme importancia.