“Hay que explicarles antes de salir de casa qué se van a encontrar en la calle”

Los niños menores de 14 años sí podrán dar paseos. Al menos hasta el momento. Así lo anunció este pasado martes el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una rueda de prensa a última hora de la tarde, mientras que el mismo día la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, aseguró que los niños podrían salir acompañados por un adulto a las actividades permitidas por el decreto del Estado de Alarma, tales como ir al supermercado, a la farmacia o al banco.

En seguida, las redes sociales se incendiaron de críticas de padres que manifestaban que sus hijos quieren jugar o correr al aire libre, no ir a lugares que pueden ser más foco de infección. El Gobierno tuvo que recular de nuevo ayer. Anunció que planea que hasta tres niños puedan salir a la calle acompañados por un adulto para correr, saltar y hacer ejercicio a un kilómetro de casa, siempre respetando el distanciamiento social aconsejado por las autoridades sanitarias.

Según informaron fuentes del Gobierno, se trabaja para que la orden que regulará las salidas de los menores desde el próximo lunes permita salidas de un adulto responsable con hasta tres niños que convivan con él.

Y no solo podrán pasear: los niños tendrán permitido correr, saltar y hacer ejercicio, siempre que estén “acompañados en todo momento” por un adulto que conviva con ellos y que se hará responsable.

Las nuevas medidas tomadas por el Gobierno que permitirán la salida de millones de menores en España tendrán “aspectos positivos y negativos” en la salud mental de los niños y también de los adultos. Al menos, eso considera la psicóloga Blanca Bueno Murillo, experta en terapia sexual y de pareja, pero que también está estudiando para especializarse en los más pequeños.

Entre los aspectos positivos “más destacados”, Blanca Bueno Murillo señaló que “el poder salir a la calle después de mes y medio”, les permitirá experimentar una “gran sensación de desahogo”. Está “más que demostrado” que un paseo mejora no solo el estado físico, sino también psicológico de las personas. “Volver a respirar el aire desde la calle, pasear bajo el sol, poder caminar más allá de las cuatro paredes de casa, todo ello favorecerá el bienestar emocional de los niños”, explicó.

En este sentido, la psicóloga manifestó que para los pequeños será en cierto modo “como volver a un contexto más parecido a la normalidad”, rompiendo la rutina de todos estos días sin salir de casa.

Además, esta salida permitirá un “descanso” a la familia que se queda en casa, “ya sea a hermanos en caso de haber más niños en el hogar o al padre o madre que se queda”. Incluso beneficiará a la relación de los padres y madres con los hijos, ya que “tanto el que se queda como el que sale de casa podrá dedicarse más plenamente al hijo o a los hijos con los que esté”.

Pero a la experta le preocupan más las consecuencias “negativas” que pueden tener para los menores estos paseos puesto que “aunque nadie hable de esto, también las hay”. Según Blanca Murillo es posible que los niños “se asusten al ver las calles tan desiertas” o que “mucha gente vaya protegida con mascarillas y con guantes, pudiendo incluso no llegar a entenderlo en el caso de los más pequeños”.

Además, esta situación puede generar “agobio” al adulto que acompaña al niño “al tener que ir pendiente no solo de respetar las medidas de seguridad por sí mismo, sino también por el niño o niña”.

Pero, ¿y si el niño se encuentra con un amiguito? “Otra posibilidad es que un niño se encuentre con amigos o conocidos y quiera acercarse a saludar o a jugar con ellos, frustrándole el no poder hacerlo y no llegando a entender por qué no puede hacerlo. Su amigo no es el bichito que supuestamente está en la calle y es malo”, continuó la psicóloga.

Otra cosa que puede ocurrir es que a lo mejor los niños quieran ir a un sitio, “como por ejemplo a la playa o al parque”, y no puedan ir porque no está permitido y “no lo entiendan, se pongan tristes o se enfaden”.

Finalmente, Blanca Bueno aseguró que “efectivamente” esta medida “puede ser beneficiosa tanto para los niños como para los padres”, pero que “no debemos olvidarnos de los aspectos negativos que ya se han comentado”. Su consejo como experta es que “una buena manera de intentar compensar los aspectos negativos” sería que los padres “expliquen claramente antes de salir de casa, adaptado a la edad del niño, por supuesto, qué es lo que se van a encontrar al salir a la calle y cuáles son las normas que el niño debe respetar”.

“Hay que preparar psicológicamente a los pequeños y explicarles antes de salir de casa qué es lo que van a ver para disminuir las repercusiones psicológicas y cuidar su bienestar emocional”, concluyó.