Que nadie crea que el ataque a los terroristas del África Occidental Español llegó precipitadamente. La explicación más contundente es la de aquel gran periodista, Ramiro Santamaría, en su libro ‘La Guerra Ignorada’, donde así narra lo que él vio: “en las conversaciones que mantuve con el jefe de la Policía Especial de Marruecos, integrada por muchos elementos del Ejército de Liberación, el citado jefe, Mustafá Hassania, consideró que la situación de Ifni era tensa, y que su arreglo por vía pacífica tiene muy difícil arreglo”. Esto era en 1956. Un año después, se cumplió lo dicho por este jefe marroquí.
La situación era muy tensa
Tras la entrega del Protectorado a Marruecos, la situación tanto en Ifni como en el Sáhara se recrudecía por las exigencias del monarca Mohamed V. Aunque no eran ataques, sí eran continuas provocaciones; llegó el momento en que el entonces jefe del Estado le dirigió una carta a Mohamed V, en la cual le expresaba esto: “el intentar arrebatar por la fuerza un territorio que no les pertenece ha reverdecido entre los españoles las razones de un derecho, y estas provocaciones son por un ejército de irregulares que dirige el príncipe Muley Hassan”. A continuación de esta misiva, el jefe del Estado Mayor le decía esto: “por la fuerza habrá fuerza, pero otra cosa es que nos sentemos a negociar en términos de equidad, y se encuentren fórmulas satisfactorias para ambas partes, y con enorme razón porque así debe ser, tanto Marruecos como España, por su historia, proximidad y vecindad deben entenderse y mantener relaciones amistosas”.
La situación creada por Marruecos hacía que España correspondiese con firmeza, llegando a unos términos que lo más próximo que se vislumbraba era una guerra entre estas dos naciones. Ante ello, el jefe del Estado redactaba una minuta para el ministro de Exteriores de Francia, Couve de Murville, a quien solicitaba su alianza, y el propio ministro de Exteriores francés le confirmaba al ministro de Asuntos Exteriores español que Francia no iba a tolerar más violencia de Marruecos.
En el viaje que el Rey Mohamed V realizó por el Rif, el periodista español Ramiro Santamaría Quesada, que cubría la información para la prensa española, tuvo oportunidad de conversar con diversos jefes del Ejército de Liberación marroquí que acompañaban al rey alauita. Este periodista dedujo de lo que estos manifestaron que la resistencia marroquí consideraba que la cuestión de Ifni-Sáhara se encontraba tensa, estimando que existía un arreglo, y que desde luego nunca sería por vía pacífica, de lo que se deduce que el ataque de noviembre de 1957 estaba perfectamente planificado.
Tras los meses de guerra y el llamado “alto el fuego”, hubo momentos en los que estuvieron a punto de reanudarse los ataques por parte de Marruecos. Se detuvieron estos intentos al fallecer el 26 de febrero de 1961 el Rey Mohamed V, aunque ello derivó en constantes ocasiones en fuego aislado por parte de Marruecos sobre las posiciones españolas, fuego que era contestado con firmeza por parte de los Centros de Resistencia, diseñados por parte del Estado Mayor de las Fuerzas Militares del África Occidental Española.
Cruce de cartas entre el jefe del Estado y Mohamed V
Apenas conseguida la independencia de Marruecos, no cesaron las situaciones de provocación por parte del Reino Alauita a España. De nuevo, el periodista Ramiro Santamaría, experto historiador sobre temas de Marruecos, narra que fue testigo cuando se iba a celebrar el desfile del nuevo Ejército de Marruecos de lo siguiente: “el entonces comandante Dilimi, fallecido hace años en un oscuro accidente de tráfico aclarado por un testigo francés, que dice que vio volar por los aires en la carretera de Casablanca al aeropuerto el coche de Dilimi”. Según presenció el periodista Ramiro Santamaría: “el día que se celebraba el desfile ante el Rey Mohamed V, en el cual iban a participar oficiales españoles de la Mehala, estos oficiales españoles al final no desfilaron, provocando que el alto comisario de España en Marruecos, el teniente general Rafael García-Valiño, se negase a estar en la Tribuna con el resto de las autoridades. El entonces teniente general, Mohamed Ben Mizzian Bel Kasem, que había pasado al Ejército Real de Marruecos, pero era un gran español de corazón, convenció a su compañero, que finalmente estuvo en la tribuna presenciando el desfile. Sin embargo, sí se permitió en dicho desfile que desfilasen con las fuerzas marroquíes oficiales francesas”.
El 16 de octubre de 1960, Mohamed V enviaba un escrito al jefe del Estado español. Como siempre poco menos que con exigencias, que así decía: “la retirada de las tropas españolas de nuestro suelo nacional exige que no hay ninguna justificación. La presencia de tropas extranjeras sobre nuestro suelo no puede ser aplazada más, porque afecta a nuestra soberanía e independencia. La retirada de las tropas españolas de nuestro reino ha de ser de forma inmediata y no sujeta a cesión alguna”.
El texto de una carta del jefe del Estado español a Mohamed V, el 25 de junio de 1960, muestra la firmeza de no doblegarse a provocaciones y exigencias, y así queda demostrado en el texto de la carta que le envió el jefe del Estado español al Rey de Marruecos: “desde el mismo día en que reconocimos la independencia de vuestra nación llevamos a cabo el repliegue de efectivos que han pasado de 50.000 hombres a 4.500 solamente, y que dichos efectivos ocupan las zonas próximas a las plazas donde se encuentran acuartelamientos y almacenes. Todo ello mientras se lleva a cabo la construcción de acuartelamientos nuevos en el interior de nuestras ciudades, que estimamos estarán terminados en 1961. España no hará con ello sino contraer la permanente línea de conducta, pues siempre defendió el principio de independencia para vuestra nación, con la única reserva de que ninguna otra pudiera materializarla”.
Finalmente, el jefe del Estado español, ante el cúmulo de continuas provocaciones, en muchos casos a través de los medios de comunicación de Marruecos, le enviaba de nuevo otra carta a Mohamed V. Esta decía así: “Espero que V.M. haya apreciado la serenidad con la que nuestros órganos de difusión de prensa y radio han evitado en estos cuatro años el establecer polémicas agrias ante la hostilidad de algunos políticos marroquíes y una parte importante de la prensa de Marruecos”.